EL CASO DEL FUTBOLISTA ENMASCARADO.

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Nico decide llevarse el celular de Taviani, el cual lo había dejado en el bar, y fue a hablar con Inés pero se encuentra que su casa estaba llena de periodistas y no iba poder ingresar con el auto. Cuando estaba por estacionarse, observa un carro blanco el cual Inés manejaba así que decide seguirlo. Inés se había detenido en un geriátrico y había bajado con una bolsa en la mano. Luego de unos minutos regresa sin la bolsa y se va. Nico intenta seguirla pero gracias a un semáforo la pierda. Nico necesitaba conversar con Taviani y piensa que podía encontrarlo en el orfanato. Allí una anciana le dice que el orfanato ya no funcionaba porque Azucena, la fundadora, había enfermado y no pudo seguir cuidando a niños. A Azuecena la tuvieron que mandar a un geriátrico que resultó ser el mismo a donde Inés había ido. Además, la sobrina de Azucena era Ana, la ex novia de Taviani.

Nico decide ir a comer algo pero alguien llama al celular de Taviani. Contesta y solo escucha palabras de una mujer que decía “no puedo esperar para verte, nos vemos a las seis en la fuente Las Nereidas”. Nico decide ir hasta allá. Cuando caminaba cerca de la fuente, un carro azul con lunas polarizadas intenta arrollarlo pero justo antes decide frenar y poner marcha atrás. La presa no era Nico sino Taviani. Nico ya sabía quién era el conductor del auto y también sabía quién estaba detrás de todo ello.

Nico va al geriátrico y se entera que Azucena había tenido un derrame cerebral hace un tiempo. A pesar de que su cuerpo funcionaba su mente se había borrado. Decide verla y se encuentra que detrás de la puerta estaba la misma bolsa de Inés y adentro estaba la famosa carpeta robada. No solo estaba el contrato de Taviani sino también un segundo papel, el cual dejaba claro cualquier duda sobre el tema. Nico toma la bolsa y va a hablar con Oliveira, que ya había vuelto de su viaje. Le entrega la carpeta y le exige que llame a Galarza para que dijera que Taviani era inocente. Oliveira le dice que es es culpable. Nico le explica que Soledad había sido quien quería extraer el contrato de la carpeta que decía que si ella y Oliveira se separaban o Oliveira muriera, ella no se quedaría con la fortuna, sino que recibiría una pensión de una de las empresas de este. Para que eso no sucediera, Soledad intentó robar el contrato para así separarse y poder tener dinero de él. Soledad tenía al mayordomo de cómplice. Ella en realidad se llamaba Ana y se suponía que era huerfana, pero tenía una tia que era dueña de un orfanato en la que ella vivía y donde se había enamorado de Taviani para luego terminar con él.

Soledad sabía que Taviani aún quería por lo que le pidió que sacara la carpeta. Además, a él le convenía puesto que había un contrato de trabajo en el extranjero que él no quería. Así que Soledad se disfrazó de Inés y compró ella la chaqueta celeste. Al término del robo, este se la pasó a soledad y ella a los pocos días, disfrazada de Inés, escondió la carpeta en el cuarto de su tía Azucena. Sobre el intento de asesinar a Taviani fue por el miedo de que él hablara.

Finalmente, Oliveira accede a la petición de Nico. Antes de irse, ve por una ventana que Oliveira discutía con Soledad y que ella lloraba. Pese a ello, a Nico igual le dio pena.