El cuento del trece.

...

Probaron a encontrar la llave, pero era inútil, fueron a la puerta

principal para salir a jugar, pero también estaba cerrada, probaron a

puñetazos y patadas, pero tampoco.

Y entonces con aquel ruido, llamó la atención a Granger, que aún

no había visto a las niñas y fue en busca de ellas, orientada por el

ruido.

-¿Niñas?- preguntó Granger.

Adelain se escondió rápidamente detrás de una columna mientras

que Emily permaneció quieta hasta que vino la institutriz.

- ¿Tú quien eres de las dos, Emily o Adelain?-preguntó Granger

- Emily-contestó la niña.

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- Tendrás hambre, ¿no pequeña?- observó Granger

Emily asintió con la cabeza

- ¿Por casualidad no sabrás donde esta tu hermana?- preguntó

Granger

Emily no dijo nada.

- Bueno, no pasa nada, tú y yo nos vamos a la cocina-dijo

Granger mostrando una llave.

Y se fueron.

Yo era más difícil de dominar, así que no fui a la cocina, y a la

mañana siguiente, cuando teníamos que acudir a clase de Granger,

me contuve.

Pero Luís me cogió y me llevo a la habitación donde Emily

esperaba, dibujando nuestra casa.

- Que bien que hayas venido, hemos empezado la clase

dibujando vuestra casa.- dijo Granger.

Y le ofreció un papel y un lápiz que cogí de mala gana.

- Te puedes quedar en el suelo si así te sientes más cómoda-

observó Granger.

Y cuando se dio media vuelta para escribir algo en la pizarra le

clavé el lápiz en la pierna a Emily.

-¿Por qué hiciste eso? preguntó Lucía.

-No lo sé-contestó la señora.

Granger avisó al médico y juntos llegaron a la conclusión de que

Adelain era muy agresiva, la más agresiva de las dos.

Así que decidieron separar a las niñas para probar como se

comportaban solas.

Emily se quedó en la casa grande mientras que Adelain se fue a

casa de la vecina.

Lo que no se daban cuenta era que estaban tan absortos en su idea

que no se dieron cuenta de lo mucho que se echaron de menos las

mellizas.

Emily, que un día estaba afuera con flores, la encontró Granger:

- ¿Qué haces aquí con estas flores Emily?- preguntó Granger

- Hemos cogido flores para Adelain-contestó Emily

- No se dice hemos, se dice he.- corrigió Granger.

Pero Emily siempre decía los verbos en plural.

- No sé porque, Emily contesta en plural, como si hubiera

alguien más con ella, ¿has dejado salir a Adelain-preguntó

- No, lleva aquí todo el día-contestó

- Pues que así sea, no la dejes salir, ¿me has entendido?-

preguntó Granger- Iré a avisar a Emily de que ella tampoco

podrá salir.

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Y se fue dirección a la casa número trece, donde se suponía que

debía estar Emily.

Pero Emily estaba fuera, y no estaba sola, había una niña igual que

ella << ¿Adelain?>> se preguntó y fue corriendo a casa de la

vecina.

- ¡Te dije que no dejases salir a Adelain!-exclamó Granger

- No la he dejado salir, mírala, esta aquí, no ha salido en todo el

día.-dijo el médico

Y era verdad, la niña estaba en su cama, leyendo.

-Me estoy volviendo loca- observó Granger

- No estas loca, anda ven aquí- dijo el médico

Granger se sentó junto el médico, se abrazaron y poco a poco

fueron juntando sus labios.

Y yo miré hacía la puerta, el médico y Granger se separaron

rápidamente, pues la vecina les había pillado.

-Granger, te agradecería mucho de que te fueses de mi casa,

de inmediato. Tú lleva a Adelain a su casa y ya

hablaremos.-ordenó la vecina.

Y el médico y Granger desaparecieron, no se sabe donde fueron ni

que les pasó, pero desgraciadamente al día siguiente, cuando las

niñas se habían reencontrado,