“UNA EXPERIENCIA GRANDOTA CON ESCRITORES PEQUEÑOS”
Enviado por Mikki • 1 de Abril de 2018 • 3.173 Palabras (13 Páginas) • 346 Visitas
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Lo primero era escuchar la lectura de un cuento. Nos explicaron que dos días antes un escritor mexicano estuvo en el museo haciendo entre otras labores la donación del cuento cuya lectura escucharíamos en unos momentos. Enorme fue la sorpresa al darnos cuenta que se trataba de nuestro cuento preferido, las y los niños les platicaron que ya lo conocían, que teníamos ese libro en nuestro salón y que el escritor se llamaba Francisco Hinojosa. Al corroborar esto, las encargadas de la biblioteca del museo propusieron leer otro relato, pero para el grupo de preescolar tres siempre sería un placer volver a escuchar La peor señora del mundo, de tal manera que las y los niños realizaron la lectura y las encargadas sólo cambiaban la diapositiva.
También nos platicaron lo emocionante que fue haber conocido al escritor Francisco Hinojosa, nos hablaron de las actividades que hicieron en el museo con su visita y nos mostraron algunas fotografías. Alán dijo en voz alta: “-esa es la misma foto de Francisco que nos enseñaste en el salón maestra-”. Los demás reafirmaron lo que él había mencionado. Era evidente que las y los niños podían reconocer al autor del cuento que tanto les gustó. Al reflexionar sobre esta situación, fue inevitable imaginar lo significativo que hubiera resultado saber que el señor Hinojosa estaba en la ciudad y haber podido asistir con el grupo a estas actividades.
A partir de esta experiencia en el museo, surge la idea de trabajar con el multicitado cuento, pues era una oportunidad ideal para poner en práctica lo aprendido en los cursos y aprovechar el interés de las y los niños con respecto a la historia y las ideas que habían expuesto meses antes.
Por la tarde se elaboró una situación didáctica cuyo propósito era que las y los alumnos se convirtieran en escritores y tuvieran la oportunidad de elaborar su propio cuento, pero uno de verdad, que existiera para siempre, que no se quedara en hojas sueltas, como ocurre en algunas escuelas al llevar a cabo esta actividad. La intención era que las y los niños vivieran el proceso de cómo se elabora un libro como los que tenemos en la biblioteca y que leíamos a diario. Fue entonces cuando se les propuso inventar el cuento de La peor maestra del mundo.
Comenzamos con una lluvia de ideas, partiendo de la siguiente pregunta ¿Cómo imaginan que sería la peor maestra del mundo? El grupo daba las ideas que se les ocurrían y la maestra asistente se encargaba de ir registrando cada aportación. Cuando ya teníamos suficientes ideas para comenzar a escribir el texto, empezamos a elegir las que pondríamos en nuestro cuento; esta parte del proceso fue la más difícil, las y los chicos no se ponían de acuerdo y querían que se incluyera lo que ellos habían aportado, así que se les sugirió llevar a cabo una votación. En el pizarrón proyectamos las ideas que habían surgido, se le daba lectura a aquellas que eran parecidas y a través de la votación fuimos seleccionando, de esta manera las y los niños quedaban conformes. Con esta misma actividad que se llevó a cabo en varios días fuimos eligiendo, acomodando y reescribiendo el texto.
No esta demás mencionar que en un principio se optó por tomar las ideas que el grupo había generado y darles secuencia y redacción en casa por las tardes, pero fue imposible, ya que había que tomar decisiones sobre qué poner y qué quitar o cómo escribirlo para que la idea del alumno (a) no se perdiera y que no fuera la maestra la que inventara o cambiara la historia a su manera. La mejor opción fue hacerlo con el grupo, a pesar de que nos iba a llevar más tiempo resultó exitoso, pues ellos continuaban dando más ideas y enriqueciendo el texto.
La elaboración de nuestro cuento iba avanzando, ya teníamos el texto, ahora nos faltaba uno de los elementos más importantes: los dibujos. Así que nos organizamos para hacerlos, cuando se les pregunto cómo podríamos hacerle para incluir los dibujos, Andrea mencionó: – “tú lees y nosotros pensamos el dibujo y lo hacemos”- La idea era buena, así fue como ellos mismos se distribuyeron el trabajo, se les leía un párrafo y alguien decía – “¡yo dibujo eso!”, y “¡yo eso!”- . En esa misma jornada de trabajo los dibujos estuvieron listos.
Cada vez estábamos más cerca de terminar la elaboración. Alondra preguntó: -“maestra y ¿cómo le vamos a meter todas las palabras a estos dibujos, si están en tu computadora y son muchas?”- Fue una pregunta interesante. ¿Cómo le haríamos? Había niñas y niños que ya sabían escribir como Alan, Ángel, Jimena, por mencionar algunos, pero realmente el texto era demasiado extenso para ponerlos a transcribir.
La maestra asistente nos dio una idea, les dijo que si mejor escaneábamos los dibujos y los acomodábamos al texto sería mucho más fácil. Les explicó que es de ésta manera como se hace en los cuentos que tenemos en el salón, así ya sólo tendríamos que imprimirlo. Alondra volvió a cuestionar - “¿y cómo se meten los dibujos a la computadora si ya los hicimos en hojas?”- Al día siguiente la maestra trajo al salón un escáner, algunos niños y niñas sabían lo que era y cómo se usaba. Cuando por fin teníamos los dibujos en la computadora, emocionados las y los niños expresaron un efusivo ¡wow!
La maestra asistente se encargó de editar el cuento. Al día siguiente lo trajo al salón listo. Era el momento de verlo y saber cómo había quedado nuestro trabajo de tantos días. Lo proyectamos y le dimos lectura al interior del grupo, a las y los alumnos les emocionó mucho ver sus dibujos y sus ideas proyectados desde una computadora, pero más, darse cuenta que habían elaborado un relato como el autor de su cuento preferido.
El tiempo se venía encima y aún nos faltaban actividades de la planeación por realizar. El siguiente paso era ir a imprimir el cuento en una imprenta, pero no fue posible ya que el costo era elevado. Solo necesitábamos 22 copias, uno para cada alumno (a), uno más para la maestra y otro para donarlo a la biblioteca escolar. Para que la impresión fuera a un precio accesible debíamos imprimir por lo menos 500 copias. Al no contar con el dinero necesario para imprimir las 22 copias decidimos pasarlo en discos y dar uno a cada niña y niño. También tuvimos que hacer la presentación del libro en diapositivas, cuando lo planeado era darle lectura en físico.
En clases continuamos trabajando para preparar y organizar la presentación con los padres de familia y con la comunidad escolar. Las y los niños propusieron elaborar invitaciones, primero pensamos en la información que debían llevar éstas, luego ¡manos a la obra!. El grupo elaboró suficientes invitaciones para repartir por la
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