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“Inteligencia Emocional y su impacto en la economía de las organizaciones”

Enviado por   •  20 de Febrero de 2018  •  5.657 Palabras (23 Páginas)  •  473 Visitas

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¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

En primer lugar, presentaremos una definición del concepto Inteligencia Emocional, pues en necesario comprender su significado como punto de partida para el desarrollo del presente trabajo.

Hemos tomado como referente a Daniel Goleman, un reconocido psicólogo y profesor estadounidense graduado en el Amherst College y doctorado por la Universidad de Harvard que, también, ha desarrollado su carrera profesional como investigador y periodista publicando varios libros relacionados a la misma temática.

El autor define a la Inteligencia Emocional como un “conjunto de habilidades entre las que se destacan el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la perseverancia y la capacidad para motivarse uno mismo”[6]. Al mismo tiempo, asegura que estas habilidades pueden venir configuradas en la genética de cada individuo, y otras se pueden desarrollar durante los primeros años de vida, es decir que, si se utilizan los métodos adecuados las habilidades emocionales son susceptibles de aprenderse y perfeccionarse.

En el concepto Inteligencia Emocional se unen dos palabras aparentemente contradictorias: Inteligencia y Emoción. De hecho, etimológicamente el término Inteligencia refiere a la posibilidad de elegir las mejores opciones para resolver una cuestión; en cambio, el término Emoción significa movimiento o impulso, aquello que te mueve hacia. En otras palabras, la Inteligencia supone un pensamiento previo a determinada elección, la Emoción es dar lugar al impulso.

Asimismo, Daniel Goleman vislumbró la estrecha relación entre la idea de Inteligencia Emocional y el trabajo estableciendo la importancia de utilizar positivamente las emociones y orientarlas hacia la eficacia del trabajo personal y las relaciones con otras personas. De hecho, en un ambiente laboral de creciente profesionalización, la productividad depende cada vez más de la adecuada coordinación de los esfuerzos individuales, y la Inteligencia Emocional que permite implementar buenas relaciones con los demás, es un capital inestimable para el trabajador contemporáneo.

FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS DEL DESARROLLO DE LAS EMOCIONES

Siguiendo la línea de investigación del autor se puede comprender la relevancia de las emociones en el ámbito laboral y como éstas influyen en la mente pensante provocando un conflicto permanente entre los sentimientos y la razón.

Los pensamientos considerados sucesos sin carga emocional no desplazan fácilmente a las emociones. Por lo general, no alcanza con querer para que la ira o la angustia desaparezcan.

Cada persona viene al mundo con un conjunto de reacciones automáticas. La experiencia adquirida y el ambiente influyen y moldean la genética de modo que permiten construir respuestas y manifestaciones frente a los estímulos que aparecen. Frente a este complejo panorama, y gracias a la técnica del escáner cerebral, se ha podido observar la evolución del cerebro a lo largo de miles de años.

La parte más primitiva del cerebro es el tronco encefálico, que regula las funciones vitales básicas, cercano a éste, se desarrolla el sistema límbico encargado de manejar las emociones, el aprendizaje y la memoria, entre otros. Este sistema permitió a las personas adaptarse a los constantes cambios y desarrollar la capacidad de identificar amenazas, manejarlas y defenderse de ellas. La amígdala se encuentra dentro de este sistema, se caracteriza por ser una estructura pequeña con forma de almendra, en la cual se depositan los recuerdos emocionales. Al estar la amígdala integrada al cerebro es posible comprender el significado emocional de los hechos que rodean a las personas, sin ella, tendrían dificultad para reconocer las situaciones vividas, el valor asignado a ellas y podrían incluso perder la memoria.

Ubicándose dentro de este depósito de emociones, se fue gestando hace miles de años, el neocórtex: la región cerebral que diferencia a las personas de las demás especies y en donde yace todo aquello que caracteriza a los humanos. El pensamiento y la reflexión encuentran su origen en estos tejidos neuronales, permitiendo de esta manera planificar hacia el futuro y desarrollar estrategias afines. Posibilitando la supervivencia a lo largo de miles de años de las personas y las organizaciones.

El sistema límbico al interactuar con el neocórtex, posibilita ampliar las reacciones ante los estímulos emocionales.

Estudios neurológicos realizados por el National Institute Of Mental Health, concluyeron que la primera región cerebral por la que pasan las señales sensoriales procedentes de los ojos o de los oídos es el tálamo, cuya función es la de distribuir los mensajes a otras partes del cerebro. De allí, las señales son enviadas al neocórtex, en el cual éstos mensajes son ponderados a través de circuitos cerebrales, permitiendo obtener una noción de lo que está pasando y así, emitir una respuesta adaptada al acontecimiento en cuestión, luego en sintonía con los lóbulos frontales, realiza el trabajo de comprensión y organización de los estímulos, a fin de generar una respuesta analítica y proporcionada, enviando señales al sistema límbico para que se encargue de producir e irradiar respuestas hormonales al resto del cuerpo. De esta manera es como el cerebro funciona la mayor parte del tiempo.

Pero existe también una estructura neuronal, la cual mediante un camino secundario comunica de forma directa el tálamo con la amígdala, permitiendo que ésta reciba señales directamente de los sentidos, incluso antes de que sean recibidas por el neocórtex. Como resultado, las respuestas que nacen de la amígdala son inmediatas y no cubren en su totalidad la comprensión de las situaciones que se presentan.

La conexión que existe entre la amígdala y el neocórtex permite formular el sustento neurológico de la Inteligencia Emocional. Para ilustrar esto, existe un caso en el cual un individuo sufre un cambio radical en su conducta luego de una intervención quirúrgica. Sus capacidades intelectuales estaban intactas pero había perdido conciencia de sus propios sentimientos, perjudicándolo en su vida cotidiana. Luego de diferentes estudios, se había concluido que durante la operación se habían comprometido algunas conexiones nerviosas de la amígdala con otras regiones del neocórtex.

Se advierte entonces el rol fundamental que juegan las emociones y la manera que éstas intervienen en la toma de decisiones diarias. Estas emociones colaboran brindando la seguridad necesaria para elegir entre varias alternativas frente a los acontecimientos que se

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