Escrito sobre la lectura

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En la entrevista realizada a Estanislao Zuleta por parte de Hernán Suarez me surgen las siguientes impresiones:

Realmente la educación en la actualidad reprime el pensamiento, porque solamente se enfoca en “transmitir conocimientos y resultados de procesos que otros pensaron” (Zuleta, La educación, un campo de combate, 1985), solamente se enfocan en bombardear con información “confundiendo educación con información (Zuleta, La educación, un campo de combate, 1985), que el estudiante absorba todo sin cuestionarse el por qué y para qué de lo que se es, y de lo que se hace.

La educación se propone como objetivo “prepararlo como un empleado del capital, por lo tanto, lo importante no es que piense o no piense, sino que haya logrado manejar determinadas habilidades que permitan producir resultados determinados”. Lastimosamente se ve a la persona como una máquina o “mercancía”[7] destinada a ser una fuerza de trabajo que cumpla una función específica con una actitud de sumisión total y “renuncia a toda iniciativa”[8].

Prácticamente somos esclavos no de un alguien sino de un algo, el mercado, que se convierte en el “gran planificador” como lo dice Zuleta (1985), y jerárquicamente desde la gerencia hasta el obrero, estamos dedicados exclusivamente a obedecer y ejecutar las conveniencias del capital a su antojo. En el sistema educativo actual la gente adquiere disciplina, incluso de hacer algo que no le gusta por “miedo a perder el año o el puesto”[9], y en este orden de ideas, todo aquel que osare cuestionarse y ser un hombre racional, sería catalogado como “desadaptado”.

Rescato mucho el pensamiento del autor frente al desarrollo humano, ya que ciertamente hemos caído en el error de tomar la técnica como punto de referencia para determinar el progreso en el desarrollo del hombre en todos los aspectos de la vida. Y esto únicamente hace de la educación una represión, contrario a lo que era en la antigua Grecia, donde se vivenció la libertad de pensamiento, sin opresiones de índole religiosa o política, permitiendo así ejercer la verdadera filosofía más allá de notas o títulos académicos. por gusto y pasión por lo que se hace.

Por último quiero comentar que estoy parcialmente de acuerdo con lo que dice el autor frente a las alternativas para la educación actual, ya que, si bien “el sistema solo se derrumba cuando no estemos adaptados todos, teniendo que inventar una nueva humanidad con un sistema vivible (Zuleta, La educación, un campo de combate, 1985), pienso que no es esperar a llegar a ese punto tan extremo de que prácticamente todo colapse, sino que más bien, podamos desde la raíz, desde la base de la pirámide, con ayuda de los maestros formadores “cambiar el chip” a las nuevas generaciones promulgando un mundo donde se pueda cuestionar el por qué de las cosas, y permitiéndole al niño o al joven explorar, investigar, indagar, buscar y pensar acerca de los diferentes ámbitos y realidades de la vida, en las distintas áreas del conocimiento del hombre, dejándolo descubrir por sí mismo cuál de todas ellas es la que le inquieta y le llama la atención, para así poder dedicarse no a lo que le imponga la sociedad, sino a lo que realmente le apasiona.

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