Teoría Pura Del Derecho. Hans Kelsen

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Se me ha hecho notorio a través del texto de Kelsen, que el derecho en su máxima expresión así como lo ha definido el autor, se encuentra lejos de los que vivimos hasta ahora en nuestro país; el escrito se ha esmerado por darme a conocer lo cierto de las leyes y la importancia que tiene la aplicabilidad de las mismas en el ordenamiento jurídico colombiano. Me ha causado nostalgia, el hecho de tener ante mí tantas verdades citadas en el libro, que no se cumplen en la actualidad; he podido encontrar razones para luchar en pro de la justicia al sentirme identificado con varias líneas y expresiones bien estructuradas de Kelsen, pero aún siento impotencia al ver que el campo jurídico no ha desarrollado controles suficientes para conceder a cada individuo lo que la ley le ha permitido. Y es que es de eso se trata la justicia – dar a cada quien lo que le corresponde- entonces: ¿por qué es tan difícil respetar los derechos de los demás en la sociedad actual?- si bien es cierto, durante mi tiempo dedicado al estudio del derecho, he podido descubrir poco a poco que en Colombia, permanece un derecho positivo de alta cobertura en procura de las garantías de los derechos del ser humano; lo precario y lamentable, es que a pesar, de que nuestro país cuenta con un amplio conjunto de normas que pretenden regular la conducta del ser humano, nos encontramos lejos de las disposiciones plasmadas por Kelsen, pues los órganos competentes para la aplicabilidad de la norma se encuentran permeados por la corrupción, lo que ha representado el foco principal del retroceso de la conducta adecuada de cada integrante de la sociedad.

Convivimos en el siglo XXI, y lo esperado en materia de equidad, bienestar y justicia no ha evolucionado de la forma anhelada; cada vez se crean más normas para las conductas del hombre, pero el hombre, cada día muestra menos respeto por el orden y la convivencia; de manera constante se presentan vacíos normativos, interpretaciones erradas y arbitrariedades, que dejan fuera de base a los órganos encargados de la vigilancia y aplicabilidad de las disposiciones legales. La sociedad por su parte no escatima esfuerzos en destruir sus propias comunidades, todo con el objeto de brindar mayor apoyo a unos pocos y volver vulnerable al pueblo, ahora bien - si la soberanía reside en el pueblo ¿por qué el pueblo siente temor de sus gobernantes? En este caso, es importante traer al contexto la realidad jurídica en Colombia; vivimos con miedo al uso reiterativo de la fuerza – y cuando digo fuerza, no me refiero a la capacidad de las normas, sino a la violencia física que desangra al pueblo – pues lo han mencionado todos los medios de comunicación al dar por sentado que el conflicto armado interno ha ocasionado lesiones irreparables a los colombianos; y se llaman irreparables porque no existen sustitutos para las vidas perdidas y la naturaleza destruida, porque no hay equivalente a un familia, cuando la violencia ha separado miembros del hogar, cuando el futuro que hemos querido forjar para los niños y los jóvenes, se ha quedado en buenos deseos y hechos incumplidos. Es por esto que necesitamos de manera urgente que la calidad en la aplicación de las normas tenga mayor efectividad y avance; de allí que se adopte la creación de sanciones con las que se pueda generar prevención en los actos ilícitos, pues si bien nuestras bases jurídicas se han centrado en las pautas del derecho natural, es importante que los castigos dispuestos como equivalentes a las conductas prohibidas por el derecho positivo sean creadores de derecho y no de vulneración de derechos. La sanción por su parte cumple un papel fundamental en la regulación del orden estatal, ya que se ha conformado como la retribución que merece cada individuo que vulnere una disposición legal a través de sus actos; por tanto, podríamos hablar de la responsabilidad que tiene el pueblo no es solo de cumplir las leyes, sino de velar porque las normas se encuentren encaminadas a proteger con mayor fuerza, los intereses colectivos y no los de las minorías; no porque no sean importantes los intereses de las minorías, sino que la colectividad genera fuerza, unión y solidaridad. Ahora bien - ¿cuándo se es responsable por un acto acreedor de sanción? – es este pues, un momento significativo, porque, se ha de determinar que es necesario que los individuos conozcan las conductas prohibidas y aquellas permitidas por el ordenamiento jurídico, siendo facultados a través de la capacidad para adquirir obligaciones y derechos, que convierten a cada persona en un centro de imputación a excepción de quienes no reúnen las cualidades necesarias para ser sancionado, basados en el “deber ser” y siempre que un hecho se encuentre determinado por una norma jurídica.

La comprensión del texto abre puertas del conocimiento que enlazan cada una de las asignaturas que he aprobado con satisfacción durante el tiempo que he permanecido en la universidad, así pues, ha sido el mismo Hans Kelsen, quien a través de su obra ha hecho un llamado en mi para dar cuerpo a una estructura mejor formada de lo que debe ser la justicia y el derecho. Recuerdo bien el contenido que cada docente ha expuesto para dar luz a cada uno de los dicentes que hemos hecho parte de su enseñanza, de allí, que haya valorado de manera significativa el recorrido que he tenido durante los tres semestres cursados hasta el momento del programa de derecho. Ahora comprendo bien la insistencia del profesor Víctor Hugo, cuando en sus clases de Filosofía del Derecho, nos lleva hacia un camino de búsqueda de la verdad, así como Kelsen, pues no es suficiente quedarnos con el conocimiento impartido, sino que cada estudiante debe hacer uso de los recursos que tiene a sus disposición: textos, películas y experiencias que enriquecen la vocación de quienes han emprendido el camino hacia la justicia. Es particular y muy notorio, que a lo largo de mi escrito he centrado mis postulados en la justicia, y es que es quizás un motor que me mueve a indagar, a descubrir y a mantener una sed de conocimiento no sólo en la búsqueda de la verdad sino en la permanencia de la igualdad que la ley pretende dar a la sociedad.

No encontramos actualmente ante un mundo exigente, que busca así como el autor de la obra “La Teoría Pura del Derecho”, que los pilares de la sociedad se encuentren siempre soportados de manera adecuada y que se mantengan siempre firmes, pues encuentro en la lectura una guía óptima para genera derecho y garantizar cada merecimiento de las personas. Estoy convencido al igual que Kelsen, que siempre habrá un motivo para querer permanecer bajo sus conceptos, sin necesidad de tergiversarlos, ni de acudir a invenciones innecesarias, pues las pautas dadas por el escritor son fiel reflejo de que lo debiera presenciarse en la vida cotidiana, pero