¿Pueden las máquinas desarrollar sentimientos? ¿Qué pasaría en ese caso?

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Existen ya usos menos románticos del amor en un robot como los de la empresa japonesa Roxxxy, que crea IAs orientadas hacia el sexo, que puedes programar a tu gusto, que sean dominantes o dominadas, que quieran o no quieran tener relaciones contigo, etc.. A estos androides se les está dando un uso cuya polémica está servida: hacen robots que son como niños y niñas, también programables, con la intención de evitar la pederastia, complaciendo oscuros deseos con un robot y evitando posibles sufrimientos innecesarios.

Ahora, ¿qué pasaría si las inteligencias artificiales fuesen creadas por categorías, es decir, algunas para fines humanitarios, otras para convivir, otras para realizar tareas…? Es probable que una máquina consciente de lo que es se niegue a permitir que se esclavice a sus iguales, ya que al haber un nuevo tipo de ser, con funciones distintas, habría también un sentimiento de discriminación hacia ellos, porque un robot capaz de sentir tristeza puede sentirse maltratado, como un inferior, y creer que al ser igual a nosotros, debe ser tratado como tal; sin duda seríamos más que sus “dioses” y creadores.

¿Somos verdaderos dioses si creamos inteligencia artificial? En la mayoría de las distopías en las que el creador es tratado como un superior, los robots hablan de él como de un creador (refiriéndose a un Dios) o como de un padre. Las máquinas no siempre le tienen demasiado cariño al creador, de hecho la mayoría de los libros y películas acaban con una revolución de las IAs, que son muy fuertes al tener “cerebros” que se coordinan muy bien y cuerpos hechos de titanio y metal.

¿Es posible una revolución de las máquinas? Según las historias de ciencia ficción que tratan este tema, sí, es perfectamente posible una revolución en caso de que las máquinas sean capaces de aprender y de tener sentimientos, como la ira o la tristeza, que las motiven a llevar a cabo un levantamiento contra los creadores y los superiores, que en este caso seríamos los humanos. En caso de ser tratados como iguales desde un principio, sólo harían falta sentimientos como la ambición y la codicia para que los robots quisiesen llevar a cabo una revolución y alzarse con el poder.

Para terminar, volveré a las preguntas iniciales; ¿Pueden las máquinas desarrollar sentimientos? ¿Qué pasaría en ese caso?

Pues como se ha podido comprobar, es algo que hoy en día parece ficción, pero no es necesario que un robot verdaderamente “sienta”, si es capaz de saber cómo reaccionar a cada estímulo y simular cada sentimiento. Si un androide pasa el Test de Turing, o bien siente de verdad, o bien consigue imitar los síntomas, por qué no confiar en que podrían desarrollar sentimientos. Probablemente serían algo más que un mero entretenimiento.