Conducta Opcionista y desafiante
Enviado por karlo • 22 de Noviembre de 2017 • 2.051 Palabras (9 Páginas) • 334 Visitas
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Valor
En la situación se manejan mas antivalores que valores se mostrarán una lista de los valores que en todos los casos son antivalores
- Respeto
- Solidaridad
- Tolerancia
- Igualdad
Expresividad
OBJETIVOS:
1. Disminuir el número de conductas desajustadas
2. Aumentar la tasa de conductas adaptadas
- Ante un plan de modificación de conducta es probable que durante los primeros días de actuación las conductas desadaptadas aumenten. Ello se debe a los intentos que seguramente hará el alumno con el fin de seguir recibiendo la misma tasa de recompensas o atención social (hacerle caso, llamarle la atención, reñirle,…) a que está acostumbrado. Si esta situación se produce, es necesario que el profesor mantenga una actitud consistente, y no ceda a los intentos que el niño haga para conseguir sus objetivos. Si esto se lleva a cabo estrictamente, la conducta descenderá progresivamente.
- En un principio es preciso centrar la intervención en un número reducido de conductas inadecuadas, sin pretender modificar simultáneamente la totalidad de conductas desajustadas.
- Se debe limitar el número de órdenes (sermonear de forma reiterativa es totalmente contraproducente).
- Las órdenes deben darse en tono firme, pero no agresivo, en voz baja, asegurándose de que el alumno las comprende bien (adecuadas a la edad y características del niño) con proximidad física y procurando establecer contacto ocular.
- Es necesario tener en cuenta las siguientes consideraciones con respecto a la utilización de recompensas o refuerzos positivos:
- El profesor debe seleccionar recompensas, del tipo que sea, que sean efectivas para el alumno.
- En la primera fase de actuación con el niño, las recompensas deben administrarse de forma continua (es decir, siempre que aparezca el comportamiento deseable) y progresivamente se irá disminuyendo la frecuencia a medida que el comportamiento se vaya estabilizando.
- Las recompensas deben administrarse inmediatamente después de que el niño emita la conducta adaptativa; así el niño irá comprendiendo que consigue más beneficios con esta actitud que con actuaciones atípicas.
- En el caso de que las recompensas sean materiales, o de actividad, deben ir acompañadas siempre de refuerzo social (elogios, sonrisas, acercamiento físico, gestos de aprobación, etc.).
- Es esencial que en la aplicación de consecuencias (sean positivas o negativas) los profesores sean consistentes, es decir, si se decide que a un comportamiento deteriorado le sigue una consecuencia negativa (por ejemplo, privar al niño de una actividad placentera para él) cada vez que se presente dicho comportamiento el profesor privará al niño de esa actividad, independientemente de las posibles promesas o intentos de cambio por parte del niño.
- No se deben anticipar amenazas. Es una forma de predisponer al niño a desencadenar conductas inapropiadas. Sí conviene anticipar consecuencias positivas en el caso de que la orden dada se cumpla.
- Las reprimendas y "sermones", tanto públicos como privados, son métodos bastante poco eficaces para cambiar la conducta de los niños. A veces una reprimenda pública constituye una situación en extremo aversiva para el niño, cuyos efectos más notables suelen ser el resquemor, el rechazo de la escuela y el profesor, el deseo de venganza, la incitación directa a los compañeros para que lo rechacen, y otros efectos colaterales negativos. Por otra parte, las reprimendas en privado suelen conllevar una dosis elevada de atención por parte del adulto, lo que suele resultar recompensan te para este niño.
- La conducta, actitud y expectativas del profesor con respecto al alumno son elementos esenciales para el cambio de comportamiento. Es evidente que una actitud y unas expectativas positivas sobre la posibilidad de evolución favorable de la conducta del niño contribuirán eficazmente al éxito de los intentos de cambio.
- Siempre que sea posible, deben ignorarse las conductas inadecuadas y debe prestarse atención a las adecuadas que presente el niño, por pocas que sean; esto deben hacerlo todas las personas que tengan contacto con él (padres, hermanos, abuelos, tíos, profesores, amigos, vecinos,…).
- El hecho de dar responsabilidades al alumno fomenta que se sienta importante y no tenga que recurrir a llamar la atención con conductas atípicas.
- Tanto en lo referente al rendimiento escolar como al comportamiento general del alumno debe tenerse en cuenta que el punto de comparación debe ser el propio sujeto, y no el comportamiento o rendimiento del grupo. Es decir, cualquier logro o avance, por pequeño que sea, que el niño realice, debe tenerse en consideración, independientemente de que, aún con ese avance, el niño esté lejos de alcanzar la media de la clase.
- Es imprescindible que exista coordinación en la forma de actuar por parte de los padres y diferentes profesionales que inciden directamente sobre el niño para facilitar el proceso de interiorización y generalización de normas.
La combinación de normas, pasando por alto la conducta difícil y elogiando la conducta positiva disminuye significativamente la conducta perturbadora.
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