Estudiantes Zapatistas

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EN BUSCA DE TEODOLITO ABANDONADO

Era el día 30 de enero de aquel año de 1915 y al filo de las 6 de la mañana cuando se presentaron en las flamantes oficinas de la secretaria de Agricultura de la Convención establecidas en la planta baja del ala izquierda del Palacio de Cortés, que era la que daba a la calle por la que salía el viejo camino de Yautepec y que se encuentra hasta la fecha, debajo de la modesta construcción circular levantada fines del siglo XIX.

Se hizo un recuento del equipo topográfico y se vino en cuenta que en San Mateo empujados por el amenazador “Ahí vienen los Carranzas” dejaron en la casa donde durmieron a uno de los teodolitos. Pidieron voluntarios para ver quien regresaba por el voluntariamente y Marte fue el que se ofreció junto con Alberto Garcia Truel y Bartolomé Vargas Lugo. A quienes se les proyecto un oficio en regla que les autorizaba a usar todos los medios de transporte que hubiera disponibles y solicitar a cualquier auxilio que hubiéramos de necesitar.

Se presentaron en la casa donde había sido olvidado el teodolito, lo recogieron porque nadie había puesto la mano sobre él y durmieron un buen rato, reconfortados con el fuego de la chimenea. A la mañana siguiente caminaron y abordaron el tren y en cuanto llegaron a Cuernavaca fueron felicitados por sus jefes.

DE CUERNAVACA A YAUTEPEC

Hechas las asignaciones de comisión y distribuido el equipo de trabajo, no muy numeroso ni moderno, que habíamos podido sacar, los jefes dieron orden de ir al desempeño de las comisiones salvo los que quedaban en Cuernavaca, los demás cargaron mulas y antes del amanecer salieron llenos de animo a su destino. Llegaron a Yautepec al filo de las 11 de la mañana un día que debió no estar lejos al diez de febrero de 1915, no tardaron en ver techos desplomados y muros calcinados, como testimonio irrecusable de de los incendios y de los combates que había sido teatro las antes sonrientes y espectrales Yautepec.

NUESTROS TRABAJOS

Las peripecias de la lucha armada y lo precario del control territorial sobre el que ejercían su dominio las fuerzas del sur, no permitió, hasta 1914, que se regularizaran nuevas adjudicaciones de tierras con acta de entrega en regla, la primer entrega fue en su patria en cumplimiento con las promesas de redención agraria que apuntaban el Plan de San Luis.

En julio de 1913 el general Zapata había dictado las instrucciones a que se deberían sujetarse los jefes del sur, hablándoles como si fueran faenas agrícolas de sus trabajos militares y de labor social que les incumbía ayudando a que los pueblos tomaran posesiones de los terrenos que le pertenecían, según lo previsto por el artículo 6to del Plan de Ayala.

A ellos les tocaba en 1915 celebrar juntas de avenencia, hacer deslindes, levantar planos en que cristalizara lo que en el Plan de Ayala se había prometido y el general Zapata quería cumplir. La tarea no fue fácil y más de una vez estuvo a punto de de generar encuentros armados que los hubieran tomado entre dos fuegos.

Como conclusión puedo decir que estos estudiantes tienen mucho valor al hacer lo que hicieron por sus pueblos, por defender sus tierras y ayudar a su gente, no cualquier persona en estos tiempos arriesga o da su vida por defender sus derechos, son contados y en hechos su minoría, ahora es más fácil obtener recursos por medio de ingresos o por intercambios mínimos que se les ofrecen porque se les hace más fácil, venden sus tierras valiosas y ellos mismos las trabajan por un salario mínimo tal vez ahora los asesinatos y guerras no son como en la época zapatista pero no quita que aún los haya y no se haga justicia por ello, ahora todo pasa desapercibido y se crean nubes de humo a tal efecto que las personas ya no notan que es lo que está pasando en su país y mucho menos hacen algo por defenderle.