REPERCUSIONES DEL TERRORISMO DENTRO DEL AMBITO PERIODISTICO DURANTE LAS DECADAS DEL 80 Y 90
Enviado por Ensa05 • 10 de Diciembre de 2018 • 2.042 Palabras (9 Páginas) • 294 Visitas
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POSTURAS IDEOLÓGICAS SOBRE LOS ATENTADOS TERRORISTAS EN LA SOCIEDAD PERUANA
Se desarrollaron diversas ideologías a lo largo de esta época, entre las cuales se destacan 3 posturas:
Una primera postura tildó a los perpetradores de actos terroristas de psicópatas o delincuentes comunes. Los grupos terroristas, como se puede observar son conscientes de que el terrorismo en sí mismo es una noticia de carácter político que se distancia muy mucho de cualquier otro delito. Dicha diferencia radica en sus vinculaciones políticas, al hablar del asesinato, « si es político, es una información, si no lo es, es un suceso »porque el asesinato político necesita un campo de definición y de reflexión mucho más amplio que el del simple crimen. Una nueva esfera de significación, por tanto, aúna nuevos sentidos al significado primario del crimen en sí, esfera formada por el contexto social e histórico, por la situación del conflicto y sus protagonistas, por sus antecedentes y sus consecuencias. Todo ello está ausente en el asesinato del delincuente ordinario, porque el terrorismo supone una entidad mucho más compleja, un conglomerado humano cuyas pretensiones consisten en distanciar al ciudadano del ritmo y la marcha del Estado, en alejar al hombre de cualquier lógica y de cualquier meta que sea ajena al propio grupo terrorista. (Barthes, R., 1964: 188.) Esta perspectiva fue compartida por los gobiernos y, con matices editoriales, por la prensa tradicional y los medio recuperados. Esto no aconteció por el surgimiento de una simplificación o incomprensión del tema, sino de una voluntad expresa de no darle la correspondiente legitimidad ideológica o política a las agrupaciones subversivas.
Una segunda postura asumió los actos terroristas como un fenómeno condenable que echó raíces en problemas y brechas sociales que lejos de ser atendidas fueron agravadas por los diferentes gobiernos. Esta perspectiva recusó de palo la violencia, pero dio acogida a los intentos explicativos de la misma; lo cual fue tildado de violencia estructural.
Una tercera y última postura fue la que se identificó con El Diario de Marka y junto a otros medios de comunicación de izquierda que no asumían el hecho de que los atentados terroristas se debían atribuir a actos subversivos dirigidos por algunos sectores de la izquierda, sino que debían adjudicarse a un plan soterrado de las Fuerzas Armadas para desacreditarlos.
EL PERIODISMO PROFESIONAL
Durante 1985, la prensa adquirió una desigual homogeneidad, con medios informativos de diferentes tendencias con el objetivo de informar a los ciudadanos por encima de todo.
El nuevo periodismo promovió una manera de concebir la profesión que se basaba en una ética de develamiento, ella promovía la investigación documentada que se sustentaba en la verificación de datos, el cruce de información y servía como identificación de valores de la democracia y el respeto de los derechos humanos. De igual modo debía de buscar objetividad y cultivo de la pluralidad.
MOMENTOS DIFICILES ENTRE LA PRENSA Y LOS MILITARES
La prensa y los militares tuvieron momentos de apariencia, ya que en ciertos casos donde se divulgaron abusos, atropellas, etc. fueron productos de malos entendidos y de difamación.
Es con este tipo de conflictos que se inició un proceso de violencia contra los medios, aconteciéndose más de un ataque terrorista como el de Ayacucho.
Los periodistas corrían gran riesgos pese a la validez de una libertad de prensa sin restricciones en todo el país, fueron 16 los periodistas asesinados, casi todos se encontraban amenazados y mucho fueron detenidos en diferentes momentos.
Esta actitud, que dio un vuelco en el desarrollo y estrategias del terrorismo, se vio ayudada por los avances tecnológicos de la época que suponían un gran adelanto en la grabación y transmisión de imágenes, con lo cual las noticias y los acontecimientos podían ser difundidos con mayor rapidez a mucha más gente y en muchos más países. El terrorismo no tardó mucho en darse cuenta de que ésta era la mejor vía de escape para sus actuaciones. (Martínez, S., 1993: 10).
El asesinato del periodista Hugo Bustíos Saavedra y tentativa de homicidio de su colega Eduardo Rojas Arce:
Se identifica a dos periodistas víctimas de actos subversivos: Hugo Bustíos Saavedra y Eduardo Rojas Arce. Ellos fueron víctimas de atentados contra su vida e integridad cometidos por efectivos del ejército en el año 1988, Ayacucho. Hugo Bustíos y Eduardo Rojas eran bastante conocidos como hombres de prensa en la ciudad de Huanta, pues informaban sobre hechos violatorios a los derechos humanos, Hugo Bustíos Saavedra, de 38 años de edad, periodista de profesión, era corresponsal de Huata de la revista “Caretas”; Eduardo Rojas Arce, de 28 años de edad, periodista de profesión, era corresponsal del diario “Actualidad”.
Por su labor periodística, fueron motivo de perseguimiento y amenazas por parte de efectivos de orden, como ocurrió con Bustíos, quien, el 1° de marzo de |984, fue secuestrado por un grupo de efectivos de Infantería de la Marina quienes ingresaron violentamente a su vivienda y lo mantuvieron detenido arbitrariamente en el Cuartel en Huanta, durante 34 días, donde fue torturado. Debido a la protesta del periodismo nacional y de Amnistía Internacional, recuperó su liberta y fue hospitalizado.
RELATOS PERIODISTICOS DE LOS SUBVERSIVOS
Uno de los relatos que se puede mencionar es el de Edith Lagos. La prensa y la televisión no quería enaltecer ningún tipo de subversión porque se había tomado una tajante e irrebatible posición de rechazo de los actos terroristas, pero querían historias que contar, Edith Lagos, quien fue una senderista, murió en un acercamiento a la policía en Andahuaylas y sirvió para estos propósitos, ya que no podía dejar bajo riesgo a Abimael Guzmán, quien estaba escondido, este era poco fotogénico y por ser líder de Sendero Luminoso no podía ser tomado como protagonista. El cadáver de Edith Lagos fue enterrado apoteósicamente según los medios de comunicación que lo transmitieron. Hubo una gran multitud y llamaba la atención los detalles en su féretro y el hecho de que haya sido enterrada con la ropa llena de sangre. Esto propició una iconografía forzada por ciertos periódicos.
Un editorial de Expreso en el año 1982 discrepaba con sus colegas sobre las circunstancias donde se dio su asesinato, pero, por algún motivo extraño,
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