Agresion puede ser directa o indirecta

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Dentro de esta agresión, lo que me llama la atención, es como la gente que se ve por fuera que no hace nada, se une al ver que los demás tienen el coraje de agredir al otro. Esta teoría de aprendizaje social de imitar el comportamiento de los demás, es un tema de estudio para la psicología social.

Se dice que no nacemos odiando ni discriminando a la gente, cuando se es niño, no distinguimos entre que es lo bueno y que es lo malo.

Todo este aprendizaje que vamos obteniendo, se va dando a través de las culturas y el círculo social en el cual nos vamos desarrollando, empezando por los padres. Si el niño tiene padres racistas o discriminantes, lo primero que aprenderá el niño, será esta conducta en el que se pone como superior a otra persona, y en el peor de los caso, el niño en lugar de entender que eso es malo, lo vera como bueno porque eso es lo que hacen su padres.

Esto puede ser una causa para que se vaya desarrollando el bullying que es otro ejemplo de agresión, pues lo vemos todos los días, en la vida cotidiana.

Todos los días vemos distintos tipos de agresión, ya sea hacia la mujer, en la escuela, en el trabajo, en el transporte público y lo que hacemos siempre es quedarnos callados.

Conclusión.

Es importante hablar del tema de la agresión y no dejarlo a un lado, pues cada día la sociedad se va desarrollando alrededor de esta conducta.

La violencia existe y ha existido en la mayoría de las culturas, tanto en la realidad como cuando es reproducida,

Los castigos verbales y corporales pueden tener un efecto contraproducente al funcionar como claves agresivas, activando guiones agresivos y presentando la conducta agresiva como una forma aceptable de controlar el conflicto.

Desde la psicología social, se propone contrarrestar el efecto de los modelos agresivos con la observación de modelos no agresivos, lo cual contribuye a la adquisición de pautas de conducta alternativas, sobre todo si existe un feedback positivo tras la imitación.

Otras estrategias empleadas son el entrenamiento en el manejo de la ira, que parece funcionar bastante bien, pero sólo con personas que son conscientes de que su comportamiento agresivo es consecuencia de una fleta de control de sus impulsos y están motivadas para mejorar en ese terreno.

Lo más eficaz, a largo plazo es trabajar con los niños, tanto en la familia como en la escuela, por ejemplo, introduciendo la educación para la paz en el currículo escolar, enseñándoles desde pequeños estrategias no agresivas para alcanzar sus metas.

Dando talleres o pláticas en diversos lugares sobre la agresión se puede concientizar a la gente sobre estos daños que se dan en la vida cotidiana.

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