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Competencia Cominicativa.

Enviado por   •  31 de Mayo de 2018  •  2.697 Palabras (11 Páginas)  •  224 Visitas

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verdadero papel ni en la historia ni en la literatura de Grecia. No hay nada más claro y más asombroso que los límites escritos que los griegos fijaron al poder de los sacerdotes. El griego nunca renuncio al sacerdote en demanda de guía o de consejo, si deseaba saber cómo educar a sus hijos, o bien lo que era la Verdad, acudía a Sócrates, o al gran sofista Protágoras. Las leyes enfocan las ideas y los sentimientos de los griegos de su época.

Los griegos eran intelectuales; tenían la pasión de valerse de la mente. Nuestro término “escuela” procede de la palabra griega que significa ocio. Desde luego, razonaron los griegos, si dejas tiempo libre a un hombre, él lo dedicara a pensar y descubrir cosas. Con él, los griegos la interpretaban como el esfuerzo por comprender todo lo que hay, y lo llamaron lo que sentían por él: el amor al conocimiento. Los griegos llamaron “físicos” a sus curanderos, o sea, los hombres entendidos en las vías de la naturaleza.

Para los griegos, el mundo exterior era algo real y, lo que es más, era interesante. Los griegos fueron los primeros científicos, y toda la ciencia se remota a ellos. En casi todo el ámbito del pensamiento, “ellos dieron los primeros pasos indispensables”.

El derecho del hombre a decir lo que se le antojara era fundamental en Atenas. “El esclavo es el que no puede expresar sus pensamientos”, dijo Eurípides, Sócrates bebiendo a cicuta en prisión, acusado de introducir dioses nuevos y de corromper a la juventud, es la excepción que confirma la regla. Sócrates fue el único en Atenas que murió por sus opiniones. La inteligencia griega fue libre de pensar a su antojo en el mundo. Los griegos tuvieron el campo despejado para su genio científico, y echaron los fundamentos de nuestra ciencia actual. Los griegos no quisieron dejar nada en la oscuridad.

Aristóteles, el científico modelo, el hombre de cabeza clara y observación desapasionada, sin prejuicio, impersonal, no muestra un desapego desapasionado al considerar la razón.

El amor a la razón y a la vid, el deleite en el empleo de la inteligencia y del cuerpo, distinguieron la manera griega de vivir. Lo que diferencio a los griegos de Egipto de la India no fue un grado inferior de espiritualidad, sino un grado inferior de mentalidad. En Grecia la mente y el espíritu se encontraron en igualdad de condiciones.

Cap. 3 *El camino de Oriente y del Occidente en el arte*

El espíritu no tiene nada que ver con lo que está afuera de sí mismo. Es la mente la que se adueña de la realidad. En la proporción en que predomina el espíritu las formas reales y el aspecto de las cosas se vuelven insignificantes, y cuando el espíritu reina supremo ya no tiene ninguna importancia.

En Egipto las pirámides son tan reales como los montes. Tratan de parecer hechas por las manos del hombre, sino una parte de la estructura básica de la tierra. Todo el enorme arte de la escultura egipcia tiene algo de esta unidad con el mundo físico.

En el arte puede trabajar en cadenas durante largo tiempo, lo que no puede hacer la mente, y pasarían siglos antes de que se manifestaran todas las consecuencias de ese dominio del dogma sacerdotal sobre el espíritu del artista.

El estudio del griego no era una solitaria caverna de meditación, sino el mundo de la vida en movimiento. El artista hindú no estuvo sometido a condiciones; de todos los artistas, fue el más libre. El egipcio se sometió a las leyes de las leyes de la naturaleza y el dogma del sacerdote; el griego estuvo limitado por su mente, que no le permitiría perder de vista las cosas que pudieran verse.

El matemático y el filósofo pueden tratar con conceptos puros; al artista, el mundo delas ideas abstractas no le ofrece nada. En el simbolismo las realidades son importantes, aun si su única importancia consiste en que representan algo distinto de lo que son. El artista místico es libre de hacer uso de la realidad y de prescindir de ella a su antojo. En el arte hindú y en sus ramas, la estilización llega a la cúspide.

En el renacimiento italiano un gran desarrollo artístico coincidió con un gran despertar intelectual, y el arte que de allí resulto es, en su esencia, más similar al de Grecia que ningún otro. El arte griego es un arte intelectual un arte de hombres que eran pensadores claros y lúcidos, y por tanto es un arte llano. La arquitectura griega de la gran época es la expresión de hombres, ante todo, artistas intelectuales, mantenidos firmemente dentro del mundo visible por su mente, pero, en segundo lugar, eran amantes del mundo humano. El templo griego es la expresión perfecta del intelecto puro iluminado por el espíritu. Para el arquitecto griego, el hombre era el amo del mundo. La catedral gótica fue construida con respecto y reverencia al Dios todo poderoso. El Partenón fue construido en triunfo. La divinidad fue vista encarnada.

Cap. 6 *Los atenienses tal como los vio Platón*

Cerca del año 450 a.C. una flota ateniense echó anclas cerca de una isla del Egeo, el ataque a la isla comenzaría a la mañana siguiente. Esa noche el comandante jefe. Pericles, envió una invasión a su segundo al mando para cenar con él en el barco insignia.

Pericles piensa en los poetas y cita un verso acerca de a “luz purpúrea” y así prosiguió la conversación, a que cada quien respondía a la cita de otro con una no menos apta. El breve relato, nos ofrece un cuadro fiel de cómo eran los atenienses de la gran época de Atenas. Se nos presenta a dos cultos caballeros combinación rara de vez se encuentra para tenerla, se requiere completamente civilizado sin haber perdido, en el proceso, nada de valor.

Los atenienses, nos dice, son “amantes de la belleza sin haber perdido el gusto por la simplicidad, y amantes de la sabiduría sin pérdida del vigor varonil”. La poesía y todas las artes eran cosa de la gran seriedad, en Grecia los valores eran distintos de los actuales. Los griegos fueron, fundamentalmente, realistas. Los griegos lo miraron de frente. No fueron, en absoluto, sentimentales. Fue un romano quien dijo que era dulce morir por la patria. Los griegos nunca dijeron que fuera dulce morir por nada.

Los griegos no solo se enfrentaban a los hechos, sino que no sentían ningún deseo de escapar de ellos. El ateniense eran amantes de la belleza, la poesía, la música y el arte eran de gran importancia y al mismo tiempo eran amantes de los hechos que se apegaban a la realidad.

Nosotros perteneceos a una época de especialistas, que es resultado, en realidad, de ser de una época que ama la comodidad. Es obvio que el hombre que solo hace una cosa que puede trabajar con más rapidez, y la conclusión razonable, en un mundo que desea muchas

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