El caso “Dora” un caso de neurosis histérica
Enviado por Ledesma • 25 de Diciembre de 2018 • 3.058 Palabras (13 Páginas) • 704 Visitas
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Análisis dinámico
Dora presenta un funcionamiento Yoico deficiente, aunque cuenta con recursos psíquicos, entre su principal mecanismo de defensa hayamos la conversión, al transformar sus vivencias emocionales reprimidas en síntomas somáticos. Otro mecanismo de defensa que observamos fue la represión en la escena del lago cuando el señor K la abrazó y besó, durante el apasionado abrazo Dora no sintió solamente el beso sobre sus labios, sino la presión del miembro erecto del Sr. K. contra su vientre, siendo esta percepción eliminada en el recuerdo, reprimida y sustituida por la inocente sensación de la presión en el tórax, habiendo también un desplazamiento, del sector inferior al sector superior del cuerpo.
Pero Dora reprimía algo más, este celo hacia su padre en realidad cubría un interés por la señora K, interés que, por ser reprimible, se expresa de esta forma invertida al sentir en realidad celos por la señora K. Freud manifestaba que hubo también un desplazamiento en la escena del lago cuando el señor K abrazó y besó en la boca a Dora sintiendo ésta asco y repugnancia, afirmando un desplazamiento de la sensación ya que en lugar de la sensación genital que en tales circunstancias habría tenido que sentir Dora, le sobreviene la sensación de displacer propia de la mucosa del tramo de entrada del aparato digestivo.
Otro mecanismo de la neurosis son las identificaciones, observamos cómo Dora en un comienzo se identifica con su madre, expresando que como su madre tiene catarro vaginal ella también posee esa enfermedad, aunque esta respuesta a su cuestionamiento de ¿Qué es ser mujer? no convence del todo a Dora, esto la lleva a seguir en búsqueda de ese significado de lo femenino. Creando luego una identificación libidinal con la Señora K. En ella encuentra la respuesta de que es ser mujer, ya que ella posee la feminidad que su madre no supo mostrar, convirtiendo a la Señora K como la mujer que completa al padre y en la cual Dora observa el significante de ser mujer; “por lo tanto yo soy mujer en tanto sea como la Señora K” (mujer idealizada).
En cuanto a la identificación viril lo hace en un principio con su padre al ser poseedor del falo, pero luego que este se muestra impotente por su enfermedad siendo el padre castrado, Dora hace esta identificación viril con el señor K quien si tiene la potencia colocándolo como el padre que ella desearía tener ya que se asemeja al imago por la edad. Dora necesita saber ¿Qué es ser mujer? Pero desde el punto de vista masculino lográndolo mediante la identificación con el señor K.
Podemos recalcar la identificación de Dora con la tía y sus primas al apropiarse de los síntomas de las enfermedades que ellas poseían (dolor de cabeza y dolor abdominal). Dora también se identifica con su institutriz, ya que como esta se comportaba amable con ella y su hermano solo para llamar la atención de su padre, Dora se comporta de igual forma con los hijos del Señor K y la señora K para atraer la atención del señor K.
En cuanto a la pregunta que Dora se hace es acerca de la sexualidad ¿Qué es una mujer? se pregunta en el transcurso de su tratamiento observándose también en los dos sueños de Dora la pregunta de ¿Qué es un órgano femenino? Buscando continuamente una respuesta de la feminidad.
Vemos que el deseo de Dora se encuentra en el deseo insatisfecho de su padre (castrado), demandando su amor y atención. La insatisfacción es el precio que paga la histérica por cumplir el deseo del Otro, que, en Dora, es llenar la falta del Padre, colocándose como objeto de deseo. Pese a esto Dora busca la satisfacción en el señor K (poseedor del falo) de quién acepta regalos y atenciones, pero en el momento de responder como mujer ella se priva, y en esa insatisfacción provocada por sí misma, ella goza, se priva del goce sexual, el cual no existe y se presenta como una fantasía. "En efecto, el deseo de la histérica no es deseo de un objeto sino deseo de un deseo, esfuerzo por mantenerse frente a ese punto donde ella convoca a su deseo, el punto donde se encuentra el deseo del Otro."
En el relato de sus dos sueños, Freud logra darse cuenta de lo que ha reprimido Dora en todo ese tiempo, pues los sueños logran pasar en imágenes lo que no puede decirse pero que insiste “los deseos”, sueña como respuesta al deseo del hombre, al rechazo que le produce este deseo, al misterio que encierra la mujer para ella. Sueña también en un momento particular de la cura, para poner en acto el inconsciente en el marco que le propicia la transferencia analítica.
En su primer sueño Dora relata: "Hay fuego en casa, mi padre ha acudido a mi alcoba a despertarme y está en pie al lado de mi cama, me visto a toda prisa, mamá quiere poner en salvo el cofrecito de sus joyas, pero Papá protesta: "No quiero que por causa de su cofrecito ardamos los chicos y yo", bajamos corriendo, al salir a la calle me despierto.” Este sueño confirma que Dora, se esfuerza en despertar de nuevo su antiguo amor a su padre, para defenderse contra el amor de K. demostrando que no solo le teme a K, sino también a ella misma y a ceder a sus deseos.
En su segundo sueño Dora comenta: "Voy paseando por una ciudad desconocida y veo calles y plazas totalmente nuevas para mí. Entro luego en una casa en la que resido, voy a mi cuarto y encuentro una carta de mi madre. Me dice que habiendo yo abandonado el hogar familiar sin su consentimiento no había ella querido escribirme antes para comunicarme que mi padre estaba enfermo. Ahora ha muerto, y si quieres puedes venir. Voy a la estación y pregunto unas cien veces "¿dónde está la estación?". Me contestan siempre lo mismo: "cinco minutos". Veo entonces ante mí un bosque muy espeso. Penetro en él y encuentro a un hombre al que dirijo de nuevo la misma pregunta. Me dice: "todavía dos horas y media". Se ofrece a acompañarme. Rehúso y continúo andando sola. Veo ante mí la estación, pero no consigo llegar a ella y experimento aquella angustia que siempre se sufre en estos sueños que nos sentimos como paralizados. Luego me encuentro ya en mi casa. En el intervalo debo haber viajado en tren, pero no tengo la menor idea de ello. Entro en la portería y pregunto cuál es nuestro piso. La criada me abre la puerta y me contesta: su madre y los demás están en el cementerio." "En una plaza veo un monumento" Este es, según Freud, el sueño de la curación pues en él Dora se abre a otros amores aparte del morboso que tiene hacia su padre. Es evidente, por cierto, el simbolismo sexual del bosque. El sueño aporta además material para aclarar la relación con el señor K. Freud descubre
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