PAUTAS DE CRIANZA.
Enviado por Albert • 16 de Agosto de 2018 • 1.704 Palabras (7 Páginas) • 785 Visitas
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Por consiguiente, una verdadera comunicación representa el intercambio de necesidades, sentimientos, opiniones y experiencias acaecidas en diferentes ámbitos y es en la familia donde se fundamentan los lazos comunicativos, en el hogar. De allí, radica la importancia de mantener intercambios de opiniones entre padres e hijos, lo cual representa, un principio básico que debe ser implementado desde la infancia.
Es evidente que si en la familia se promueve y se dan las condiciones para una comunicación asertiva, que parta de las necesidades, sentires, de cada uno de sus miembros, reconociendo el papel de cada uno, la interacción con otros será más fácil y por ende no solo se potencia el desarrollo individual sino cultural y social, en tanto existe una retroalimentación e intercambio de mensajes, ideas y sentimientos.
AUTORIDAD
Autoridad viene del latìn autoritas-atis que significa la influencia que se ejerce por medio del ejemplo para acompañar a los hijos en la crianza.
En cuanto al modelo autoritario este caracteriza porque los padres ejercen poder sobre los hijos, sin ninguna resistencia de éstos y continuamente reprimen los gustos de sus hijos, con frecuencia los animan en la adquisición de habilidades para alcanzar el éxito y los alientan para el buen desempeño académico.
Los padres con su autoridad controladora de la conducta del niño mediante la exigencia plasmada en normas si se trata de padres severos, o mediante la sobreprotección si se trata de padres excesivamente afectuosos, forman parte del superyó del niño. Los criterios de los adultos penetran en el interior del niño produciendo ansiedad y culpa en el caso de la trasgresión.
De acuerdo a lo anterior, es clave señalar la incidencia que tienen el autoritarismo en el desarrollo de los niños y niñas, ya que son obedientes y sumisos cuando el control es externo (proveniente de los padres) pero en ausencia de estos son mucho más irresponsables y se muestran agresivos, tienden a sentirse culpables y deprimidos, se evidencia baja autoestima y escaso control, sus habilidades sociales son deficientes.
De acuerdo a lo anterior, es clave señalar la incidencia negativa que tienen el autoritarismo y la permisividad en el comportamiento de los niños y niñas, ya que dicho contraste es una de las debilidades en las prácticas parentales que consiste en no relacionar la exigencia, estableciendo normas razonables de comportamiento; con el buen trato de los hijos.
Otro estilo planteado, es el democrático que se caracteriza por padres que tratan de dirigir las actividades de sus hijos en forma racional considerando su edad características individuales y circunstancias particulares. En consonancia con lo anterior, Molina (2009), hace una diferenciación dependiendo de la edad en la que se encuentren los hijos en lo relacionado con el liderazgo y dirección se espera que los padres entiendan las necesidades de sus hijos, cambien a medida que ellos crecen y expliquen las reglas que imponen.
En síntesis, para aplicar la autoridad familiar, es necesario disponer de tiempo, paciencia, confianza, en cuanto a lo que realizan los niños y las niñas, por tanto los padres deben tener claridad en la implementación de normas básicas, así como acordar límites, responsabilidades y ello permitirá una mejor interacción familiar y una considerable disminución de conductas disruptivas que afectan el desarrollo de los hijos.
AFECTO
La afectividad se entiende como una necesidad que tenemos los seres humanos, desde la cual se establecen vínculos con otras personas.
Correa y Flórez (2009) afirman: “En la niñez y especialmente en los primeros años se requiere un acompañamiento amoroso por parte de los adultos, para lograr la confianza básica que le brindara seguridad o inseguridad, dependiendo de la actitud asumida por los seres queridos”
Es por ello que esas primeras experiencias significativas desde que los hijos están en el vientre materno, son reflejadas en la forma como niños y niñas logran vínculos con sus padres, que los acompañan, guían y aman en el día a día, a través del ejemplo y las enseñanzas que les permiten reconocer sus límites y a descubrir sus capacidades. Estos vínculos se fortalecen a través de las sensaciones que se perciben del mundo, las personas, las cosas, las emociones y las demostraciones afectivas que les ofrecen sus padres y otros adultos que les rodean.
La familia es un agente activo del desarrollo emocional, cognitivo y social del infante, mientras que la escuela actúa como fortalecedor de esos procesos primarios; por tanto debe generarse acciones conjuntas para solventar las situaciones que relacionan carencias y establecer acciones para el desarrollo de habilidades sociales en los niños. Es necesario afianzar acciones entre la escuela y la familia para fortalecer el desarrollo social y afectivo del niño.
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