LA ACCION EDUCATIVA

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Hasta ahora hemos mencionado sobre la importancia de inculcar los valores a los jóvenes, sin embargo, existe una variable diversidad de aceptaciones del término “valor”, el significado que se le da depende de cada individuo. Expresa gustos, preferencias, obligaciones, deseos, necesidades, rencores o placeres y afecta en el comportamiento del individuo. Por ende es necesario que el maestro adquiera valores como referentes fundamentales de su actividad pedagógica congruentes con los de la sociedad y con los suyos personales.

Como anteriormente lo había señalado, el alumno necesita ser guiado en su desarrollo, tener un ejemplo para enfrentarse a la sociedad de una manera plena, percibir las normas y los valores como una responsabilidad hacia los demás. No obstante es difícil hablar de formar valores pues depende de muchas circunstancias, se involucran sentimientos, intuiciones, percepciones y maneras de relacionarse con los demás, ya no estamos hablando sólo de la acción educativa, sino de la formación, de crecimiento humano, de la adquisición de cualidades que son deseables en la personalidad alumno.

Estas se podrían nombrar como las capacidades básicas que se exige a la educación que proporcionen al individuo una base sólida para la vida y el trabajo. Pero también respetando la individualidad de cada uno, su personalidad y su estilo de vida, la tolerancia hacia la diversidad de opiniones para que permita trabajar en compañía de otras y convertirlos en ciudadanos activos.

Por otra parte, tampoco es posible someter a los alumnos a estimulaciones, indiferenciadas, ni considerarlos como si fueran todos iguales ante el aprendizaje o como si solamente, las diferencias estuvieran marcadas por las estructuras del conocimiento (Boggino, 2005), claro que cada alumno es diferente, algunos con conocimientos e intereses diferentes, que se formulan distintas hipótesis y procedimientos para la resolución de un mismo problema. Algunos que podrán resolverlo correctamente o cometer errores, con diferentes posibilidades de aprender. Pero alumnos que son capaces de crecer en todos los aspectos de la vida.

Entonces la educación sigue siendo una acción porque implica la interacción de dos individuos, que son el maestro y el alumno, una relación reciproca que involucra no solo el intercambio de conocimientos, sino que se forma un vínculo afectivo, y que es responsabilidad de ambas partes un compromiso para satisfacer sus necesidades para que ambos vayan creciendo en todas sus dimensiones.

Por lo cual es una tarea difícil para el maestro ya que entre otras cuestiones expuestas, puede adoptar un papel paternalista donde cree que sabe lo que es bueno para sus alumnos, lo cual puede conducir a la complacencia, al estancamiento, a la falta de comprobación de lo que realmente se está aprendiendo y a la presunción de que las necesidades de los alumnos coinciden con los intereses del maestro. O lo que es peor todavía, puede llevar a la aceptación de un rendimiento bajo de los alumnos.

Por ello, la importancia pedagógica reside en la comprensión de la dinámica de estos procesos para lograr modalidades de intervención pedagógicas más adecuad as para facilitar, en incluso maximizar el desarrollo cognoscitivo del sujeto y evitar, consecuentemente la producción de fracaso dentro y fuera de la escuela (Boggino, 2005).

La acción educativa debe concientizarse para la innovación, para el cambio y la transformación de la sociedad. La cuestión es llegar al punto de modificar e implementar continuamente estrategias para el aprendizaje eficaz.

Por supuesto mucho depende del maestro, debe conocerse a sí mismo, ser consciente del papel que ocupa en la vida del alumno. De atraer a los alumnos proporcionándoles los recursos necesarios. Es decir, atendamos a los alumnos, para que estos hagan de una manera más adecuada aquello que unidireccionalmente nos parece necesario que hagan. La solución está en gran parte relacionada con la vida académica y la formación humana.

BIBLIOGRAFÍA

Sarramona, J. (1989). Fundamentos de la educación

Mejía, R. y Sandoval, S. (2003). Tras las vetas de la investigación cualitativa: Perspectivas y acercamientos desde la práctica. (3era ed.). México ITESO.

Gatti, E. y Kochinovsky, A. (2005). Entre el placer de enseñar y el deseo de aprender. Montevideo: Editorial Psicolibros Waslala.

Boggino, N. (2005). El constructivismo entra en el aula. Argentina: Homo Sapiens Ediciones.