Profesorado de Matemática Práctica Docente I

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Ahora puedo pensar en las épocas anteriores donde aún no existía la educación pública y en los miles de chicos que no tuvieron la oportunidad de aprender a escribir y leer, y que seguramente les quedaron dos opciones: que les enseñen lo básico en sus casas (el abecedario, a contar y un poco a leer y escribir) o que empiecen a trabajar desde pequeños. En cambio, ahora todo es diferente, la educación es obligatoria y está prohibido el trabajo infantil, por eso creo que hay que valorar más la educación pública. Sin embargo, no quiero que se me malinterprete, no quiero indicar que estemos en contra de las escuelas privadas, no digo que no las elijamos; si se cuenta con los requisitos económicos necesarios y se opta por este prototipo de escuela me parece perfecto; sin embargo sostengo que desde mi punto de vista aprecio más la escuela pública, por toda su inclusión y por su asistencia a los chicos más necesitados, pienso que ellos se ven más contenidos en este ámbito; además si no existiera la educación pública, directamente estos chicos no podrían estudiar, ya que sus padres no podrían pagar sus estudios, por lo tanto es de gran importancia.

Es indudable que el trabajo docente en las escuelas públicas es más arduo que en una privada, sabiendo que deben lidiar con las situaciones problemáticas que pasan los chicos, inclusive en los principios de la década del 90 “Las escuelas primarias y secundarias veían fuertemente deteriora su función pedagógica, especialmente en las zonas pobres, donde se extendía aceleradamente la miseria. Allí los docentes debían atender problemas de alimentación diaria, salud, relaciones familiares, documentación, drogadicción, etc.” (Puiggrós, 2003, p. 194). En la actualidad, estas complicaciones son cada vez peores, todos los días se ven en el noticiero y hasta en nuestra propia localidad estas dificultades principalmente en los adolescentes, muchos chicos han abandonado la escuela por problemas de estas características, por eso mismo valoro el trabajo de los docentes que día a día luchan contra estas circunstancias para que los chicos reciban la enseñanza adecuada y los impulsen a seguir yendo a la escuela a pesar de todo, porque saben que no están solos y pueden contar con la ayuda de los profesores y directivos.

Desde mi punto de vista, estos son los verdaderos docentes con vocación, los que eligen educar en una escuela pública sabiendo los desafíos que trae consigo, y aún así no bajan los brazos porque lo más importante para ellos es que sus alumnos aprendan; además deben enfrentarse a los cambios constantes, la tecnología, los nuevos métodos de enseñanza; algún día espero ser así, trabajar en un colegio público, tener la habilidad para transmitir los conocimientos y explicar las veces que sean necesarias, tener disposición y asistir a mis futuros alumnos en lo que más pueda, porque simplemente “Educar debe ser, ante todo, un acto de dar” (Pineau, 2008, p. 35). Con más profesores y maestros con estas características, ¿Se podrá mejorar la educación argentina? Un gran paso sería enriquecer aún más la escuela pública, para que se progrese y se puedan formar mujeres y hombres con valores, ciudadanos que elijan responsablemente el destino del país; y de esta manera construir una sociedad más equitativa.

Bibliografía:

- Puiggrós, A. (2003). Qué pasó en la educación: breve historia desde la conquista hasta el presente. Buenos Aires: Galerna S.R.L.

- Pineau, P. (2008). La educación como derecho.

- Arias Bucciarelli, M. (2011). La escuela pública como productora de identidades: Contextualización y análisis del proyecto de Sarmiento en el bicentenario de su nacimiento. Extraído el 28 de septiembre de 2016 de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1669-90412011000200002