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TRABAJO DE ÉTICA PROFESIONAL

Enviado por   •  2 de Noviembre de 2018  •  39.104 Palabras (157 Páginas)  •  429 Visitas

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las normas de la moral como preceptos divinos.

En las primeras fases de desarrollo de la sociedad primitiva, en que el nivel de las fuerzas productivas era todavía muy bajo, el hambre crónica obligaba al hombre primitivo a matar y a veces a devorar a los viejos y a los niños. Y nadie tenía esto por inmoral. Al desarrollarse la productividad del trabajo, fue extinguiéndose esta prática cruel, y a la par con ello cambiaron los hábitos y las normas de la moral.

Los ancianos, como depositarios de los experiencia y de la tradición, comenzaron a verse rodeados por los cuidados, la estimación y el respeto de sus semejantes. Las viejas tradiciones seguían manteniéndose solamente como ritos religiosos, en relación con los sacrificios sacros. Y esto pasó a la religión cristiana bajo una forma simbólica, como lo revelan, entre otras cosas, el mito de Cristo, el Dios hombre que se entrega al sacrificio, el rito de la comunión, como la participación en el cuerpo y la sangre de Cristo, etc.

En las primeras fases de la sociedad primitiva, imperaban la poligamia y la poliandria. Las costumbres consagraban estas relaciones familiares-conyugales, y a nadie se le pasaba entonces por las mentes considerarlas inmorales.

En el curso del progreso social surgió la familia monogámica, y esto hizo cambiar radicalmente las ideas de la gente acerca de la moralidad e inmoralidad en lo tocante a las relaciones de la familia y el matrimonio: comenzaron a juzgarse como fenómenos inmorales, contrarios a la moral, la poligamia y la poliandria. Sin embargo en la época de la esclavitud, del feudalismo y del capitalismo, rigen al lado de la institución del matrimonio monogámico, leyes que sancionan la prostitución.

En la sociedad capitalista, donde todo se convierte en mercancía, también la mujer aparece convertida en objeto de compraventa. El matrimonio burgués es, sencillamente una transacción. El matrimonio de conveniencias se halla sancionado por la moral burguesa, ya que el dinero y el lucro constituyen los criterios fundamentales en los juicios de la sociedad capitalista.

En la sociedad socialista, surge una nueva y sólida familia monogámica y rige una moral comunista auténticamente humana, que regula las relaciones familiares-conyugales. La sociedad socialista considera inmoral y deshonroso el matrimonio basado en el cálculo y no en el amor.

La moral o ética comunista es la ética del obrero y de todos los trabajadores, en lucha contra la opresión de clase y la opresión estatal burguesa. Principio básico de esta moral es la lucha contra todo estado de opresión del hombre por el hombre, la lucha por la liberación de todos los trabajadores de cualquier clase de explotación, acabando con las diferencias de nación y de raza, la lucha por el comunismo. El bien de toda la sociedad, del pueblo, de los trabajadores, está por encima de todo: tal es el fundamento de la moral comunista. En la sociedad capitalista, el hombre trabajador se convierte en objeto de explotación, en fuente de lucro, en la sociedad socialista por el contrario, lo más precioso es el trabajador, es el hombre. Los valores son parte del ordenamiento y el funcionamiento del cosmos.

Desconocerlos o no apreciarlos puede producir fatales consecuencias. Como ejemplo tenemos el aborto que condena a la muerte a millares de personas no nacidas; la venta y uso de pesticidas, sabiendo que muchos de ellos producen esterilidad en miles de campesinos de los países en desarrollo, subdesarrollados; o el caso de la destrucción y muerte del planeta por causa del uso egoísta y sin control de los recursos; los experimentos nucleares por parte de los países desarrollados; así como la desinformación que provoca el desconcierto y angustia en la sociedad.

Pero no basta conocer los valores. Es necesario apreciarlos y practicarlos en su justa dimensión, reconociendo su orden e integración. De aquí se infiere que los valores están unidos y los antivalores, en el otro extremo también lo están. Por eso, las instituciones educativas deben formar integralmente a los profesionales, deben crear en ellos actitudes positivas, carácter, personalidad, y perfiles humanos en función de un mundo urgido de integración y de una Ética pragmática. ¿En qué sentido pragmática? La educación de cualquier nivel, debe utilizar todos los recursos tecnológicos para “abrir la mente” hacia un horizonte de valores positivos concretos.

Pero también siguiendo el ideal de los griegos de la antigüedad, se debe organizar la educación en función de la vida, debe crearse actitudes teniendo como referente concreto la escala de valores de la sociedad.

La crisis de valores se nota en muchas cosas: desde la explotación irracional de los recursos naturales, hasta la costumbre común de no depositar adecuadamente la basura; desde el profesional que ayuda a la transnacional a evadir los impuestos nacionales por razón de un salario, hasta el maestro que conociendo la realidad socioeconómica del magisterio ingresa a sus filas y por razón de un salario abandona en la ignorancia a su razón de ser: sus discípulos; desde el comunicador social que para mantener la sintonía de su programa, emite juicios de valor, perjudicando y/o beneficiando a determinada persona o institución, sin antes haber realizado una investigación seria, hasta el médico que asesina a los infantes en los abortos para aumentar sus ingresos personales.

La corrupción en los cargos públicos, la hipocresía, los sobornos, la doble personalidad a nivel del científico, del profesional, del técnico, del político, del padre de familia, etc., forman cada vez más una gruesa y asqueante endemia social, que debilita la racionalidad de la convivencia humana, como sucede actualmente en nuestro país.

La falta de respeto, de justicia, de nobleza de corazón en los diferentes actos, hacen de nuestra sociedad nacional e internacional una sociedad hipócrita y agresiva, hedonista e injusta, estresada y desequilibrada; orientada a crear un monstruo social aparentemente civilizado, cuyo clima es la violencia y sus características son: el crimen, el terrorismo de la ultraderecha, los secuestros, el erotismo, prostitución, homosexualismo, alcoholismo, drogadicción, males terribles del mundo súper civilizado.

Razón por la que debemos preocuparnos por este desorden casi planetario y reflexionar sobre los valores, su práctica y estudio; sobre los más elevados valores del cosmos, de la vida, de la sociedad, del estado y de las personas, y es por ello que debemos hacer conciencia y aclarar sobre ¿ que son los valores? ¿Dónde están o dónde residen?, ¿sirven para algo todavía? Y las alternativas

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