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CARACTERIZACION DE LA ESCUELA.

Enviado por   •  1 de Enero de 2018  •  2.351 Palabras (10 Páginas)  •  283 Visitas

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al alumno/a una cultura personal.

“La escuela y el sistema educativo se justifica si cumplen una función socializadora, compensadora de desigualdades, transmisora de valores socialmente aceptados y que propicie la igualdad de oportunidades. Para ello la actual escuela tiene que transformarse. La evaluación del sistema y de los centros son las claves previas, para proyectar el futuro educativo que sirva para integrar en la diversidad. En el siglo XXI la escuela ha de ser preventiva y orientadora” . Ese es el deseo resumido que expresaron los maestros después de una plática con ellos, sobre las funciones que la educación y la escuela pública deben tener, así como también saben bien que no porque este escrito el nombre “escuela” en el frente del edificio en el que entran cada mañana, la escuela se crea automáticamente en su interior. Una vez en el patio o en clase, los alumnos no abandonan milagrosamente sus comportamientos sociales: algunos continúan actuando como si aún estuvieran en familia y no ven la diferencia entre el docente y su madre: buscan su afecto e interpretan una mala nota como un signo de abandono, incluso de rechazo. . Referente a esto los padres de familia en la actualidad miran a la escuela como un servicio público: ofreciendo servicios y debe hacerlo necesariamente de una forma equitativa, dándole oportunidad a que estudien niñas y niños. Así, ofrece a todos los progenitores el servicio de atender a sus hijos durante un cierto número de horas al día para que ellos puedan, durante este tiempo, dedicarse a sus actividades de adultos. Para Comenius, por ejemplo, la educación pertenece naturalmente a los padres, sin embargo, estima que dadas las obligaciones de éstos es raro que dispongan del tiempo necesario para dedicarse a dicha tarea. En efecto, para el autor, el rol del docente es complementario del paterno y surge con el objeto de subsanar una carencia concreta. A la necesidad de educar a los niños dentro de escuelas, se agregará otro elemento más: una utilidad en dos dimensiones, la primera de índole didáctica (los niños aprenden mejor al lado de otros niños) y otra el de dejar la instrucción en manos de un especialista. Aquí aparece la necesidad de un criterio de universalidad que requiere, inevitablemente, mecanismos suprafamilares que pongan en marcha la homogenización educativa. Finalmente, el orden requiere también una racional división del trabajo.

Algunos comportamientos de los infantes durante la clase es quedan bajo la influencia del grupo de amigos y consideran un deber reproducir la imagen que este grupo les impone: así, algunos niños tienen la tendencia a considerar el trabajo escolar como cosas de niñas y se prohíben interesarse en ello para no parecer un bufón. Aún hay otros que querrían hacer de la clase un joyero para dar valor a su éxito personal, en detrimento del resto de la clase: nunca se interesan por el trabajo colectivo y buscan sistemáticamente acaparar la atención del docente. Otros se comportan en la escuela como si estuvieran en un terreno de juego: el placer debe ser el rey, y cuando el aburrimiento se apodera del momento, el descontento se manifiesta brutalmente. Muchos, para acabar, llevan a clases los comportamientos que tienen adelante del televisor: la tele encendida se libra de una multitud de actividades hechas debes en cuando una mirada a la pantalla, se engancha algunos minutos a un programa, y cambian de cadena si el interés no se renueva. Y, en clase, hacen lo mismo: mientras el docente habla, ordenan sus libros, garabatean en sus cuadernos, preparan el recreo, escriben cartas o los ejercicios de la próxima clase, pero lamentablemente que aquí, ¡no pueden cambiar de canal!.

La escuela ya no es la casa común a la que se llega para hacer lo que hay que hacer, es un espacio indiferenciado en el que reconstruir cada día, cada hora, su pequeña casa personal: imponer las reglas que permitirán enseñar.

El aprendizaje en los niños no puede ser una especie de río caótica que arrastraría a los alumnos, quienes pasarían de una etapa a otra sin comprender lo que les sucede. Para poder hacer frente, más tarde, a situaciones de este tipo, en primer lugar hay que haberse entrenado descomponiendo el proceso, haber comprendido lo que permite superar cada segmento de la actividad, haber analizado las situaciones de cada uno ellos, lo que caracteriza específicamente, los comportamiento que exigen, las herramientas que se necesitarán para hacerle frente. Lo esencial es que el alumno consiga extraer un modelo de inteligibilidad utilizable en un conjunto homogéneo de situaciones, y ello a partir de un trabajo que necesariamente hace primero sobre una tarea específica. Que no selle definitivamente una adquisición conceptual o un saber hacer a un contexto particular, demasiado estrechamente limitado. Pero que tampoco utilice esta adquisición o saber hacer en los casos en que su uso sería pertinente. Se trata de un ajuste que requiere un entrenamiento preciso.

Entrenamiento preciso, en la escuela, cuando el docente, una vez detectada la adquisición en un contexto dado, modifica el contexto para percibir si la herramienta intelectual continua haciendo utilizable o si ha quedado obsoleto: así, cuando se trata de hacer el resumen de un texto, evidentemente, habrá que entretenerse con textos más o menos largos, más o menos complejos, que tratan sobre temas diferentes.

Entrenamiento muchos más eficaz cuando se hace que los alumnos establezcan por si mismos relaciones entre lo que han aprendido en la escuela y en las situaciones con las que puedan encontrarse o descubrir en otras partes. Y el docente podrá ver si lo que se aprendido en clases le servirá para la resolución de problemas en su vida cotidiana, esto englobado en un aprendizaje significativo para el niño.

CONCLUSION

El fin esencial de toda educación es preparar al niño para querer y para realizar en su vida la supremacía del espíritu. La niñez de hoy es muy diferente a las de años atrás, la necesidades de estos han crecido y limitada por la tecnología, es por ellos que la escuela tiene una tarea muy laboriosa el plantar en el niño el interés de nuevo y dejar por lado la diversión tecnológica o el buen uso de esta, ya que bien implementada nos es muy útil para que el niños adquiera nuevos conocimiento, haciéndolos investigadores, críticos, así como motivándolos a que vean que todas las materias son muy interesantes, ya que este es la palanca que mueve montañas y suscita el afán más auténtico y fructífero, así como el esfuerzo espontaneo. El niño debe recibir una educación cuyas metas sintonice con sus posibilidades. Ello supone la adaptación pertinente del currículo y el concurso de los medios necesarios para que sea posible llevarlas

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