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Caracterización tradicional de la escuela

Enviado por   •  27 de Abril de 2018  •  4.775 Palabras (20 Páginas)  •  270 Visitas

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Así pues, partiendo de considerar a la escuela como una institución intencional y específicamente educativa, intentaremos una aproximación fenoménica a la misma que permita diferenciarla de otros medios educativos que puedan ser también intencionales y específicos. Se trata de ensayar una caracterización de la escuela en sí misma; esto es, que incluya sus diferentes tipos, modelos y variantes.

Quizás una de las mejores definiciones de escuela, en la línea descriptiva que proponemos, sea aún la de Alfonso X el Sabio en sus Partidas: «Estudio es ayunta­miento de maestros et de escolares que es fecho en algunt logar con voluntad et con entendimiento de aprender los saberes».3 En esta definición están, implícitos o explícitos, casi todos los aspectos a partir de los cuales caracteriza­mos a la escuela, a saber:

«Realidad colectiva»; «Ubicación en un espacio específico»; «Actuación en unos límites temporales determinados»; «Definición de los roles de docente y discente»; «Predeterminación y sistematización de contenidos»; «Forma de aprendizaje descontextualizado.»

Realidad Colectiva

Decía Comenio de la escuela que era un «educatorio común de la juventud», y la defendía como tal por la ejemplaridad, la emulación y la ayuda mutua que la situación colectiva posibilita como recursos para la enseñanza. 4 Mucho antes que él, Quintiliano había ya resaltado las ventajas de la enseñanza en común. 5 Pero aparte y por debajo de las virtudes educativas que el hecho colectivo comporta, es también un principio de economía el que da lugar a la escuela; a la escuela como mecanismo que permite enseñar a muchos a la vez. Para que «pueda instruise toda la juventud (a no ser aquella a quien Dios negó el entendimiento)», 6 es por lo que Comenio se propone resolver el problema de «cómo un solo preceptor puede ser suficiente para cualquier número de discípulos». El modelo del preceptor, ayo o pedagogo doméstico no sirve cuan­do dejan de ser muy pocos quienes han de instruirse.

La historia de la pedagogía escolar (a nivel técnico: organizativo y didáctico) es la historia de cómo se va organizando el espacio, las relaciones, los roles, el material... para hacer eficaz la enseñanza colectiva. Aquellas «escuelas» tipo corral, que muestran algunas pinturas de los siglos xvi y xvii, en las que el maestro sólo enseña a un alumno a la vez, mientras los demás vagan y alborotan por el «aula» sin rendimiento instructivo ninguno, 8 serán transformadas por la técnica pedagógico-escolar de Comenio, Demiá, Juan Bautista de la Salle y otros, en mecanismos minuciosamente diseñados para hacer eficaz la enseñanza conjunta de muchos. Tales técnicas, a la par que posibilitan la eficacia instructiva, permitirán, según el análisis de M. Foucault, la economía en el ejercicio del poder disciplinario. 9 El sistema de enseñanza mutua, ideado por Lancaster y Bell, que tuvo una expansión notable en el siglo pasado, sería el ejemplo más idóneo de la preocupación para lograr la enseñanza eficaz de muchos alumnos con el mínimo de personal docente.

El hecho colectivo que implica la escuela es, sin e­bargo, una realidad que puede ser asumida de muchas maneras. Puede ser asumida simplemente como un imponderable: ya que no es económicamente posible el modelo individualizado de la enseñanza preceptoral, habrá que colectivizar la situación de aprendizaje. O bien, se puede asumir aprovechando y potenciando las ventajas que en sí mismo tiene el hecho colectivo. Tal aprovechamiento se ha orientado, a su vez, de múltiples maneras. Por ejemplo, potenciando la emulación y la competencia, o bien, la coo­peración y la ayuda mutua. Los sistemas de clasificación y jerarquización de los escolares, los castigos con funcio­nalidad ejemplar, la emulación en el régimen jesuístico, los uniformes y distintivos, y, por otro lado, los sistemas de trabajo en equipo, el autogobierno, las cooperativas freinetianas, etc., son métodos, dispositivos y técnicas, que muestran la asunción consciente del hecho colectivo y las formas peculiares de asumirlo. El modelo escolar de los Jesuítas, el de Lancaster y Bell, el de Cousinet, el de Makarenko, el de Neill... quizá tengan poco en común, salvo que todos ellos son formas de asumir la realidad colectiva que constituye la escuela: todos son «educatorios» comunes de la infancia y la juventud.

Ubicación de un espacio específico

La escuela no queda suficientemente caracterizada al decir de ella que es un «educatorio común». Si así fuera, sería «escuela», en su sentido actual y estricto, el séquito de discípulos que Protágoras, según cuenta Platón, iba reclutando de las ciudades por donde pasaba. 10 Sólo en sentido metafórico cabe hablar de «escuela itinerante», que tal era la de la mayoría de los sofistas. La escuela es un lugar, un edificio, un espacio delimitado: a la escuela hay que ir. 11 Más que la enseñanza itinerante de Protágoras, se asemejan a la escuela como lugar, la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles que, al cabo, son los nombres originarios de los lugares escogidos respectivamente por ambos filósofos para localizar sus tareas de estudio y enseñanza; nombres que luego se generalizarán como sinónimos de escuela o especies de la misma.

La escuela tiende siempre a identificarse con lugares y edificios. De las primeras escuelas que se tiene noticia es de las «"casas" de las tablillas» (eddubas), donde, en Mesopotamia, más de dos milenios a. C., se iniciaba la formación de los escribas; formación que terminaba en otra casa, la «casa de la sabiduría» escuela monástica, palatina, catedralicia... son nombres que dan también idea de esta localización específica de la enseñanza que constituye la escuela.

La escuela concreta el aprendizaje en lugares que han de ser adecuados a tal función: se crea una arquitectura, escolar. Quizás el primer antecedente, de la arquitectura escolar sea una «casa de las tablillas» (en Ur, 1780 años a. C.) de la que se han podido reconstruir los planos antes y después de ser convertida en edduba. 12Todas las peda-jogías escolares crean un espacio funcional al cometido que pretenden: así el modelo «panóptico» de las escuelas disciplinarias del siglo pasado, 13 o el actual de las escuelas de «opciones múltiples».

El lugar escolar, dependiendo también de las diversas pedagogías, tenderá a ser más o menos denso o difuso, cen­trípeto o centrífugo. Algunas escuelas tenderán a aislarse, a cerrarse sobre sí mismas, a desconectarse de la realidad externa: en la civilización sínica había unas escuelas que además de estar situadas fuera

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