El juego infantil desde la perspectiva de la psicología genética

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Gracias al lenguaje se logra socializar con los demás, y aparecen los esquemas simbólicos en los cuales el niño logra sustituir y representar una situación vivida por una supuesta gracias a la utilización de la ficción y los símbolos propios. Las primeras acciones simbólicas aparecen a los 2 años según Piaget.

Entre los 4 y los 7 años comienzan a aparecer los juegos de imitación, el niño va conociendo su realidad y realizando la imitación exacta de lo que observa.

Es aquí donde comienza el simbolismo colectivo, el grupo que juega realiza una correcta diferenciación y adecuación de roles. La imitación y el juego contribuyen al desarrollo de la función simbólica cuya evolución y ejercicio, se entroncan necesariamente con la función del lenguaje.

El juego simbólico presupone un cierto desdoblamiento del propio niño y la creación de otras perspectivas diferentes en relación con otros, favorecen el desarrollo de las funciones intelectuales. A los 4 años los juegos de roles cambian y se centran en una situación ficticia que consiste en la adopción del papel del adulto, presentado en situaciones lúdicas y creadas por el mismo, esto le permite conocer el mundo cambiante y complejo que le rodea, además de reafirmar su propia personalidad.

3.- Juego reglado: desde los 7 años el niño ya es un ser social, cada vez adquiere un mayor capacidad de autoconciencia, el egocentrismo disminuye. Se inicia la formación del pensamiento lógico-concreto. Piaget define la operación como una acción interiorizada reversible y que se integra en una estructura de conjunto. La cognición se puede entender como la aplicación de acciones reales por parte del niño, en relación con el ambiente o con sus propias acciones.

La cooperación social desempeña un papel importante en el desarrollo intelectual. El juego reglado incorpora en su estructura el juego de ejercicio y el juego simbólico. El juego reglado es la culminación de los procesos lúdicos y se consolida durante el periodo del pensamiento lógico concreto y logra su máxima expresión en el pensamiento formal abstracto.

Los tres tipos de juegos son momentos del acceso progresivo a la socialización de la conducta. También es importante referirse al tipo particular de juegos como lo son: construcción o creación, los cuales constituyen una transición hasta las conductas más adaptadas y pueden culminar en el arte.

En nuestra cultura a los 6 años los niños ingresan a la escuela primaria y se plantean al niño muchas dificultades de socialización, pues conocerá a su nuevo maestro, a sus nuevos compañeros, su relación intelectual con los contenidos de aprendizaje y el permanecer por más tiempo en la institución.

Gessell denomino el juego paralelo el cual se presenta en donde los niños de 4 y 5 años que jugaron un dia anterior parecen no conocerse al siguiente, lo esencial es el juego y los pequeños grupos se hacen y deshacen sin problemas.

Entre los 6 y 7 años los juegos son más durables y aparecen los juegos sociales que se estructuran de dos elementos esenciales: las reglas del juego y la cooperación con división del trabajo. Se inician de forma simple en los juegos colectivos más elementales.

El egocentrismo desaparece y entran la cooperación, la solidaridad, la recicprocidad del punto de vista, el descentramiento, la afirmación de los sentimientos del yo y los sentimientos de la fraternidad y amistad.

La regla y la organización surgen por la necesidad de convivir e interactuar socialmente y a la vez de afirmarse de forma individual en la colectividad. Los juegos evolucionan por medio de la complejidad de las reglas y la división del trabajo, así como por ritos y prácticas de tradición lúdica heredadas por la cultura.

Jean Chanteu dice que el niño ama la regla; en ella encuentra el instrumento más seguro de su afirmación, manifiesta por medio de ella manifiesta la permanencia de su ser, su voluntad y autonomía.

Piaget concluye que los juegos de reglas son juegos de combinaciones sensorio-motoras o intelectuales con competencia de los individuos y reguladas por un código transmitido de generación en generación.

Entre los 7 y los 9 años el juego es segmentario y tiende a conformarse por niños del mismo sexo y edad similar, consiste en competir. Algunos autores los han denominado juegos de proeza. Las actividades son múltiples.

Hacia los 9 años aparece una nueva etapa, el niño logra auto controlarse y puede someter sus impulsos hacia las necesidades grupales y aceptar la reglas impuestas por el grupo por lo que surgen grupos cohesionados, su característica esencial es la puntual obediencia de la ley.

El juego cumple un rol esencial en la formación de la personalidad y es de