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FORMACIÓN ÉTICA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Enviado por   •  23 de Marzo de 2018  •  2.765 Palabras (12 Páginas)  •  268 Visitas

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Las dimensiones de la función ética de la universidad que podemos identificar en la sociedad actual son tres: una es la formación deontológica que tiene que ver con el ejercicio de las diferentes profesiones; otra es la formación ciudadana y cívica de sus estudiantes, en la cual la ética es sobresaliente; y la tercera es la formación humana, personal y social que contribuya a la excelencia ética y moral de los futuros titulados como personas. En relación con estas tres dimensiones puede afirmarse que la primera está razonablemente aceptada como un signo o indicador de calidad; la segunda va siendo progresivamente aceptada como una necesidad y un reto en los que la universidad debe poner de su parte para que esta sea efectiva, y la tercera se considera -salvo en algunas universidades- propia de otros niveles del sistema educativo y difícil de ser integrada en la misión y función de las universidades debido a las indiferencias entre directivos y estudiantes, ya que uno de estos grupos tienden a tener cierta autoridad por encima del otro.

Las tres dimensiones mencionadas anteriormente son necesarias, aunque no suficientes, para poder entender lo que hoy debe ser una universidad de calidad. Obviamente, una universidad que sólo se ocupara de atender estas funciones no estaría ejerciendo la misión que la sociedad entiende que le corresponde. Los titulados deben acabar sus estudios conociendo las últimas técnicas y avances en su profesión, pero además de ser buenos profesionales, deben destacarse por su contribución a la formación de una sociedad más culta y digna. Por ello, la universidad que descuide o no preste la atención -sin duda laboriosa y delicada- a las tres funciones citadas no sería, a nuestro entender, una universidad de calidad. Tanto las universidades como su cuerpo de profesores, sus investigadores y los mismos universitarios pueden ejercer, formal o informalmente, mucha influencia.

En una sociedad de la información y la diversidad como muchas es difícil aceptar como una oferta formativa de calidad aquella que no presta atención a lo que pueda convertirla, además, en una sociedad del conocimiento y del aprendizaje continuo. Para tal logro deben tenerse en cuenta no sólo los contenidos que hagan de un titulado un buen profesional, sino también aquellos que lo conviertan en un buen ciudadano y una buena persona, ética y moralmente. La universidad debe tener presente que aparte de la misión laboral con la que muchos estudiantes son formados, la importancia de ser una persona tolerante y culta afecta positivamente muchos ámbitos a los que el estudiante se enfrenta al salir de la universidad con su respectivo título. Estos valores inculcados y adquiridos a partir de una práctica social dentro de la universidad podrían llegar a ser una ventaja para el estudiante que los practique, obviamente de manera responsable y autónoma, no debería de existir cierto de tipo de presión por hacer algo bueno o amable por la sociedad.

Hoy, la formación de un buen profesional debe incluir su formación como ciudadano y como persona. Aunque la realidad demuestre lo contrario, el ideal debería ser éste. Tal es este objetivo y propósito al reflexionar sobre estos temas y al formular esta propuesta de aprendizaje ético en la universidad.

Una formación universitaria de calidad tampoco puede reducirse a una formación para la inserción laboral, por muy óptima que ésta pudiera resultar. En el mundo laboral cada vez son más valorados aquellos graduados que muestran, además de las competencias específicas de su ámbito de formación, otras más genéricas. Estas competencias -transversales, genéricas o básicas- suponen el dominio de un conjunto de contenidos de aprendizaje relacionados con la dimensión social y expresiva de la persona y, que por ser comunes, pueden aprovecharse estratégicamente para desarrollar competencias específicas en ciudadanía.

Las innovaciones y los cambios, sobre todo cuando no es obvio el perfeccionamiento que comportan, pueden alcanzarse mejor mediante la persuasión y la implicación en proyectos compartidos entre estudiantes y docentes a través de la exigencia normativa ya que esta genera cierto tipo de presión sobre ellos. Sin embargo, la incorporación de cuestiones éticas y la modificación o creación de condiciones que hagan posible que el escenario de aprendizaje universitario también lo sea de aprendizaje ético, requerirá sin duda algún establecimiento de pautas, reglas o de un marco normativo respectivamente. Avanzar hacia un modelo de universidad que comparta la conveniencia de incorporar en sus programas de formación contenidos de aprendizaje relacionados con valores y actitudes integrales, requiere que en cada titulación se establezcan objetivos terminales referentes a lo ético y lo moral en sus diferentes ámbitos.

En un artículo publicado en el año 2004 se encontró que un elemento muy importante para la formación de una conciencia éticamente responsable y con él cual se puede mostrar un punto a favor para una universidad de calidad y también con el cual se puede llegar a solucionar una parte de esta carencia de ética en la educación superior es un verdadero Servicio Social (Isla, 2004). Este servicio como estrategia educativa en su más amplio sentido, es una práctica integral comprometida con la sociedad que permite consolidar la formación y además permite fomentar una conciencia de solidaridad y tolerancia. Este servicio social contribuye a que la universidad se vincule con la comunidad fuera de su ámbito, fomentando así, una conciencia solidaria, compromiso y reciprocidad social. La manera en la cual un estudiante podría a llegar a practicar esta estrategia educativa es llegando a tener un conocimiento de la realidad nacional: las hirientes diferencias sociales, la angustiosa pobreza de la mayoría junto a la ridícula abundancia de otros, la tragedia del desempleo, la desesperación de los que carecen de un hogar o de un simple refugio donde vivir, la discriminación por raza y orientación sexual entre otras.

Los estudiantes podrán conocer mediante este servicio social la cruda realidad que vive el país y no solo eso, sino que también podrán experimentarla y lograr hacer un aporte positivo o una alternativa de solución a este problema. Cuando un estudiante llega a experimentar este tipo de situaciones, cuando se pone en los zapatos de la situación que otra persona está viviendo, se podrá ver un cambio de percepción de lo que sucede en el país y se podrá empezar a cambiar ciertas aptitudes y llegar a tener un punto de vista más tolerante y solidario frente a estas situaciones, haciendo de él un ser mucho más culto e íntegro en la sociedad educativa.

Una manera en la cual se podría ver un gran

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