LA INFANCIA DE SU VEJEZ
Enviado por Ninoka • 7 de Marzo de 2018 • 1.113 Palabras (5 Páginas) • 269 Visitas
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Los días en su casa ya eran más bonitos de alguna forma, tengo un recuerdo vago sucumbido en mi hipocampo en el que me veo durmiendo cerca de él; los días fueron pasando y en los ojos de Papá Emilio sentía la gracia de verme, fueron los ojos más vivos y llenos de historia los que vi en él. No faltando a mi tiempo de aislarme, me sorprendía no ver a tantas personas con la misma edad que tenía él, sus años de vida se acercaban al siglo y no encontraba más personas longevas mas que en las historias que Mamá me leía de la Biblia. El tiempo seguía su trayecto consumiendo vidas y construyendo otras.
Oí hace un tiempo decir: “¿Qué es la muerte? ¿Es eterno sueño? ¿Acaso una venganza de la vida o tal vez mas bien un premio?”, cómo saber si tenemos miedo de ella, cómo saber sin valorar la vida, sin darle un sentido propio, sin darle amor.
Mis visitas a su casa no faltaron pero su presencia sí, no entendía por qué no lo encontraba sentado en el sofá como todos los días, veía en la cara de Mama Alchi cierta preocupación, sus hermanas llegaban más seguido a la casa, a diario; entonces algo me decía que ella debía de saber, ella se dirigía hacia uno de los cuartos de la casa yo le seguí detrás, ella abrió la puerta del dormitorio y entonces le vi a él, acostado en su cama, más viejo y más lejos de mi mirada, el tono gris de sus ojos se iban oscureciendo y el tiempo borraba su nombre de la vida, era Papá Emilio volteando una vez más su mirada, ya no amarga y vieja sino dulce y con la esperanza de volver a vernos, apenas lo conocía y ya se despedía de mí.
A mi temprana edad sentía un vacío dentro y fuera de mí, quizás el primero, y ese sentimiento me adentraba aun más en un tiempo estremecido y tierno, como el ámbar del cielo y las hojas que aún no caen del otoño. Ese vacío interno que me deja el tiempo siempre trato de llenarlos con los mejores recuerdos de mi vida, ese niño empezando una vida aprendió la bondad y el cariño hacia quien lo necesita y ese anciano aprendió a dar amor hasta el último instante de su vida.
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