CONCEPTO DE ESTIMULACION TEMPRANA.
Enviado por Rebecca • 11 de Abril de 2018 • 2.777 Palabras (12 Páginas) • 434 Visitas
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de ayudarle en este proceso, sabiendo sacar provecho de sus experiencias, canalizándolas hacia un buen control de la motricidad, a la interiorización de las sensaciones propioceptivas y al desarrollo de una buena representación del propio cuerpo, experiencias fundamentales para poder utilizar el cuerpo libremente en el espacio y el tiempo. La interacción con la terapeuta, con los objetos y con los otros se enriquece, se actualiza y sostiene sus aprendizajes.
Desde la etapa prenatal en el niño existen estímulos naturales, desarrollados involuntariamente por la madre y otros estímulos complementarios que igual son desarrollados por la madre pero de forma voluntaria, con el fin de que el bebé en el vientre pueda desarrollar de mejor forma sus sentidos. Así como existen estímulos prenatales existen postnatales que cubren las áreas del desarrollo motor, cognitivo, afectivo y lingüístico. Éste es un proceso a largo plazo en donde se intentará beneficiar tanto al niño como su contexto familiar más cercano.
Creemos que el espacio de estimulación temprana alude a un lugar de encuentros, miradas, conocimientos, técnicas y aprendizajes significativos. En cada encuentro se vivencian experiencias reveladoras que intervienen en la vida de cada bebé o niño. Son momentos de mucha sensibilidad y descubrimiento por lo que creemos necesaria la presencia del terapeuta y núcleo familiar reducido. Simplificar y reunir la acción en el terapeuta único, especialista en Estimulación Temprana, quien aborde el tratamiento sostenido en el intercambio y trabajo de un equipo transdisciplinario, formado por profesores de educación especial y estimuladores tempranos, psicóloga, pediatra, fonoaudióloga, psicomotricista, trabajadora social, etc.
El estimulador mediatizará el aprendizaje del niño valiéndose del juego como herramienta lúdica y didáctica posibilitando el diálogo entre el niño, el medio y las personas que lo rodean. Asimismo, debe tener un claro conocimiento y dominio de las pautas de desarrollo neurológico, de los procesos físicos-emocionales involucrados en las diferentes etapas evolutivas-madurativas de la niñez para detectar el momento preciso en que propone un determinado objetivo a cumplir. El rol del estimulador temprano tiene mucho que ver con el conocimiento que éste debe tener de la familia del paciente que está rehabilitando. Es fundamental incorporar a miembros del grupo familiar en la tarea de rehabilitación. La familia debe también “poner el cuerpo” en esta rehabilitación y es necesario que se pueda guiar adecuadamente y respetando las características de cada miembro de la misma, así como sus posibilidades de intervención. La conveniencia de formar parte de un equipo transdisciplinario facilitará en todo sentido el rol del especialista en estimulación temprana.
Continuando con esta línea, nuevamente mencionaremos a la Lic. Lien de Rozental quien considera que el terapeuta en estimulación temprana abordará desde la prevención, intervención, asistencia, educación y rehabilitación de un niño con discapacidad haciendo extensivo dichos abordajes tanto a la familia como a la sociedad de la que forma parte. Consideramos crucial ampliar la atención al núcleo familiar ya que son ellos quienes conviven diariamente con el niño centrando nuestro método de trabajo en la participación activa de todo su entorno. Para la Lic. Rozental, el estimulador temprano deberá construir su perfil profesional teniendo en cuenta el concepto integral de salud. Deberá poseer sólida formación científica y capacidad de observación. Asimismo, deberá saber detectar tempranamente los signos de alto riesgo neurológico, nutricional, psíquico, social o ambiental. Su responsabilidad será la de crear un vínculo positivo con el paciente y su familia. Deberá tener una buena capacidad de autocrítica y autoestima como así también paciencia para aceptar las limitaciones propias y de los otros ya que estará contenido dentro de un grupo de trabajo multidisciplinario. Buscará prestarse al diálogo corporal, emocional para modificar y ser modificado ejerciendo una acción terapéutica. Por último, considera necesario la planificación para evitar la improvisación y caer en errores.
En relación al vínculo que deberá existir entre el terapeuta y la familia consideramos que es un lugar de construcción, de mutuos acuerdos y compromisos que se pactarán a medida que se cimienten bases sólidas y seguras de relación. Como sostiene Sykuler, el lugar del terapeuta “es un lugar delicado, podríamos decir de “puente”, de “pasadores” de ese saber a los padres. Devolviéndoles su lugar, habilitándolos en sus funciones, permitiendo que se establezca o reestablezca el lazo entre ellos y su hijo. Que a su vez el niño se dirija a ellos demandándoles un saber acerca de sus necesidades”.
Como mencionamos anteriormente, creemos en el criterio de la existencia de un terapeuta único que esté integrado dentro de un equipo transdisciplinario capaz de coordinar, facilitar y llevar a cabo la prestación de varios servicios profesionales destinados al bebé y lograr establecer identificaciones con ese niño. El término trasndisciplinario denota transferencia de información, conocimiento o técnicas a través de fronteras o campos disciplinarios. Sugiere la idea de una evolución lógica desde un concepto unidisciplinario hasta una postura multidisciplinaria. Procura realizar un trabajo en conjunto en áreas de funciones compartidas en beneficio de la persona tratada. De esta forma, los profesionales comprenden y conocen la preparación y competencia de otras disciplinas. Asimismo, promueve el intercambio y puesta en común de información, conocimientos, técnicas y el entrecruzamiento de los campos disciplinarios tradicionales.
Para el entrenamiento de los profesionales, entrenar a los niños en este modelo transdisciplinario requiere de algunas exigencias como: cada miembro del equipo debe poseer sólida preparación en la disciplina que ha elegido; tener conciencia del papel que en la habilitación de un niño con riesgo o con déficit en el área neuromotriz, neurosensorial o déficit mental aporta la capacitación obtenida a través de esa disciplina; reconocer que otras disciplinas pueden efectuar excelentes contribuciones al proceso de habilitación de estos niños, participar en la elaboración de una política y su implementación para crear en las comunidades centros que atiendan en forma integral a los niños con déficits; poseer estabilidad emocional que permita incorporar los nuevos aprendizajes y aceptar la supervisión durante ese proceso del profesional que actuó como facilitador del nuevo conocimiento; tener capacidad para la incorporación de los padres en el equipo de trabajo, aceptando y facilitando la labor terapéutica
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