Comunicación intercultural de los negocios
Enviado por Jillian • 9 de Junio de 2018 • 1.612 Palabras (7 Páginas) • 407 Visitas
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En una relación sexual, solo utilizamos al otro para nuestro propio placer, lo que nos vuelve egoístas y ególatras, pero nunca abra un encuentro verdadero.
Los medios de comunicación y, en especial, el cine y la televisión, han puesto al sexo por todas partes, sin afectividad ni amor, sino como algo divertido, en la que se mezclan valores como la conquista, la búsqueda del placer y el disfrute sin restricciones. Los medios de comunicación prometen la liberación y el encuentro con uno mismo en paraísos de sensaciones maravillosas: sexo sin fin, diversión, etc. Así, se pretende engañar y convencer al hombre de que sexo y amor significan lo mismo, de que practicar el sexo es interesante, sin plantearse nada más. Todo desde un punto de vista material y deshumanizado. Pero volvemos a lo mismo, hay que saber plantearnos lo que realmente es importante y ser inteligente al momento de tomar algo como verdadero y si realmente eso nos servirá de algo bueno posteriormente. El acto sexual con amor de verdad consta de tres ingredientes esenciales: físico, psicológico, y espiritual, donde el otro es aceptado como persona y no como algo que puede ser utilizado.
Fuera de pensar en las adicciones más comunes como las drogas, hay otra adicción, sobre todo en Estados Unidos, los workaholics o adictos al trabajo, generalmente están ansiosos de dinero y de éxito profesional, que suelen tener fracasos afectivos y familiares, que en la mayoría de los casos suele ser el precio que pagan por llegar a la cumbre profesional. La adicción a no estar gorda o la lucha por mantener un tipo adecuado, en una sociedad en la que la delgadez es más que fundamental es otro problema social asociado a los medios de comunicación, y de ahí se deriva el síndrome de la anorexia/bulimia. Se empieza a generar la negación a comer, tomar laxantes e incluso provocarse el vómito con el fin de mantener la figura esbelta.
Como ya lo hemos comentado, la televisión lo llena todo. Hace algunos años, la vida era diferente sin ella. El hombre actual pasa demasiado tiempo delante de la televisión. La televisión provoca el mismo fenómeno que el de la droga: crea adicción. Es la conducta repetitiva que se va haciendo hábito y de la cual es muy difícil desprenderse; tanto, que las personas con escasos recursos intelectuales, o poca curiosidad por llenar su ocio con una afición o un hobby bien definido, quedan atrapadas por la televisión. Entonces podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la televisión es casi todo su alimento intelectual. De ahí se derivará un hombre escasamente culto, pasivo, entregado siempre a lo más fácil.
Ver la televisión sin espíritu crítico es caer en una jungla de manipulaciones que lleva a ser frágiles, individualistas, incapaces, etc.
La soledad y la comunicación interior suelen formar una estructura de banalidad en el hombre light, porque no se interroga nada trascendente que le obligue a replantearse la existencia de otro modo, no analiza, se deja guiar por las ideas de los demás. Es una soledad sin rebelión personal y sin análisis.
En los programas educativos y en el mundo de la publicidad no se incluyen la compra de libros ni el interés por la vida intelectual. Sólo se insiste en lo que está de moda: ropa, música del momento, o algunos libros que más allá de dejarnos algún aprendizaje solo entretienen.
También hay que estar conscientes de que no todo es tan malo, hay que destacar los altos niveles de confort y bienestar, que han cambiado la vida del ser humano, ha habido grandes avances en la ciencia, gracias a la tecnología se nos ha simplificado el trabajo, han surgido la igualdad de oportunidades y sobretodo ha surgido una conciencia ecológica que poco a poco va tomando forma. Aun así, el hombre actual está decepcionado porque ha perdido el rumbo, y se siente bastante vacío. Hemos ido fabricando un cierto tipo de hombre cada vez más débil, inconsistente, que flota en un constante sinsentido. Lo mejor es tener metas concretas: nobles, humanas, realistas y ambiciosas, y estar dispuesto a luchar por conseguirlas.
El fracaso es necesario para la maduración de la personalidad. La existencia consiste en un juego de aprendizajes. Por lo general, se aprende más con los fracasos que con los éxitos o, por lo menos, tan importantes son los unos como los otros. No debemos olvidar que hay que planear la vida, diseñarla, ponerle límites y luego ponerla en marcha. Este debe ser el objetivo para llegar a uno mismo, para ser individuo, persona, sujeto con una identidad clara, un hombre con intereses y animo por la vida.
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