Control, el cual consiste en una verificación de resultados, no de su valoración (lo que constituiría una evaluación).
Enviado por tolero • 2 de Agosto de 2018 • 3.504 Palabras (15 Páginas) • 359 Visitas
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A través de la evaluación, se pretenden establecer los cambios que se deben buscar y por qué, cómo y en qué medida se producen esos cambios deseados, además el grado en que se alcanzan los objetivos que se han propuesto, también la necesidad de modificar las acciones propuestas, la eficacia del programa y/o proyecto que se está evaluando y en qué manera ha de ser modificado si se requiere y, para ella, se requiere un proceso metodológico que debe responder a una serie de interrogantes que permitan dimensionar la razón de ser de dicha herramienta, para lo cual habría que plantear:
- ¿Para qué evaluar?
- ¿Qué evaluar?
- ¿Cuándo evaluar?
- ¿Quién evalúa?
- ¿Cómo evaluar?
Y, la respuesta a cada pregunta, pretende que la evaluación sea pensada y repensada realmente como un procedimiento sistemático, diseñado técnicamente y operativo para la ejecución de la práctica profesional y los fines de investigación social que se planteen como necesarios para la intervención del trabajo social.
2.- CARACTERISTICAS
Las características más relevantes de la evaluación, que fueron planteadas en la definición operativa propuesta por Ander Egg y que vimos en forma precedente, es la que a continuación desglosaremos y veremos con mayor detalle[2]:
- Es una forma de investigación social aplicada: la evaluación, en cuánto investigación social, consiste en aplicar el método científico al conocimiento de un aspecto de la realidad y, en cuanto investigación aplicada, se trata de aplicar el método científico para valorar la aplicación de estrategias cognitivas en la adquisición de conocimientos o de estrategias de acción de cara a lograr determinados propósitos. Si queremos decirlo en otras palabras, nos referimos a que: no es un conocer para actuar (como es la investigación aplicada), sino un conocer para mejorar las formas de actuar.
- Sistemática, planificada y dirigida: ello, puesto que emplea procedimientos que se basan en las necesidades y exigencias del método científico. O sea, de lo que se trata, es de estudiar de manera consciente, organizada y con una intencionalidad expresa un aspecto de la realidad y, ese estudio, no corresponde a un conjunto de recetas, sino que a establecer una estrategia dentro de un proceso que tiene una direccionalidad clara y para cuyo logro se establecen con antelación, los más racionales cursos de acción.
- Que se encamina a identificar, obtener y proporcionar de manera válida y fiable información: el proceso de enjuiciar algo, es evaluación y, para ello es necesario primeramente conocer ese objeto que se ha de evaluar. De ahí, que el proceso evaluativo implique y lleve aparejado tareas de identificación de información (qué se va a evaluar), de obtención de dicha información (mediante técnicas de investigación social) y de difusión de la misma, a los actores sociales interesados o a los responsables que han solicitado el estudio evaluativo. Sin embargo, la tarea de recoger y sistematizar datos no puede hacerse de cualquier manera, puesto que es necesario que los procedimientos empleados cuenten con determinadas exigencias de fiabilidad y validez, con la finalidad de que los resultados de la evaluación sean justificables y lo más objetivos y precisos posible.
- Así como, datos e información suficiente y relevante en que apoyar un juicio: Evaluar es siempre “señalar el valor de una cosa”, o lo que es igual, emitir un juicio de valor. No se trata de ponderar o enjuiciar algo con criterios subjetivos, de ahí que los resultados y juicios o valoraciones realizadas deban apoyarse en datos e información pertinente. La pertinencia de dicha información viene dada por su relevancia, o sea, por la relación que guarda con las decisiones a las que pretende servir la evaluación. Y por su suficiencia, esto es, que la información no debe ser ni excesiva (estudiar hechos innecesarios o poco significativos) ni insuficiente (lo que impediría establecer un juicio adecuadamente fundamentado).
- Respecto del mérito y el valor: Puede ser que exista un programa meritorio sin valor. Ahora, si bien toda actividad que tenga un valor debe ser, además meritoria, con la evaluación de un programa lo que se pretende establecer y juzgar, es tanto el mérito como el valor del mismo.
- De los diversos componentes de un programa (tanto en la fase de diagnóstico, programación o ejecución): se hace precisa esta aclaración, en vista de que muchas veces se identifica la tarea de evaluar con una acción a posteriori de algo ocurrido. La evaluación de programas sociales puede realizarse tanto en el diagnóstico (la evaluación de necesidades, por ejemplo, o la jerarquización de problemas), como en la fase de programación (es el caso de las evaluaciones ex-ante o evaluaciones del diseño de un proyecto) y en la ejecución (evaluación en curso, continua, etc.). Además, la evaluación también puede hacerse una vez que el programa o el proyecto han finalizado (evaluación de impacto). Por lo tanto, si bien la evaluación, como fase de la estructura básica de procedimiento, ocupa un lugar posterior a la programación y ejecución en la mayoría de las ocasiones, se trata de un elemento a considerar en las distintas etapas, siempre que haya que realizar un juicio o valor de algún aspecto o componente del programa a ejecutar, apoyado en información recogida sistemáticamente.
- De un conjunto de actividades específicas que se realizan, han realizado o realizarán, con la finalidad de producir efectos y resultados concretos: la existencia de un proyecto o de un programa para realizar la evaluación, no es indispensable. El que exista un conjunto de actividades específicas que se organizan para lograr un determinado fin, son suficientes para la acción de evaluar. Por tanto, para realizar una evaluación sistemática no existen requisitos respecto a la complejidad y organicidad de las acciones, basta con que éstas se realicen persiguiendo un objetivo concreto especificado de antemano. Dicho en otras palabras, toda aquella actuación encaminada a lograr ciertos efectos o producir unos resultados es susceptible de evaluarse de manera sistemática.
Cuando se habla de “producir efectos y resultados concretos”, hay que tener en cuenta una doble dimensión en esos propósitos:
- Por una parte, valorar el logro de los objetivos propuestos en un programa, servicio o actividad;
- Por otro lado, valorar asimismo, en qué medida
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