Credibilidad de los informes de auditoria

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“La auditoría en estos últimos 21 años ha pasado, en España, de ser una gran desconocida a constituir un valor entendido para las cuentas anuales a las que los informes de auditoría acompañan. Afortunadamente, la época de las auditorías de infarto, con las que se amenazaba a los contrarios, ha dado paso a la de las auditorías deseadas, en la que uno de cada cuatro informes de auditoría son pedidos voluntariamente por las sociedades mercantiles, al mismo tiempo que cada vez más leyes reclaman al auditor, como profesional cualificado, para redactar informes o dictámenes que sirven para propósitos judiciales, administrativos o, simplemente, para redactar acreditaciones que puedan inducir confianza ante la emisión de datos económicos de cualquier especie”. Por lo tanto, los informes de auditoría, son cada vez más demandados y tienen cada vez más credibilidad, según José Antonio Gonzalo Angulo.[3]

Podemos encontrar otras interpretaciones acerca de la credibilidad de los informes de auditoría, según Holmes (1999), “los estados financieros de una empresa son un retrato técnico a una determinada fecha, de su posición financiera patrimonial, del resultado de sus operaciones y de sus flujos de efectivo; mientras que la auditoría a dichos estados efectuada por una Firma de Auditores Independientes es la determinación fehaciente que las cifras contenidas en dichos estados reflejan razonablemente su contenido; de tal manera, que la interpretación que puedan darle los interesados sea comprensible y adecuada. La principal cualidad de un auditor en su calidad de independiente es la ética, pues su trabajo e informe brinda:

- Confiabilidad para terceros de los estados financieros que audita.

- Credibilidad a la Gerencia de la empresa responsable de su emisión.”[4]

La credibilidad de los informes de auditoría, tiene que venir dada por la utilización de unas normas claras y solventes para el ejercicio profesional. El informe de auditoría debe de transmitir confianza a los usuarios, y que el trabajo sea adecuado y completo, revisando todas las áreas que ha auditado, y a su vez detectando riesgos que él crea significativos y comprobando que la información es completa.

Por último, destacar que, para poder mejorar la credibilidad, es imprescindible que toda una serie de grupos, como la gerencia de empresas, los consejos de administración, auditores, comités y entidades a cargo de la elaboración de las normas de auditoría y de contabilidad, las entidades reguladoras como la CNMV, abogados, bancos de negocios, analistas de inversiones y entidades a cargo de la mención del riesgo de crédito, tengan que esforzarse por mejorar la transparencia informativa.

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Escándalos financieros relacionados con la credibilidad de los informes de auditoría.

Los escándalos que han causado conmoción tanto en el mercado como en la profesión de auditoría, ha tenido como consecuencia la credibilidad propia del auditor como ha sido por ejemplo en el caso de Enron, Bankia, Banesto, Lehman Brother, Pacific Gas & Electric Co. y otros casos más.

Muchos de estos fracasos empresariales, se han visto caracterizados por presentar la información contable y financiera fraudulenta, que han conseguido manipular la objetividad e independencia del auditor y han sensibilizado la opinión pública, fundando serias dudas sobre la capacidad profesional de los auditores y la responsabilidad que se espera que asuma mediante sus actos y opiniones.

El efecto que han tenido los escándalos financieros en la auditoría, es que han provocado una pérdida de confianza y de credibilidad en el trabajo del auditor. Como consecuencia a estos hechos se ha reclamado una regulación real de conflictos de intereses en busca del aumento de la transparencia y de credibilidad de la información financiera.

En definitiva, la Unión Europea, afirmó que después de estos escándalos empresariales, se debía de “reforzar la auditoría legal en la UE”, en su momento se reconoció que “El hundimiento de Enron y los escándalos de información financiera trajo como consecuencia que se hiciera un examen más a fondo de la información financiera, de la auditoria legal, de la gobernanza empresarial y de los mercados de valores, ya que debido a esos escándalos se erosionó en todo el mundo la confianza de los inversores en los mercados de capitales y debido a ello empeoró la credibilidad pública de la profesión de auditoría”.[5]

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Conclusión.

Actualmente, se experimenta una situación muy difícil respecto a la credibilidad que tienen los informes de auditoría. Es común escuchar que todos tienen un precio, aduciendo que la gente vende sus opiniones y sus informes, también se escucha “esta memoria, estos informes de auditoría o estos estados financieros no tienen credibilidad” esto se debe como consecuencia a los escándalos financieros en los últimos años, debido a este hecho acaecido la credibilidad del auditor se pone en duda en diversas situaciones. Por lo tanto, la falta de credibilidad en los informes de auditoría se debe a un proceso de auditoría no realizado adecuadamente.

Cuando se elaboran los informes de auditoría se deben realizar de manera que se tenga un conocimiento sobre la actividad, el sector, la normativa, la legislación, las cuentas anuales, etc. Por lo tanto, si la elaboración de esos informes se hace sobre una actividad que no se tiene conocimiento, se obtiene un plan de auditoría incorrecto. En la ejecución de la auditoría por la falta de experiencia se puede incurrir en no aplicar los procedimientos correctos para obtener la evidencia suficiente, fiable y relevante; por lo que no se llegaría a dar la credibilidad necesaria a dichos informes.

El informe de auditoría es formulado y firmado por seres humanos, que eventualmente podrían carecer de ética profesional al no aplicar la independencia, objetividad, integridad e imparcialidad que son necesarias al momento de dotar la credibilidad a los informes de auditoría financiera.

La ética profesional de los auditores es la clave para dotar de credibilidad a los informes de auditoría financiera, tiene que existir la necesidad de reconocer la importancia de la integridad en cuanto a personas físicas y a nivel institucional, en la actualidad la falta de integridad ha sido un factor importante en los escándalos financieros de los últimos años.

Las sociedades deberían de potenciar los códigos de ética para reducir los incentivos