Cuento. El Chico de sus sueño
Enviado por Rimma • 27 de Marzo de 2018 • 1.875 Palabras (8 Páginas) • 276 Visitas
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- Señorita le voy a pedir que se retire del Hall, creo que usted está muy confundida.
Dicho esto le devolvió el celular y un guardia de seguridad la tomo por el antebrazo y le indico la puerta de salida. Ayra, tomo el celular y reviso la pantalla, en la foto que antes se encontraba Thomas durmiendo, ya no estaba Thomas, solo aparecía una cama vacía.
Hace algo más de un mes…
Dicen que a los ángeles se les prohibió desde el inicio fijarse en los humanos e intervenir en sus asuntos sin la autorización del Creador. Sin embargo, algunas veces ocurre lo inevitable, surge un sentimiento inesperado entre los ángeles de la guarda y sus protegidos, pero dejarse llevar por ese sentimiento significa para el ángel entregar sus alas y con ellas su inmortalidad.
Thomas no cayó del cielo luego de entregar sus alas, decidio surgir del agua. Llego a la Tierra en medio de una lluvia torrencial, sabía exactamente que en cinco minutos Ayra saldría de la peluquería con su alisado recién hecho, así que la espero pacientemente. Le gustaba sentir la sensación de las gotas de lluvia deslizándose por su recién estructurado cuerpo físico, le emocionaba saber que ahora podría hablarle directamente a Ayra y no a través de mensajes codificados al inconsciente.
Ayra era una mujer hermosa, de ojos oscuros, cabello rubio con toques castaños, alta, delgada y muchas otras cualidades físicas que a cualquier hombre volvería loco, sin embargo para Thomas no eran las cualidades físicas lo que le gustaba de Ayra, la conocía desde que nació. Vivió cada momento de su vida oculto en otro plano de existencia, sin que ella lo notara. Fue su soporte en momentos de angustia, la cubrió con sus alas en aquellas noches en las que se sentía solitaria, se fue enamorando de su sonrisa y sus locuras, de ese toque único que a veces los humanos pierden a medida que van creciendo. Thomas se enamoró del corazón de Ayra, de ella en todo su ser y sabía que entregar sus alas a cambio de un mes de vida a su lado sería suficiente para curar su quebrado corazón.
La puerta de la peluquería se abrió y vio los asustados ojos oscuros de Ayra asomarse y notar con asombro que no cesaba la lluvia y que su recién alisado hecho para la fiesta de cumpleaños de su mejor amiga se arruinaría. Ella miraba para todos lados esperando que un milagro ocurriera, tenía dos horas para arreglarse o llegaría tarde a la celebración.
- Señorita parece asustada, ¿Puedo ayudarle en algo?
Ayra no podía creer en el milagro que estaba ante sus ojos, parecía un hombre caído del cielo, sin embargo ella tenía claro que no debía hablar con extraños, por más interesantes que le resultaran.
- Sé que es abusivo de mi parte abordarle de esta forma y que no debe confiar en extraños, pero en estos momentos creo que su predicamento merece mi ayuda. He oído que tiene un evento de suma importancia y esta lluvia la retrasaría. Por favor permítame brindarle el abrigo de mi chaqueta y acompañarla a tomar un taxi, para que no dañe el hermoso peinado que acaban de hacerle.
Parecía que además de atractivo, era un hombre sumamente cortes y sobre todo había logrado que se erizara su piel, cosa que no es fácil en ella.
- Aceptare su ayuda, pero tenga cuidado, estaré pendiente de cada movimiento suyo y al mínimo error, le haré sentir mucho dolor. - Ambos soltaron una risa leve y se miraron fijamente.
- Señorita, créame que lo que menos quiero es lastimarla, por favor permítame.
Caminaron juntos un par de cuadras, hasta llegar a la avenida principal, donde Thomas saco la mano y paro un taxi para ella. Le abrió la puerta y le ayudo a subir, cerró la puerta rápidamente y Ayra bajo el vidrio, señor tome su chaqueta. El sonrió y le dijo:
- Señorita créame que usted la necesita más que yo.
- Al menos ¿podría saber el nombre de mi salvador del día?
- En la chaqueta esta todo lo que necesita saber de mí, si le parece que mi ayuda merece el valor de un café, por favor no dude en contactarme. Ahora vaya y disfrute la fiesta.
El taxi arranco y Ayra se quedó mirando a través de la ventana como la figura de aquel hombre se desvanecía en medio de la lluvia. Hasta ese momento el amor a primera vista le parecía ilógico, ahora parecía tambalear su hipótesis. Busco en los bolsillos alguna pista de quien era y encontró tan solo una tarjeta:
Thomas Fintz
Subgerente Comercial-Business Enterprise
Numero de contacto: XXXX-3456
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