Cuento sobre liza
Enviado por Antonio • 24 de Octubre de 2017 • 1.498 Palabras (6 Páginas) • 542 Visitas
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-No he dibujado nada. Todo lo que está ahí son personajes de mis libros
Entonces, Elisa, al hojear su diario comenzó a ver esas "manchas" que Pablo le decía, en una hoja estaba la cara de alguien, en la siguiente había unas escaleras, siguió dándole vuelta a las hojas, unas piernas, una mano estampada, unas palomitas, unos frijoles, una pared con un dibujo en ella, caramelos, un sillón, una televisión y por fin un árbol verde y grande como el que estaba plantado en su jardín.
-Elisa yo no te vi dibujar esto
-Porque esto no lo dibujé yo
Entonces el ambiente se tornó tenso, las nubes habían cubierto el cielo y lo único con luz era el árbol que estaba en el jardín de la casa de Elisa.
Se escuchó una voz:
- ¿Quieren saber cómo están sus amigas?
Elisa y Pablo voltearon a verse, muy ilusos.
-Sí
Contestó Pablo
-Pues síganme
El árbol, que se veía desde la ventana del cuarto de Elisa, comenzó a bajar una liana por su tronco. Al parecer ese árbol tenía vida.
Pablo y Elisa comenzaron a bajar las escaleras, su mamá ya no estaba, no sabían a donde había ido. Llegaron al tronco del árbol y el chico tomó la gran liana verde que había descendido
-¿Estás loco?
-Poquito
Empezaron a trepar, tardaron menos de 5 minutos en llegar a lo que allá arriba les esperaba... Un lugar con duendes, eran pequeños, con gorros verdes, pantaloncitos, todos sonreían. A Elisa se le hizo algo muy tierno ver a esas criaturas tan pequeñas, pero a Pablo puso cara de desprecio. Los duendes estaban marcados como algo de mal gusto, algo de mal augurio.
Cuando empezaron a caminar por ese extraño lugar, los duendes les decían: "Hola, vienes a visitar a Cinthia?", o un "Hola, Daniela te está esperando”.
Llegaron a un lugar extraño, estaban como en una tipo nube cuando vieron a sus amigas junto con una mujer vestida de rojo y un hombre de negro. Ellas se estaban riendo, entonces no podía ser nada malo. Daniela ya no tenía su rostro verde de tantas ganas de vomitar que sentía, y Cinthia podía caminar a la perfección. Entonces la mujer de rojo se puso frente a los chicos y les dijo
-Bienvenidos, mi nombre es Yarey, soy una elfo, y esta es una tierra especial…ustedes están encomendados a una actividad especial
- ¿Una misión? - Dijo Elisa
- No necesariamente. Deben brindarme algo de la tierra
- ¿Qué necesitas de la Tierra?
- Yo no puedo bajar, mi cultura me lo impide, pero, necesito unos libros…
- Dinos qué libro – contestó Pablo
- Se hace llamar “El gran libro”
- ¿El que contiene todos mis cuentos de hadas? Lo tengo guardado en un cajón, lo leía cuando era pequeña
- Pues déjame decirte que todas las historias que guarda ese libro y tu cuaderno, están en peligro. Solo tenemos poder para darle vida a este árbol. Necesito que me lo brinden antes de que sean las 12 am, sino será demasiado tarde.
- Esta bien, solo bajaremos. Pero dinos por qué Cinthia y Daniela están aquí arriba
- Ellas son parte de estos cuentos, por eso estaban dibujadas en tu cuaderno. Son las princesas de un reino vecino al de Camelot. Por eso se enfermaron, porque algo dentro de ese libro ya las está dañando. Ese libro debe de estar manchado y hay que reescribirlo. Si no lo hacemos, ellas van a desaparecer. No volverán a saber nada sobre estas dos bellas doncellas.
Pablo y Elisa, asustados por el comentario de Yarey, bajaron por la liana. Se dieron cuenta de que habían estado ahí 2 horas y en exactamente en otras dos el papá de Pablo pasaría por él a casa de Elisa.
Tomaron el libro y volvieron a trepar el tronco del árbol. Cuando llegaron los duendes ya no estaban, las hojas se habían marchitado, Cinthia estaba llorando y Daniela estaba pálida.
El libro fue reescrito gracias a Pablo. Fue la única persona en imaginar un mundo lleno de alegría para todos los personajes del cuento. Por primera vez en un cuento de hadas, el villano tuvo un lugar feliz. Pablo no tenía ni idea que ese villano era él y que había escrito su futuro.
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