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Cuentos En el horizonte se podía apreciar un atardecer esplendoroso

Enviado por   •  1 de Enero de 2019  •  24.946 Palabras (100 Páginas)  •  275 Visitas

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-“¡El maldito no solo me robo, si no que me engaño con una menor de edad, no quiero volver a saber de el, el dinero no me importa, se recupera, pero la decepción me mata!”-

Helena recordaba cómo, estaba atónita, no sabía bien que decir a su amiga, pero si se hermano con ella.

Helena volvía en sí, frente al escritorio de la administración y preguntaba a la recepcionista

-“¿Señorita por qué tienen ese póster aquí?”-, la recepcionista con amabilidad y a decir verdad con cierto orgullo le respondió –“El Director de esa película es uno de los dueños del lugar, el señor Milanov”-

Helena rió con cierta ironía y pensando en voz alta expreso –“Hay Riginita mira donde vino a quedar tu dinero-“, la recepcionista replico –“¿Me decía Señorita?”-, a lo que Helena respondía ya totalmente en si –“Nada…nada señorita. Decía que si por favor me da tiempo de tomar un baño y en un par de horas me envía a alguien para prender la chimenea por favor”-.

La recepcionista con gran amabilidad le respondió –“Claro que si, ahora mismo le digo a Rafael, para que en un par de horas este con usted y le ayude en todo cuanto lo ocupe-“.

Helena firmo un baucher abierto de su tarjeta de crédito y se dirigió a su, para entonces tan ansiada cabaña.

Camino solo unos metros de la administración y de frente vio una hermosa construcción rustica de madera natural de dos pisos, los rojos, troncos con nudos naturales sobre la madera daban una imagen de fortaleza al lugar.

Para entonces el cielo estaba plagado de estrellas brillantes que se apreciaban a simple vista de una manera majestuosa, la claridad del pueblo libre de contaminantes permitían distinguir estrellas que Helena en su vida había visto antes, con un fulgor que parecía podía alumbrar el propio camino por el cual transitaba a sus aposentos guiándola paso a paso.

Helena comenzó a juguetear, recordando sus años de modelo famosa, caminaba de manera provocativa haciendo girar su falda la cual descubría a cada giro unas piernas carnosas y bien formadas, la manipulación que hacia sobre su falda la elevaba a una altura que descubría la costura superior de sus medias, al compás de sus giros y abruptos pero precisos movimientos su larga cabellera se mecía de un lado a otro dando un aspecto algo violento pero muy sensual a la bella ejecutiva.

Todo esto era visto, a la distancia, sin que ella lo percibiera por Rafael, el encargado del lugar en el turno de la noche.

Rafael era un leñador del lugar, de tez morena, gran estatura y musculatura robusta hecha al calor de el hacha y los troncos de madera desde muy niño, su rostro era de un hombre joven, apenas había terminado sus estudios primarios años atrás y aunque era un hombre de solo 25 años, ya había perdido el interés por continuar estudios desde hacía más de una década.

Vestía siempre ropa de trabajo, misma que le ajustaba tan bien que le permitía todo movimiento para su trabajo físico, sin dejar de ocultar sus definidos músculos, calzaba botas de leñador las cuales delataban su presencia a metros de distancia pues sus pasos se escuchaban de recia forma.

Rafael no había visto en su vida una mujer tan hermosa como Helena, la cual pensó, el, estaba algo loca por la forma de caminar, sin embargo la locura de la ex modelo lo hacía suspirar a decir verdad.

Después de espontáneo desfile a la luz de las estrellas y la luna. Helena entro a la cabaña, al abrir la puerta respiro profundo y sintió un descanso en toda ella.

Hizo un recorrido y después de verificar que todo estuviera en su lugar, se dirigió a su automóvil para bajar sus cosas, al llegar al auto noto tras de ella una presencia que la inquieto, por lo que se giró repentinamente, de inmediato vio a Rafael quien de primera mano le causo el susto de su vida.

Era un hombre imponente mucho más alto que ella y de una fortaleza que Helena no podía siquiera pensar, en caso de un ataque, en correr, pues seguramente tan imponente hombre la alcanzaría en cuestión de segundos en la carrera.

–“¿Quién es usted?-“, pregunto notoriamente agitada Helena, El noble joven le respondió –“No se asuste señora, soy Rafael, el Cuidador del lugar durante la noche, vine porque me fije que estaba bajando algo se su auto, solo la quiero ayudar. Sí usted quiere”-.

Helena sintió un descanso y agradecida le indico al joven hombre cuales eran las cosas que necesitaba llevar a la cabaña.

Rafael en un solo viaje cargando varios kilos de peso llevo todo cuanto Helena le indico hasta la cocina de la cabaña.

Helena, tras Rafael, no pudo dejar de ver como los músculos de los glúteos del leñador se abultaban realzando los bolsillos traseros de su pantalón, así mismo la parte baja de su espalda se arqueaba mostrando una breve cintura, los Tríceps del hombre parecía iban a explotar por la tensión que hacían cargando todo el equipaje de Helena, las venas llenas de sangre resaltaban sobre los abultados músculos.

Una vez descargado todo. Rafael pregunto gentilmente a Helena, si podía servirla en algo más, Helena contesto algo maliciosamente –“Pero claro que sí”-, el joven respondía, -“Diga me por favor, que más desea-“, Helena recobro la figura y le dijo más seria –“Si, bueno ya le había comentado a la recepcionista que por favor volviera en un par de horas mientras tomo un baño para encender la chimenea-“.

El hombre le contesto que estaría ahí en un par de horas con lo necesario para que ella disfrutara del fuego.

Ambos se despidieron, Rafael salio de la cabaña y desdoblando el cuello de su camisa con sus manos intento abrigarse un poco más su cuello para iniciar la caminata en la para entonces fría noche.

Por su parte Helena, tras la puerta cerrada, tomo aliento, se dirigió a la cocina tomo una botella de vino tinto de importación, la abrió y sirvió en una copa que reflejaba la luz en el cristal, una porción generosa del líquido rojizo, con ella en mano subió las escaleras de madera guiada por la luz pastel de una tenue lámpara que iluminaba la rustica cabaña.

Arriba dejo la copa junto a la enorme tina jacuzzi que se encontraba tras una gran ventana que dejaba ver un paisaje montañoso maravilloso todo a la luz de las estrellas.

Después de ver tan bello paisaje nocturno, fue a la cama y se desplomo

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