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Enseñar y Aprender en la Educación Superior

Enviado por   •  14 de Marzo de 2018  •  2.738 Palabras (11 Páginas)  •  247 Visitas

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En una clase de Sicología Intercultural, en la universidad de Ottawa, trabajábamos el carácter individualista o colectivista de diversas sociedades. Par ilustrar esto a nivel familiar, mostré a los estudiantes un video de Marie Laforêt cantando la conmovedora canción C’est cadeau (“Te lo ofrezco de regalo”). Es la historia de un niño que quiere cobrar a su madre por los diferentes quehaceres de la casa con los que suele ayudar. La madre lo escucha pacientemente y, luego, le recuerda todo lo que ella hizo por él desde que lo tuvo en el vientre, sin pensar nunca en cobrarle por nada[5].

Los estudiantes eran anglófonos, por lo que acostumbraba pedir a alguno de aquéllos que comprendían francés que resumiera el contenido de la letra de la canción. La universidad de Ottawa es bilingüe (inglés-francés) y no faltan estudiantes que manejan muy bien las dos lenguas oficiales del país.

Ya había dado este curso varios años, hasta que un día un estudiante intervino: “La versión original de esa canción es en inglés”. Le pedí que lo demostrara. Tecleó un poco en su computadora portátil y luego dijo: “Es la canción No Charge de Melba Montgomery, anterior a la de Marie Laforêt.” Hice luego las averiguaciones del caso y tuve que inclinarme, tenía toda la razón[6].

No puedo menos que admitir la gran pertinencia de la pedagogía freiriana[7], donde (entre otros) se diluye la frontera que separa los roles de educador y educando. Los docentes, hoy más que nunca, necesitamos ser más humildes respecto al conocimiento que creemos poseer, y precisamos desarrollar funciones que no se limiten a la mera transmisión de saberes.

La vida me dio la oportunidad de estar como estudiante y docente en varias universidades y regiones de Europa y América. Las clases no solían ser muy numerosas. Fue llegando al Canadá que me encontré con clases de lo más diversas. La más pequeña que tuve fue en la Universidad de Quebec, con 9 estudiantes. La más numerosa fue en la Universidad de Ottawa, con más de 350 estudiantes. En promedio, mis clases tienen 80 a 90 estudiantes. ¿Qué tipo de pedagogía se puede trabajar con clases relativamente numerosas? Tampoco aquí tengo receta alguna, pero sí algunas experiencias por compartir.

Siempre fui un promotor del (socio) constructivismo. Mi postura era cómoda pues trabajaba con clases bastante pequeñas.

Fue en Cochabamba, en la Universidad Mayor de San Simón, que aprendí (junto a otros colegas) a utilizar las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) aplicadas a la educación. Me fascinó, en particular, los foros de las plataformas virtuales y el espacio extraordinario de aprendizajes que los mismos ofrecían. Hoy en día esta tecnología está ya al alcance de (casi) todos. Plataformas virtuales como Claroline o Moodle pueden ser descargadas gratuitamente por cualquier institución educativa. La planificación, apertura, desarrollo, conclusión y evaluación de los foros virtuales es, sin embargo, un arte. Estaré siempre agradecido a mis tutores de la UMSS el haberme iniciado en este camino.

Me sorprendió llegar al Canadá y descubrir que, si bien todas las universidades tienen plataformas virtuales, es excepcional que a algún docente se le ocurra utilizar foros virtuales. Así que comencé. Organicé a los estudiantes en pequeños grupos de 12 a 15 para que participaran con mayor facilidad. Estaba emocionado ante la perspectiva de recuperar el espíritu socio-constructivista de mis clases de antaño. El resultado sin embargo fue un fracaso por la prácticamente nula participación de los estudiantes…

Me dan siempre un ayudante por curso. Mi primera ayudante me explicó que los estudiantes, en el subcontinente norteamericano, están obsesionados por las notas. Si los foros no llevan nota, es poco evidente que vayan a participar.

Esto me paralizó. Años más tarde, otra ayudante me sugirió volver a intentar y ver de calificar las participaciones de los estudiantes en los foros. Recordé que, en la UMSS, nos enseñaron a utilizar rúbricas de evaluación para calificar cualitativa y cuantitativamente los foros virtuales. Lo intentamos y… funcionó. Con el tiempo, y las observaciones de los estudiantes, fuimos puliendo los foros hasta lo que ahora son: espacios de debate y de investigación. Desde hace varios años, las evaluaciones de los estudiantes realzan como uno de los aspectos más positivos de mis cursos el trabajo en los foros.

Como un virus positivo, mis antiguos ayudantes “llevan el cuento” de los foros a sus nuevos profesores, algunos de los cuales empiezan igualmente a trabajar con foros, complementando o reemplazando ciertas actividades académicas tradicionales. Nuestros cursos van tomando el aire de cursos “híbridos”, en parte presenciales y en parte virtuales, rescatando lo positivo y reduciendo las limitaciones propias de cada modalidad.

Con qué enseñar y aprender

Todo puede constituir un recurso para enseñar y aprender. Por supuesto los manuales y artículos académicos, los documentales y sitios Web pertinentes. En mis clases, el aula misma se convierte en un recurso didáctico. Cuando estudiamos en psicología, por ejemplo, el sesgo cultural en relación con la ilusión perceptiva de las flechas de Muller-Lyer, invito a los estudiantes a contar el número de esquinas que pueden encontrar en el aula. Contrastamos luego esto con el hábitat de familias bosquimanas, chipayas o inuit.

En las clases, estoy siempre con un vaso o una botellita de agua. Me sorprendo utilizándolos como recurso de aprendizaje para los temas más variados. Voy a clases en bus leyendo el periódico del día. Con frecuencia encuentro una noticia que sirve de ilustración para alguno de los temas por trabajar.

Y, el recurso más importante, los estudiantes mismos: por muchos que sean, mis clases son siempre dialogadas. Me la paso preguntándoles de forma que compartan sus opiniones en relación con sus propias vivencias. Esto nos enriquece a todos. Suelo decir que soy privilegiado pues me pagan por aprender…

Por su parte, las culturas originarias revelan que todo, en la naturaleza y en la vida, constituye un auténtico recurso de enseñanza y aprendizaje. Retomaremos esto luego.

La evaluación de los aprendizajes

¿Recordamos cuando fuimos estudiantes? ¿Cuánto tuvimos que lidiar para entender la lógica de cada docente para responder a sus exigencias y pasar el examen?

Ya decía Miguel Ángel Santos Guerra[8] que la evaluación debe ser considerada como un proceso de comprensión y

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