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IMPORTANCIA DEL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOGRO DE UNA SANA Y ARMÓNICA CONVIVENCIA ESCOLAR DIRIGIDO AL PERSONAL DOCENTE Y ADMINISTRATIVO

Enviado por   •  26 de Junio de 2018  •  15.119 Palabras (61 Páginas)  •  583 Visitas

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que persiga la creación de una adecuada convivencia escolar y el logro de un aprendizaje significativo, debe procurar que los educandos aprendan a ser y estar, que exista un avance permanente en la comprensión de uno mismo como ser social e individual, experimentando su originalidad y la de sus pares, así como los elementos comunes entre ambos.

Ahora bien, el desarrollo humano tiene por objeto el despliegue completo del hombre en todas sus riquezas y manifestaciones y en la medida que la educación antecede y genera desarrollo, en este nivel es donde se forman los estudiantes que pasarán hacer los profesionales del mañana construyendo así al desarrollo de la sociedad.

Por consiguiente, en el quehacer educativo durante el proceso enseñanza-aprendizaje se involucra al ser humano física y mentalmente, de tal manera que en la psicología las emociones son estados centrales inducidos por determinados estímulos, que se traducen en manifestaciones en toda una variedad de conductas.

La vida presenta infinidades de percances y situaciones, los cuales se deben abordar tomando en cuenta la psicología emocional, con la finalidad de no caer hundidos en los problemas; que a su vez traen como consecuencia: depresión, descontrol de la ira, baja autoestima, entre otros. Por tal razón, la psicología emocional, se basa en una serie de factores que se deben ir practicando para conseguir y mantener una satisfactoria psicología emocional, que es el control y manejo de las emociones que puede manifestar el ser humano.

En el contexto escolar los alumnos se enfrentan diariamente a situaciones en la que tienen que recurrir al uso de las habilidades emocionales para adaptarse de forma adecuada a la escuela, así como para adaptarse al mundo cambiante en el que vivimos, no siendo suficiente con la información y la formación intelectual y en competencias, como exponen Lopes y Salovey (2004).

A pesar de ello, Vallés (2000), recuerda que en el ámbito escolar, las habilidades de inteligencia emocional no tienen un tratamiento curricular similar al de otras áreas del currículo, sino que se ubican en los programas de acción tutorial y se trabajan de manera transversal a pesar de la importancia de enseñar y aprender dichas habilidades, conocer los contenidos conceptuales y ponerlos en práctica. En tal sentido, Barca, Marcos, Porto, Brenlla & Barca (2009), señalan:

Otro factor determinante es la falta de formación docente en esta área. Los actuales profesores han sido anteriormente alumnos y debido a ello tienen interiorizados actitudes, sentimientos, valores, estilos docentes en los que no se consideraba la influencia emocional en el aprendizaje, por lo cual tienen poca formación en esta área y tienden a repetir patrones (p. 56).

De esta manera, es de gran interés indagar sobre la inteligencia emocional y de cómo equilibrarla, ya que juega un rol importante en nuestra vida diaria y es por esto que la inteligencia emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás.

En este sentido, la inteligencia emocional es definida por Salovey y Meyer; (citados por Shapiro, 1998), como “un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propias así como las de los demás de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestros pensamientos y emociones” (p. 78).

A fin de que, los seres humanos al tener la capacidad de controlar las emociones, están contribuyendo a su vez con las relaciones interpersonales e intrapersonales, haciéndolas más llevaderas y mejorando el clima social. Igualmente en el mismo orden de ideas Cooper y Sawaf (2006), afirman “no basta tener sensaciones. La inteligencia emocional requiere que aprendamos a reconocerlas y valorarlas (en nosotros mismos y en los demás), y que respondamos apropiadamente a ellas, aplicando eficazmente la información y energía de las emociones en nuestras vidas diarias” (p. 34).

Así que; es muy sabio Cooper y Sawaf (ob. cit.), al hacer hincapié que se debe aprender a reconocer y valorar esta gran herramienta aplicándola en la vida para un mejor convivir. Este concepto de la inteligencia emocional nació a principios de la década de los 90, cuando Meter Salovey y Jhon. D. Meyer, publicaron el primer trabajo científico sobre este tema.

Pero, años atrás el psicólogo Thomdike (1935), escribió acerca de la capacidad de obras prudentemente en las relaciones humanas, alcanzando la popularidad en 1995, cuando se publicó el célebre libro Daniel Goleman; la inteligencia emocional, revolucionando el campo de la psicología, de modo que es de gran importancia lo que escribió Thomdike (ob. cit.), de la inteligencia social, puesto que los seres humanos deben conocer sobre la misma; y es una herramienta necesaria a la hora de solventar un conflicto, y a su vez tener mejores relaciones humanas en el entorno social.

Esto ha hecho que cada día cobre mayor importancia la necesidad que representa educar las emociones en los niños y niñas. De hecho, dicha necesidad responde a los lineamientos de la UNESCO (ob. cit.), en relación con los cuatro ejes básicos o pilares de la educación, reflejados en el Currículo Básico Nacional (CBN) venezolano (1997), ellos son:

(a) aprender a ser (desarrollo del juicio y la autonomía, responsabilidad); (b) aprender a conocer (comprender el entorno, aprender de él); (c) aprender a hacer (capacitación para acciones, situaciones) y; (d) aprender a convivir o vivir juntos (implica el desarrollo de la capacidad de elaborar proyectos comunes, de gestionar conflictos, entre otros) (p. 45).

Desde esta perspectiva la inteligencia emocional enmarcada en el contexto educativo transforma y amplía su razón de ser, esto hace que en adelante se hable de educación emocional, con base en que si la emoción es una capacidad toda capacidad se puede aprender y desarrollar, en este caso con el propósito de lograr bienestar personal y social.

Para Bisquerra (2007), la educación emocional “es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral” (s/p). Esto es, conjugar mente y corazón, mente y emoción a fin lograr la felicidad plena del hombre.

De igual modo, Bisquerra (2011), expresa, el maestro debe generar espacios de interacción con el niño para hablar con total fluidez y naturalidad sobre las emociones, haciendo énfasis en estrategias para el control emocional, los puntos de vista y sentimientos de las otras personas, la aceptación del error y el fracaso. La inteligencia emocional de cada ser

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