KENNET BLANCHARD. El ejecutivo al minuto y la organizaciòn del tiempo.

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Con las visitas al cursillo gestionando el tiempo de los gestores se llegó el día en que un lunes por la mañana se decidió a no levantar ni un solo mono, que no fuera de los propios, en sus hombros. Así hubo un cambio en la actitud de cada empleado en el departamento; se dio cuenta de que entre más atención prestara a ellos menos efectivas serían las labores dentro de la empresa y más tiempo se desperdiciaría. Asì se dio lugar a las tres clases de tiempo en una organización: el tiempo impuesto por el jefe, el tiempo impuesto por el sistema y el tiempo autoimpuesto. Era necesario darles prioridad a los tres ya que de estos depende la prosperidad de una empresa.

Para poder convertirse en “un Ejecutivo al Minuto” debía dar seguimiento a las cuatro reglas de Oncken (exitoso ejecutivo que impartía el cursillo de la gestión) contra el síndrome del mono. La primera trataba de no dar por concluido un diálogo sin antes haber identificado y concretado las “próximas jugadas” más idóneas, la segunda, que a cada mono debe estar asignado el nivel más bajo posible y compatible con su bienestar, tercera, asegurar el mono (primero recomendar, luego actuar, y primero actuar y luego informar).

A lo largo de este difícil pero eficaz proceso hubo un gran cambio tanto personal como laboral para el ejecutivo, y para los empleados en general, pues el tener cada uno sus responsabilidades correspondientes les motivaba y así hacían mejor su trabajo y sin tener que consultar tantas veces con su jefe. Así, el jefe confiaría en ellos, y no tendría que supervisar tanto. Durante un período de tiempo estas asignaciones sirvieron de entrenamiento, y de esta forma el ejecutivo llegaría a la última etapa del proceso, para llegar a ser un verdadero Ejecutivo al Minuto, el grado superior de la gestión empresarial profesional: la delegación, que ya no necesitaba de las revisiones del jefe, ya que sus empleados podían hacerlas por ellos mismos y asumir la responsabilidad entera sobre sobre sus proyectos, y el jefe solo tiene que revisar el proyecto en general y no emplear tanto tiempo como cuando tenía que asignar tareas. En este punto delegar se convierte en la función más rápida y eficaz en una empresa, ya que lleva consigo un largo proceso de formación en los empleados y es el pase directo para el éxito empresarial.

CONCLUSIONES.

Hemos visto las dificultades que pasan tanto los empleados como los mismo jefes. Ambos necesitan ayuda mutua para dar seguimiento a algún proyecto, por eso es necesario dialogar sobre un proyecto para así después plantear un solución, y luego tomarla o dejarla. Cualquiera de los dos puede tomar la iniciativa en cualquiera de los casos, la cual depende de las capacidades con que cuenta el subordinado en la empresa.

Muchas de las razones que explicaban el tropismo ascendente de los monos eran las necesidades psicológicas de nuestro protagonista, ya que era muy bueno en lo que hacía antes de que lo ascendieran, porque seguramente le gustaban mucho sus labores antiguas. Aunque también al hacer el trabajo de los demás tenía la oportunidad de descansar de las suyas. También podía disfrutar de ser admirado por llevar a cabo no solo las actividades de él sino la de los demás.

Si nos alejamos un poco del ambiente empresarial, correlacionando las situaciones empresariales con las de la vida diaria, nos daremos cuenta de que, aún en las familias, en la escuela y en otros trabajos, existe la dependencia y la falta de autonomía, que hace que abandonemos nuestros propios monos dejando que otros decidan por nosotros.

La adquisición dependencia en el trabajo se vuelve costumbre no solo en nuestro trabajo sino en todos los aspectos de nuestra vida. Y no solo nos afecta a nosotros sino que de alguna forma afecta a los demás con quienes trabajamos o convivimos a diario.