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La dama de la lámpara.

Enviado por   •  28 de Junio de 2018  •  1.640 Palabras (7 Páginas)  •  323 Visitas

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Florence: No, no puedes, por favor vuélvete a recostar.

(El soldado ve a Florence por primera vez)

Soldado enamorado: (Ilusionado) ¿Es acaso un ángel lo que veo?

Florence: (En tono cortante) No, no es un ángel, es una simple enfermera haciendo su trabajo. Recuéstate.

Soldado enamorado: Está bien, pero solo lo hago por ti.

(Llegan las enfermeras con la camilla)

Florence: Bien, hay que moverlo.

(Las enfermeras mueven al soldado a la camilla, y salen de escena, junto con Florence)

ACTO III.

Escena V.

En el escenario hay cuatro camillas, ocupadas cada una por un soldado. Nota: Una de ellas debe estar ocupada por el soldado enamorado.

(Entra a escena el Narrador)

Narrador: Florence, al cabo de un tiempo y aun durante la guerra, encontró en el hospital donde atendía a los heridos, diversos errores en su construcción, por lo que se los informó a sus superiores…

(El Narrador sale de escena)

(Entra a escena Florence, junto con los tres Altos Mandos)

Florence: (Hablando con los Altos Mandos) Como verán, aunque estos soldados tienen heridas de poca gravedad, su recuperación es lenta.

Alto Mando 1: Lo sabemos Florence, pero ¿qué podemos hacer por ellos?

Florence: Pueden hacer mucho. Lo único que se necesita es trasladar a los pacientes a un lugar con mejores condiciones en su entorno.

Alto Mando 2: Pero eso costaría mucho esfuerzo, y equipo.

Florence: Es cierto. Pero, si no lo hacen, morirán aún más soldados.

Alto Mando 3: Muy bien Florence, lo pensaremos y te daremos una respuesta lo más pronto posible.

(Los tres Altos Mandos salen de escena)

(El Soldado enamorado se levanta un poco de su cama, y sonríe al ver a Florence)

Soldado enamorado: Muy buenos días, señorita Florence, ¿ya ha pensado en mi pregunta?

Florence: Sí, y la respuesta es no. No me casaré con usted ni con cualquier otro que me lo pida.

Soldado enamorado: (Sorprendido) Pero, ¿Por qué?

Florence: Pues porque mi vida está totalmente dedicada a mi trabajo, y así me gusta a mí. Buenas tardes.

(Florence se retira y deja perplejo al soldado)

Escena VI.

Al fondo se ve a dos mujeres prostitutas.

(Entra el narrador a escena)

Narrador: Durante las noches, Florence debía ir a velar por los heridos, por lo que fácilmente la podrían confundir con una prostituta, ya que en aquella época cualquier mujer que era vista en la calle por la noche era considerada de esta índole. Sin embargo, ella ideó un método sencillo para que no fuera confundida: El uso de la cofia.

(Entra una enfermera a escena, portando su cofia. Al mismo tiempo, sale de escena el narrador)

Prostituta 1: (Al ver pasar a la enfermera dice burlonamente). ¡Ja!, cada vez entran a esto mucho más jóvenes.

Prostituta 2: No, fíjate bien, lleva puesta una cofia.

Prostituta 1: (Dándose cuenta de su error). Ah, tienes razón. Entonces debe de ser una enfermera de Miss Nightinale.

(La enfermera sale de escena)

Escena VII.

Al fondo se ve la proyección de una escuela.

(Entra a escena el Narrador)

Narrador: Tras finalizar la Guerra de Crimea, Nightingale volvió a Londres, donde decidió que era el momento oportuno de fundar su propia escuela de Enfermería, a la cual llamó: Escuela de Entrenamiento Nightingale.

(Entra a escena Florence, junto a tres profesoras. Al mismo tiempo, sale de escena el Narrador):

Profesora 1: Como verá, la escuela quedó al cual la pidió, Miss Nightingale.

Florence: (Reflexiva) Sí, es tal cual la había imaginado.

Profesora 2: Será un honor trabajar para usted.

Profesora 3: Sí, usted ha sido todo un ejemplo para su profesión.

Florence: (Reflexiva) Creo que tienen razón, he cumplido mi deber con Dios.

(Todos los personajes salen de escena)

Escena Final.

En el escenario se ven 8 soldados convalecientes, recargados unos en otros, al centro se ve una única lámpara de aceite apagada. La escena permanece así durante un minuto, sin que se escuche ningún sonido, ni se vea movimiento en los personajes.

(Posteriormente, se escucha solo la voz del Narrador)

Narrador: El 13 de agosto de 1910, a la edad de 90 años, falleció en South Street, Park Lane, la pionera de la enfermería moderna: Florence Nightingale, dejando importantes contribuciones, pero también un hueco que nadie podrá llenar.

(Aparece en el escenario Florence Nightingale, toma la lámpara, la enciende y va iluminando a cada uno de los soldados con ella. Al hacerlo, ellos comienzan a abrir los ojos y sonríen al ver pasar la lámpara)

(Mientras tanto, el Narrador comienza a recitar la frase por la cual se ganó el apodo de la Dama de la Lámpara)

Narrador: Sin exageración alguna es un ángel guardián en estos hospitales, y mientras su grácil figura se desliza silenciosamente por los corredores, la cara del desdichado se suaviza con gratitud

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