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Resumen matematicas Cap. 1 Las matemáticas no sirven para nada

Enviado por   •  20 de Diciembre de 2018  •  1.808 Palabras (8 Páginas)  •  2.160 Visitas

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Cap. 12

El cuadrado mágico

Ellos siguieron adentrándose en el bosque siguiendo siempre la diagonal del gran cuadrado de números. Bajo el 651 (de cuyo tronco salían tres ramas, cada una de las cuales se dividía en siete, que a su vez se subdividían en treinta y una), vieron una gran tortuga con un extraño dibujo en el caparazón. Pero al darse cuenta de que alguien se acercaba, el quelonio se escabulló con una rapidez impropia de los de su especie. Divisaron una tortuga con los signos de su caparazón que representan los números del 1 al 9 mediante puntos blancos y negros, y componen un cuadrado mágico.

Cap. 13

El matemago

Cuando Alicia estuvo a su lado, le mostró la página que estaba leyendo, donde había una tabla cuadriculada llena de números.

—Una pequeña tabla adivinatoria.

— ¿Eres un mago?

—Un matemago: practico las artes matemágicas. Piensa un número del 1 al 15 y dime en cuáles de estas cuatro columnas está.

—Es el número 9 —afirmó inmediatamente el matemago.

—Estupendo, me encantan los trucos. Aunque, más que una columna, aquello parecía una escalera.

Alicia pensó que el matemago estaba un poco chiflado.

—Sigue —la animó el matemago. Para dividir potencias de un mismo número, simplemente se restan los exponentes. Cualquier número dividido por sí mismo es igual a 1.

—Sí, pero hazlo restando los exponentes, como acabamos de ver. Así que todo número elevado a la potencia 0 es igual a 1.

—Qué curioso —comentó Alicia.

—Pues más curiosa aún es la serie de las potencias de 2. Todos los números naturales son, o bien potencias de 2, o bien la suma de varias potencias de 2 distintas; y lo que es más importante: cada número sólo puede expresarse de una única manera en función de las potencias de 2.

Mientras decía esto, el matemago pasó las páginas del libro y le mostró a Alicia una lista.

También podemos, por ejemplo, expresar cualquier número como suma de impares distintos, pero no de una forma única. Sin embargo, en la serie 1, 2, 4, 8, 16..., Con estos cuatro términos, podemos expresar, en forma de sumas, los números del 1 al 15, que dispondremos de la siguiente forma...

El matemago fue nombrando números, que salieron de su boca como nubecillas de humo purpúreo y se ordenaron en columnas. La tabla que me has enseñado antes es la misma que ésta, sólo que con los números de cada columna cambiados de orden.

—Claro; una vez hecha la tabla, puedes poner los números de cada columna en el orden que quieras, para que no se note el truco.

—Muy astuto —reconoció Alicia—.

Cap. 14

Los conejos de Fibonacci

— ¡Un conejito! —exclamó Alicia.

— ¡Quiero verla! —pidió Alicia.

El matemago dio otra palmada. La cría creció y junto a su madre apareció otra conejita. Dio otra palmada y sucedió lo que la niña había previsto: por el suelo correteaban tres conejas adultas y dos crías. Otra palmada más: cinco adultas y tres crías. Y otra: ocho adultas y cinco crías...

—Pues sí, la serie crece bastante deprisa.

A medida que el matemago y la niña nombraban los números, emitían bocanadas de humo purpúreo que se convertían en cifras y se quedaban flotando en el aire ordenadamente.

—Como ves —señaló el matemago—, cada número es la suma de los dos anteriores:

2=1 + 1, 3=1+2, 5 = 2 + 3, 8 = 3 + 5, 13 = 5 + 8...Si en vez de empezar con dos unos, partimos de otra pareja de números, obtenemos una serie distinta. Elige dos números de una cifra y escríbelos uno encima de otro.

—El 4 y el 2 —dijo Alicia, y las dos cifras quedaron flotando en el aire.

—Ahora, debajo, la suma de 2 y 6.

—Es una serie de Fibonacci —dijo Alicia.

—Bien, pues la suma de esos diez números es 396 —dijo el matemago en cuanto Alicia hubo terminado la lista. Y multiplicar un número de dos cifras por 11 es muy fácil: sumas esas dos cifras y el resultado lo pones en medio; en este caso, 36 x 11 = 396, ya que 3 + 6 = 9.

—Ya lo veo —dijo Alicia—. Piensa un número de tres cifras —dijo el anciano dándole la espalda.

—Ya está.

La niña susurró «236»; un hilillo de humo rojo salió de su boca y formó en el aire el número con un trazo muy fino.

— ¿Y ahora?

—Repite el mismo número.

Alicia volvió a susurrar «236», y las tres cifras se juntaron a las anteriores para formar el número 236.236.

—Ya está.

—Ahora divide por 7 ese número de seis cifras.

—El número que habías pensado —concluyó el matemago volviéndose.

—Se queda igual —concluyó Alicia. Un truco muy sencillo, pero de gran efecto.

— ¡Eres Charlie! —exclamó.

Epilogo

Todo fue un sueño.

Aquel guarda la despertó y al ver el libro de mates, comento que ya sabia porque se durmió era muy aburrido

A lo que Alicia le responde, NOOOOOOO, son divertidísimas, ven elige tres cifras…

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