Tema: La Afectividad.

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La inducción de la sonrisa por la sonrisa sigue de tan cerca su aparición con una afinidad que se debe a la naturaleza propia de las manifestaciones emotivas. Más que el simple juego de acontecimiento y reflejos condicionados.

La evolución de la personalidad que comienza, a la emoción corresponde a unir a los individuos por medio de reacciones más orgánicas y más íntimas por el cual podrán surgir gradualmente las estructuras de la conciencia.

Las emociones que son exteriorización de la afectividad son una forma primitiva de comunión y comunidad, las relaciones que las emociones afinan sus medios de expresión, que convierten en instrumentos de sociabilidad pero a medida que se vuelven más autónomos.

En cuanto la mímica se convierte en lenguaje y convención. La emoción y la actividad intelectual hay una misma evolución el mismo antagonismo (es un musculo que actúa en oposición a la fuerza y movimientos que genera otro musculo).en el desarrollo psíquico esta acción procede al poder de discriminación y comparación, entre individuos es la concordancia o la reciprocidad de las actitudes que pueden ser los primeros en realizar contacto y entendimiento mutuo. Una imagen no sirve la comparación y la previsión si no es mediante las emociones y afectividades., cada vez que prevalecen actitudes afectivas y la emoción, la imagen perderá a su polivalencia, se obnubilara, será abolida que se observa en un adulto efectivamente desorientación del razonamiento y las representaciones objetivas por las emociones. En el niño es lento el progreso de las reacciones ocasionales, personales, emocionales hacia una presentación estable.

El niño solicitado por el sentimiento no tiene frente a las circunstancias las reacciones instantáneas y directas de la emoción. Tiene una actitud de renuncia y cuando observa lo hace con una mirada lejana y escondida que reúsa toda participación activa e las relaciones que se establecen a su alrededor. Si se trata de hacerlo participar, se pondrá de mal humor: rezongara por falta de aptitud y de gusto en los inesperados con otro. El niño prefiere serrar el circuito de sus impresiones, a menudo queda asombrado chupándose el pulgar, y le da vueltas

Una y otra vez a sus impresiones. Este periodo de iniciación, periodo defensivo y negativo, solo podrá modificarse con la aparición y el progreso de representaciones que proporcionaran a sus divagaciones motivos y temas más inactuales.

La pación puede ser viva y profunda en el niño, pero con la pasión aparece el poder de silenciar la emoción. La pación presupone pues a fin de desarrollarse un control de la persona sobre sí misma y no puede anticipar la oposición sentida claramente de uno mismo y el otro, estado de conciencia que no se tiene antes de los tres años. Entonces el niño se vuelve capaz de madurar secretamente unos celos frenéticos, unas aflicciones exclusivas ambiciones acaso vagas pero cuanto más exigentes. La edad siguiente, de relaciones más objetivas con el medio, podrá memorizar esto. De todos modos, estas no son reveladoras de un temperamento.

Sin duda el sentimiento, y ante todo la pasión serán tanto más firme y perseverantes y absolutos cuando irradian una afectividad más ardiente o continúan produciendo algunas reacciones, por lo menos vegetativas, de la emoción. De todos modos representan la reducción por obra de otras influencias de la emoción actualizada y son el resultado de una interferencia o inclusive de conflictos, entre efectos que pertenecen a la vida orgánica y postural, y otros que están vinculados a la representación o conocimiento y a la persona.