Ejemplo de un cuento

...

-Aléjate de mí–.

Eso fue lo que me dijo mientras me manoteaba tratando de hacerme daño.

-Tranquila, tranquila, no somos de ellos, somos amigables, no tengas miedo, confía en nosotros-.

Muy dudosa tomó mi mano demostrando su confianza, después de eso huimos del edificio ya que estaba a punto de derrumbarse, la llevamos con nosotros en la camioneta y en el camino nos habló algunas cosas de ella, se llamaba Daniela y casualmente era de la ciudad de León al igual que nosotros. Después de eso nos habló de algo que nos dejó helado a Jonathan y a mí.

-Me mordió un zombi– dijo con un tono de timidez.

Eso fue lo que nos comentó, en ese momento Jonathan y yo nos apresuramos a sacar el arma y apuntarle a Daniela, pero ella muy asustada nos dijo:

-Tranquilos, tranquilos me mordió ayer pero no me ha pasado nada, no he tenido síntomas-.

Le respondí:

-No importa, hay que tomar las medidas necesarias para asegurarnos de que no te vas a convertir en una de esas criaturas, aparte, no sé si seas vulnerable o no, aún así tenemos que prevenir-.

Me bajé del auto mientras iba a la cajuela, así que Jonathan la agarró el brazo mientras yo buscaba la medicina, la encontré en ese frasquito azul de siempre que estaba en mi maleta, se lo inyecté y seguimos nuestro camino. Después de días de morir de hambre y de sed, finalmente llegamos a Veracruz donde estaría un barco esperándonos para zarpar.

En ese momento, sentí como a mí y mis compañeros nos invadió la felicidad, sentía un pequeño cosquilleo dentro de mí, sentía unas ganas insaciables de llegar a mi hogar, descansar después de tantos meses sin dormir

La paz, tranquilidad y felicidad desapareció cuando una horda de zombis nos acorraló; iban a toda velocidad, al lado de ellos se encontraba un bidón de gasolina, rápidamente pensé, le apunte con el rifle y finalmente disparé. Explotó inmediatamente y los zombis salieron volando a una distancia bastante favorable, gracias a eso casi la mitad de los zombis habían sido eliminados, nos apresuramos a subir al barco. ¡Por fin nuestra salvación había llegado, nos vamos a Europa a sobrevivir y regresar a la civilización!…

No hubiera cantado victoria: ¡una horda de zombis empezó a salir del agua! Asustados, sin munición, acorralados junto a la pared del barco y a punto de morir, no sabíamos qué hacer. De repente lo poco que viví estaba pasando frente a mis ojos.

Después, cuando estábamos todos al borde de la muerte, escuché una voz que me decía:

-¡Andrés qué te pasa, Andrés, por favor despierta!

Me desperté, vi a mi novia frente a mi muy asustada preguntándome qué me estaba sucediendo, y en ese momento me di cuenta que todo era un sueño.

Al día siguiente después de recordar cuanto había pasado, salí a comprar un antibiótico que necesitaba, ya que hace unas semanas me contagiaron un resfriado, cuando me dieron el antibiótico, de repente, me encontraba muy anonadado… Me encontré con el mismo frasquito azul que había aparecido en mis sueños… Ahora… Me pregunto todos los días…

¿Acaso esto era una casualidad?

¿Acaso esto influirá en mi vida?... ¿En mi futuro?...

¿Acaso mis sueños… podrían hacerse realidad?...

Andrés Cordero Ramírez

20 de Abril de 2015