EL LIDERAZGO AL ESTILO DE LOS JESUITAS

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de la mayoría de los modelos de liderazgo contemporáneos. Se oponen al liderazgo equiparado con simples técnicas, si no que practican el liderazgo no solo en trabajo sino también en las actividades de la vida cotidiana.

Las diferencias más destacadas entre las reglas actuales para formar lideres tenemos:

 Todos somos líderes y dirigimos todo el tiempo bien o mal.

 El liderazgo nace desde a dentro. Determina quién soy, así como que hago.

 El liderazgo no es un acto. Es mi vida, una manera de vivir.

 Nunca Termina la tarea de hacerme líder. Éste es un proceso continuo.

Todos Somos líder: El modelo de los jesuitas acaba con la figura de único líder “mandamás”, porque todos ejercen influencia, buena o mala, grande o pequeña, todo el tiempo. Un líder aprovecha todas las oportunidades que se le presenta para influir y producir un impacto que cambie al mundo “el liderazgo lo define no solo la magnitud de la oportunidad si no también la magnitud de la respuesta”.

El liderazgo nace. Para los jesuitas nadie llego nunca a hacer líder leyendo instrucciones en los libros, si no el medio más eficaz que contamos es el conocimiento que poseemos, si una persona se basa en determinados principios y se enfrenta al mundo con una visión coherente, la conducta de líder se desarrolla de manera natural. La mayor fortaleza del líder es su visión personal, ¿Qué es la que busco yo? ¿Qué quiero? ¿Cómo encajo en el mundo?

El liderazgo no es un acto; es una manera de vivir: el liderazgo es la vida real, el proceder del vivir diario se convertía en la quía y se retroalimentaba a cada instante para ir evolucionando al compás y a través de un mundo cambiante. Los jesuitas estaban decididos a ganar y triunfar como Atila o Maquiavelo, pero con diferentes métodos, apostando a los valores sanos y creencia en la humanidad.

Los cuatro pilares de los jesuitas no estaban contemplados en un manual a libo que ellos tomaban y lo enseñaban a los aprendices, sino que es la esencia de sus acciones y su modo de proceder ocultos en sus innumerables hazañas, que hoy nos cuenta la historia en sus 450 años de éxitos.

La investigación muestra que no solo con la inteligencia y las habilidades y técnicas son las únicas importantes para un liderazgo de éxito, sino que un maduro conocimiento de uno mismo, lo puede lograr. Un buen líder tiene que despojarse de todo hábito y ver al mundo como su casa y además entender que este está en constante cambio, adaptarnos y evolucionar junto con él. Un líder se llega a formar hoy conociéndose a sí mismo, innovando para moldearse a un mundo cambiante, amando al prójimo y apuntando muy alto y más lejos. Conocimiento de sí mismo, ingenio, amor y heroísmo; el que identifica sus debilidades, más rápido