“Los cuentos que yo cuento”
Enviado por Rebecca • 27 de Agosto de 2018 • 939 Palabras (4 Páginas) • 326 Visitas
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Nunca abandonó su tarea docente y cuando se retiró, fue agasajada públicamente por el compromiso educativo y social que tuvo frente a esta profesión. Para ese entonces, ella estaba en una vida acomodada, había dejado atrás los días de campo y vivía en una casa en el centro del pueblo, fruto del sacrificio de su trabajo y el de su marido.
Es en ese momento e incentivada por su marido y el mayor de sus hijos, que ella decide publicar su primer libro, “Ser Maestra es mi vida”, un libro cargado de anécdotas, relatos, cuentos, historias sobre su infancia y como ella llega a transcender en el ámbito educativo de su pueblo, por medio de la magia que trasmitía su voz. Dando un correlato de esperanza a todas aquellas niñas, que como ella, en su niñez y juventud, no tienen los privilegios de una vida holgada. Pero esto no quedaba simplemente en un libro, sino que ella lo llevaba al mundo de la narración, poniendo su cuerpo, su voz y su presencia en las salas de Teatros o Clubes de Mercedes y trascendiendo a ciudades vecinas, ya que sus relatos, hechos en primera persona, hacían que los oyentes vivan esas historias como propias.
Con el paso del tiempo publicó su segundo libro que lo llamo “Los cuentos que yo cuento”. Varios de los relatos de este libro, tiene el mismo personaje, en que Rosa supo retratar gestos de personalidad, reacciones simpáticas y antipáticas, como dice tal o cual cosa, como se relaciona con la gente que la rodea, y como ve esa gente a esa persona. Todo con un tono natural y con casi cierta ausencia de juicio, dejando que él y sus otros personajes hablen por si solos. Así y todo, en el momento de narrarlos oralmente, Rosa, parece demostrar cierto cariño o empatía por alguno de ellos.
No negaba la cuota de sufrimiento que tiene la vida humana, por lo tanto, hacía de sus cuentos más dolorosos y trágicos una narración que robaba sonrisas a los que la escuchaban.
Rosa Gutiérrez o “Señorita Rosi” como la llamaban en su pueblo dejo no sólo las historias en sus libros, sino su voz, su pasión y su mística en cada relato. De esta manera dejó una huella en el corazón de aquellos que tuvieron el placer de conocerla y escucharla.
Fue homenajeada y premiada en vida y en forma póstuma. Una calle de la ciudad y una escuela llevan su nombre. Y hoy, la vuelven a recordar, inaugurando una plaza en las inmediaciones de aquella primera escuelita rural en la que narró sus primeras historias. Sus nietos durante el emotivo acto descubrieron una placa con la frase “Los invito a viajar por medio de las palabras”. Frase con la cual iniciaba cada uno de sus espectáculos de narración oral.
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