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ENSAYO FORMACION DOCENTE.

Enviado por   •  12 de Marzo de 2018  •  2.864 Palabras (12 Páginas)  •  540 Visitas

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En realidad, los contenidos y todos los aspectos de la preparación del profesorado remiten a concepciones acerca de qué significa y en qué consiste una enseñanza de calidad y una enseñanza efectiva para que los alumnos aprendan y, además, tiene relación con el currículo de una determinada etapa educativa, con las ideas sostenidas sobre los centros escolares y cómo debieran funcionar, así como también con cuestiones de mayor calado y amplitud, como son las opciones ideológicas y sociales sobre el derecho y la provisión de la educación, su carácter público o privado, su apuesta por garantizar a todos el derecho a ser bien educados o el sostenimiento de una u otras formas de exclusión.

Todo ello permite entender lo que se juega en la formación del profesorado, así como también de su gran complejidad.

Una parte del problema consiste en determinar en qué deben formarse los docentes, cómo organizar los contenidos y, ya que nunca son neutros ni siquiera los más aparentemente asépticos, qué enfoque u orientación darles.

Nadie duda de que los profesores han de aprender diversos tipos de contenidos y desarrollar con ellos diferentes capacidades. Por ello, lejos de poderse limitar al dominio de los contenidos y las metodologías relativas a las materias del currículo con la idea de que los alumnos adquieran aprendizajes valiosos (y no sería poco, desde luego), un profesor también tiene que tener en cuenta criterios morales (no vale cualquier contenido ni cualquier método eficaz si no es moralmente defendible), como bien argumentan Fenstermacher y Richardson.

El éxito de la enseñanza no depende sólo de lo que el profesor sabe, de cómo enseña y de sus intenciones moralmente defendibles. Es decisiva la participación e implicación de los estudiantes en el empeño, por lo que es imprescindible conocer a fondo sus formas de pensar y aprender, incluso su mundo, intereses y motivaciones, sobre todo si la buena enseñanza aspira a desarrollar capacidades y motivaciones allí donde no abundan.

La profesión docente es una de las que no llega a ser exitosa y efectiva sin ganar la complicidad de aquéllos para quienes se ejerce .No basta la oferta propuesta ni su valor para quien la expone, ha de conectar con otras personas, el alumnado, no sólo con la cabeza, sino también con registros personales y relaciones positivas.

En ocasiones, puede que sean estos aspectos los que marquen la diferencia, máxime cuando, como es el caso, la profesión docente está llamada a ejercerse para una población de estudiantes donde la regla es su diversidad en cultura, capacidades, intereses, trayectoria escolar, motivaciones, aspiraciones, mundo de pertenencia y de referencia más allá de los centros y las aulas. Será preciso, entonces, saber acerca de las dinámicas del trabajo en clase, de cuáles son factores influyentes para la creación de un buen entorno de aprendizaje, un clima idóneo de relación e intelectualmente estimulante al tiempo que motivador.

El conocimiento y el uso inteligente de estrategias pedagógicas y materiales variados son imprescindible, particularmente si se quiere tener en cuenta esa diversidad, la coincidencia en una misma clase de ritmos diferentes de aprendizaje, los riesgos de que algunos desconecten, no entiendan, se aburran y, quizás, perturben la clase.

Como la enseñanza y el aprendizaje son fenómenos singulares y altamente imprevisibles, cualquier docente, para no llegar a un momento en el que se sienta desbordado por los acontecimientos, tiene que tener claro su plan de trabajo y, al mismo tiempo, hacer uso de una actitud reflexiva y flexible para ajustarlo según el desarrollo de los acontecimientos.

Por ello necesita conocimientos y procedimientos adecuados para conocer la realidad personal y el mundo al que pertenecen los estudiantes, seguir el curso de sus aprendizajes e ir recabando la información necesaria para evaluar no sólo a los estudiantes, sino también su propio trabajo, convirtiéndolo en objeto (contenido) de revisión, análisis reflexivo y, quizás, en una fuente de aprendizaje, comprendiendo lo que ha pasado y sacando lecciones provechosas para el futuro.

Por ello como veremos, también se considera que en formación han de trabajarse contenidos y procesos de trabajos relacionados con la investigación sobre la propia práctica con propósitos de mejora. Al reconocer que el ejercicio de la profesión ocurre en un contexto organizativo, en nuestro caso los Institutos de Educación Secundaria, y que la enseñanza de cada docente está interrelacionada con el centro en su conjunto y con el quehacer de otros colegas, se han terminado justificando contenidos relacionados con el carácter institucional y social de la profesión.

Temas relativos a la participación en la vida del centro, a la colaboración con los compañeros y al proyecto de centro, han ido reclamando su presencia en los planes de formación. Esta pluralidad de contenidos y aprendizajes considerados necesarios para aprender el oficio de profesor –a los que cabe añadir algunos otros que comentaremos posteriormente– están ampliamente respaldados en la literatura especializada.

Es preciso advertir, con todo, que la calidad de un programa de formación no reside en la cantidad de contenidos, sino en su relevancia para el currículo escolar y la enseñanza, en el grado de articulación y coherencia que logre entre los distintos componentes (contenidos, metodologías, teoría y práctica), lo que es bien diferente de la mera acumulación de disciplinas en un currículo fragmentado de formación).

Los contenidos de la formación resultarán inertes a menos que los profesores logren transformar los aprendizajes, de modo que un determinado programa ha de prestarle la consideración debida al tipo de capacidades docentes que se quieren desarrollar.

Por acotarlo de modo sucinto, digamos que la formación debiera ser una contribución a que los docentes implicados en ella adquieran aprendizajes de carácter cognitivo (comprender los factores implicados en la enseñanza y el aprendizaje y desarrollar habilidades relacionadas con la planificación, enseñanza, evaluación), de carácter personal (conferir sentido y propósitos a la profesión, analizar, reflexionar y mejorar las propias ideas y prácticas).

Además de otros de carácter social, como aprender a trabajar con los colegas, participar en la vida y tareas del centro, así como establecer y sostener relaciones adecuadas con otros agentes que inciden en la educación del alumnado (familias u otros profesionales).

Ya que, como dijimos anteriormente, la enseñanza y la profesión tienen una dimensión

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