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La pedagogia del oprimido.

Enviado por   •  6 de Marzo de 2018  •  1.957 Palabras (8 Páginas)  •  322 Visitas

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La opresión es un acto de violencia porque explota y obstaculiza al oprimido en su búsqueda de ser más. No habría oprimidos si no existieran estas situaciones de violencia. Son los que oprimen los que instauran la violencia, los que explotan, los que no valoran al otro como un acto, los que con su poder generan los “abandonados de la vida”.

Sin embargo, para los opresores, en la hipocresía de su falsa generosidad son los oprimidos los salvajes, los violentos, los malvados, feroces cuando reaccionan contra la violencia de los opresores.

Y aunque parezca raro, es en la respuesta de los oprimidos a la violencia de los opresores donde se encuentra un gesto de amor porque los opresores violentando y prohibiendo que los otros “sean mas” a su vez no pueden “ser más” y los oprimidos, por lo tanto, en su lucha por ser más, al quitar al opresor el poder de oprimir, les restauran su humanidad que habían perdido al oprimir.

Es por esto que los oprimidos al liberarse liberan al opresor, sin embargo la clase que oprime no puede liberar ni liberarse.

Ahora debemos tener en cuenta que los frenos a la opresión que deben poner los que antes eran oprimidos a sus antiguos opresores, para que no vuelan a oprimir. No significa que se conviertan en opresores, estos frenos son necesarios pero no significa que el oprimido de ayer se convierta en el opresor de hoy.

A los opresores no les resultara fácil aceptar perder su poder, porque ellos no reconocen que de este modo están siendo liberados, sino por el contrario, se sentirán como si estuvieran siendo oprimidos, es que para ellos, perder su derecho a oprimir es opresión.

Se sentirán como oprimidos ya que si antes podían viajar, comer, vestirse, educarse mientras a otros , a costa de su opresión, les estaban restringiendo estos derechos. Sin embargo cuando ellos se restringen a alguno de estos derechos, en nombre de todos, sienten que se está violentando su derecho de vivir.

Es que para ellos las personas humanas son ellos los otros son cosas.

Esta es la manera de proceder y de comprender el mundo por parte de la clase dominante.

Para esta clase dominante, el valor del ser humano radica en tener cada vez más, incluso a costa de que otros no tengan nada. Para ellos se es cuando se tiene, ellos consideran que si tienen es porque conquistaron con su esfuerzo, arriesgándose y esforzándose y que si otros no tienen es porque son unos perezosos e incapaces, unos envidiosos y desagradecidos que no valoran su generosidad, los considera enemigos potenciales a los que debe vigilar.

Cuanto más se los controla más se los convierte en objetos, y dice que esta tendencia del opresor de controlar a todos es una tendencia sádica y cita al escritor Eric Fromm para señalar este estado enfermo de la clase dominante al necesitar controlar a los oprimidos constantemente que dijo que “el placer del dominio completo sobre otra persona es la esencia misma del pulso sádico”

Para que se produce un cambio revolucionario se necesita de la confianza del pueblo, pero el pueblo oprimido conoce esta cualidad porque asume una posición fatalista ante la opresión. Este fatalismo los lleva a entender que la realidad que les toca vivir es “voluntad de Dios” como si Dios fuese responsable de este desorden organizado y Freire pone como ejemplo a un campesino que entrevisto, que comienza a tener ánimo para superar su opresión cuando se da cuenta de ella. Pero antes de esto obedece al patrón y dice casi siempre ¿Qué puedo hacer si soy campesino? Esta desvaloración es característica de los oprimidos.

De tanto oír de sí mismos acerca de sus incapacidades, que no saben nada etc. Que terminan por creerse incapaces y hablan de sí mismos como los que no saben y de los profesionales como los que saben y deben escuchar.

Freire dice que no son pocos los campesinos que conocen de sus experiencias educativas que después de algunos momentos de discusión en torno a un tema que se les plantea como problema se detienen de repente y dicen al educador “usted es el que sabe no nosotros”

Para poder salir de este proceso de auto desvalorización, el oprimido debe ver la vulnerabilidad del opresor.

Solo cuando los oprimidos conocen nítidamente al opresor y se comprometen en la lucha organizada por su liberación, empiezan a creer en sí mismos, superando así la complicidad con el régimen opresor. Este descubrimiento debe ser producto de la reflexión a fin de que los lleve a la acción para liberarse.

Para liberarse se necesita actuar, pero dice Freire que la acción sin la reflexión se vuelve “activismo”

La reflexión permitirá que los oprimidos se inserten críticamente en la situación que se encuentran y por la cual están marcados, sin este convencimiento la lucha no es posible, y es necesario para el liderazgo revolucionario que se construye a partir de él y para los oprimidos para que acepten la lucha por la liberación.

Freire señala que la liberación debe empezar ahora y no después de la revolución porque el líder necesita la confianza en el pueblo como seres capaces de sacar sus propias conclusiones y planificar. Los oprimidos deben luchar como hombres y no como objetos. El pasar del estado en que se destruyen, al estado de hombres destruidos y es previa a la revolución.

La práctica de la pedagogía liberadora se basa en el dialogo en el que educadores y educandos, liderazgo y masas ,confeccionados hacia la realidad, tienen la tarea no solo de descubrirla y conocerla críticamente sino que también recrear ese conocimiento contantemente.

Al alcanzar este conocimiento de la realidad atreves de la acción y la reflexión en común, descubren que son creadores y se creadores de la realidad en la que viven.

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