Monografía de derecho privado.
Enviado por mondoro • 3 de Abril de 2018 • 6.246 Palabras (25 Páginas) • 378 Visitas
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Cárceles como para independiente: podía ser temporal o perpetua, para los nobles y para el pueblo (PIÑA o PAÑAY o PIAÑAY WASI), que viene de la voz PIÑAY, encierro. Podía ser perpetua subterránea. En el noble se llamaba BUIVILLIA. La pena era de 1 o 20 años, Ejemplo: 2 hijos de HUAYNA CAPAC, fueron encarcelados por generales de ATAHUALPA en cárceles espéciales y de este dan fe varias fuentes (Iglesia de San Sebastián en el CUZCO).
Cárceles tormentosas: fueron corceles tenebrosos, más que lugares de tormento fueron lugares de ejecución, en donde se daba muerte por tormento estos fueron denominadas ZANCAY, ZANCAWASI, ZANCACANCHA, BUIVILLIA, MORUA utiliza ZANCA en su crónica.
LA PENA DE MUERTE EN LA EPOCA PRECOLOMBINA
EL ANTIGUO PERU:
Así se llama el período pre-hispánico. Este es netamente autóctono. Comienza con las primeras manifestaciones culturales en la región y termina con la llegada de los españoles culturales en la región y termina con la llegada de los españoles a estas tierras en 1532. Comprende, pues, un dilatado período en el que no es posible indicar cuándo se inició.
El Perú antiguo integra un período único. Empero, los historiadores lo dividen en dos épocas: la Pre-incaica y la incaica. Esta división debe aceptarse, por cuanto el Imperio Incaico introdujo hondas variantes a las normas jurídicas que prevalecieron en la época anterior.
EPOCA PRE-INCAICA:
Ya se ha dicho que nace en remotos tiempos y que termina al fundarse y extenderse el Imperio Incaico, en el siglo XI.
Hasta fines del siglo XIX se conocía muy poco de esta época. Afortunadamente, los arqueológicos nos han obsequiado algunas noticias de esta dilatada etapa. Empero, la información continúa siendo escasa.
Hoy se conoce que antes de florecer el Imperio Incaico existieron en la región notables culturas autóctonas, siendo las principales: Chavín, Tiahuanaco, Mochica, Chimú y Nazca.
Antes de ser conquistados por los Incas había innumerables regiones independientes.
Sus respectivas poblaciones llevaban una existencia que giraba alrededor de una Célula denominada "ayllu", de singular importancia. Su arraigo fue tan tenaz que su importancia continuó en la época incaica. Aún hoy sigue poseyendo un enorme valor entre el elemento indígena.
Conceptuamos que es imprescindible dar a conocer la realidad socio-económica y política de esta época, por cuanto las normas jurídicas no se elaboran en el vacío. La única manera de comprender el sistema penal es que se conozca la situación que entonces prevalecía. Es imperativo poseer particularmente una clara idea de los "ayllus", agrupaciones socio-económicas de extraordinaria trascendencia.
El vocablo "ayllu" significa casta, linaje, genealogía, parentesco, comunidad. Según el historiador chileno Ricardo E. Latcham, "la voz ayllu era el nombre común dado originalmente a un grupo de parientes consanguíneos". Jorge Basadre lo define así: "Es el conjunto de personas que se llaman descendientes de un mismo tronco y que trabajan la tierra en forma colectiva", El ayllu estaba integrado por familias que habitaban un territorio delimitado llamado "marca". Esta comunidad poseía tierras y, además, su centro era una aldea en donde vivían sus habitantes, los que generalmente no pasaban de cien. Todo pertenecía a la comunidad. Como norma, no existía propiedad privada.
No habían, pues, ricos y pobres. Esta igualdad económica y social únicamente se rompía tratándose del jefe del ayllu, denominado "curaca", quien gozaba de una posición similar a un cacique. Este sobresalía socialmente. Además disponía de las mejores tierras. Su situación económica le permitía tener varias esposas y hasta esclavos.
Conviene indicar que el matrimonio era monogámico, por regla general. Como, la mujer era objeto de compra, los ricos del grupo socio-económico, esto es, los curacas, podían adquirir varias mujeres. La monogamia, por tanto, no fue una cuestión de principios, sino un asunto meramente económico.
Los bosques y los pastos se dedicaban a servir a todo el grupo. Se hallaban en los terrenos altos y la ganadería consistía únicamente en llamas, perteneciendo al ayllu.
En los llanos se cultivaba papas, maíz, cebada y otros vegetales, terrenos que igualmente pertenecían a la comunidad.
Frecuentemente su rendimiento era bueno, lo que dio lugar a un intenso comercio entre diversas regiones, trocándose llamas por productos vegetales.
Las tierras eran trabajadas por todo el grupo, pero su rendimiento era aprovechado por la familia, que poseía la parcela, puesto que se repartían anualmente entre los miembros del ayllu.
A cada familia le correspondía una chacra. Los solteros, varones y mujeres, igualmente recibían una porción, la que se extendía cuando se contraía el matrimonio. Cuando la pobreza del suelo así lo exigía, además de las chacras propias, varios grupos gozaban de tierras comunes.
Sólo se reservaban determinados terrenos para el sustento de los enfermos y para el sostenimiento del culto.
Existían magníficas acequias y se empleaban abonos. Las acequias asimismo eran construidas por todos los miembros del ayllu.
Las telas, cueros, utensilios de metal, etc., esto es, todo lo que requerían para llenar sus necesidades era elaborado por los comuneros. Se tenía conocimientos rudimentarios de hilandería, metalurgia, alfarería, etc.
Si aumentaba el número de comuneros por razón de nacimientos, se integraba un nuevo ayllu.
Dentro del ayllu, el curaca ejercía las funciones judiciales y ejecutivas. Sin embargo, sus poderes no eran omnímodos, pues se hallaban limitados mediante la intervención de los campesinos de mayor edad y por los guerreros más experimentados.
Cada ayllu integraba un grupo compacto, pues sus miembros se sentían amalgamados no solamente por los lazos de la sangre y por el uso común de las tierras, sino también por un fuerte vínculo religioso: el culto totémico. Adoraban a la "huata", la que podía tomar forma de animales o de objetos. La responsabilidad de uno de sus miembros generalmente recaía sobre todo el grupo. Esa responsabilidad colectiva se fortaleció en la época incaica, como
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