Tercer trayecto CULTURA /CULTURA ESCOLAR
Enviado por Helena • 24 de Enero de 2018 • 9.639 Palabras (39 Páginas) • 510 Visitas
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En las “fotos o postales” construidas en el último encuentro pusimos en acto múltiples significados transmitidos a través de lenguajes corporales y en
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los usos culturales del espacio escuela. Su lectura nos abre distintos interrogantes: ¿qué pensamientos y subjetividades construimos en el entramado de la cultura escolar? ¿Qué elementos de la cultura estamos legitimando en nuestras prácticas educativas? ¿Están las voces de los sujetos? ¿Su historicidad? ¿Su pensamiento, su palabra? ¿Sus realidades y circunstancias? ¿Los sujetos que interactúan en la escuela se escuchan, se reconocen en sus argumentos y diferentes puntos de vista? Nos preguntamos cómo somos visibilizados los docentes? ¿Qué representa la escuela para las familias? ¿Cuánto y cómo están inscriptas en nuestras biografías escolares las formas que tenemos naturalizadas sobre lo que implica aprender y enseñar?
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Una escuela para grupos homogéneos
La escuela ha sido creada desde un proyecto educativo que ha necesitado, históricamente, generar enfoques, modalidades de enseñanza y de aprendizaje homogéneo; abordar pedagógicamente la diversidad, supone pensar -y pensarnos- en una escuela distinta, que implique un cambio cultural, haciendo consciente primero en nosotros, los parámetros de “normalidad” y homogeneidad en que hemos sido formados.
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-SOBRE LA PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTOS EN LA ESCUELA
¿Qué contenidos enseñamos? ¿Qué relaciones habrá entre los saberes que elegimos enseñar y las matrices culturales que nos conforman como sujetos?
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El conocimiento escolar es una construcción social y colectiva que implica relaciones y prácticas cotidianas a través de las cuales los alumnos se encuentran con y hacen suyos los conocimientos socialmente validos que se construyen desde la escuela. Son un recorte y ordenamiento particular de la realidad. Incluyen tanto el conjunto de saberes definidos formalmente por la política educativa -en diseños curriculares, planes, programas de estudio, etc.-, como los que circulan y se construyen en las relaciones cotidianas en las distintas situaciones escolares. Se entraman con el universo de relaciones entre el maestro y los alumnos, sujetos que en el microcosmos escolar los toman, reconstruyen, median, restituyen o los olvidan. Implican múltiples procesos de construcción colectiva, entre educadores, alumnos, grupos familiares, y otros actores que interactúan en las experiencias que suceden cotidianamente en el salón de clase, en los pasillos y patios, en momentos de apertura e intercambio con la comunidad, en las reuniones con padres, en situaciones de fuerte significatividad social y educativa como en actos y conmemoraciones.
Son presentados en la escuela con carácter de “verdaderos”, transmiten visiones de mundo autorizadas, con autoridad. Así queda definido también implícitamente lo que NO es considerado conocimiento válido. Es tan fuerte la legitimidad de los contenidos transmitidos en la escuela, que dificulta tanto a maestros como a alumnos la identificación de sus propios conocimientos como válidos, y aunque están presentes también en el aula, son no sólo invisibilizados, sino también, muchas veces menospreciados.
Los conocimientos son una proposición de la cultura en los lenguajes y en los comportamientos, por lo que se dice como también por lo que se calla y se niega. Esta “propuesta cultural” es situada, por lo tanto no se re-construye, define y recrea en todas las aulas y en todas las escuelas de la misma manera. ¿Por qué? Porque el lugar en que el conocimiento se transforma es en una particular explicación de la realidad que es el sujeto y los significados que el sujeto construye con los sujetos con que interactúa, y en el contexto de relaciones de asimetrías y simetrías que es inherente a cada particularidad escolar. Se concreta de manera dinámica, heterogénea, no unívoca, como le es propio a toda situación social. Y son transmitidos y re-elaborados a través de distintas “mediaciones”, tanto a nivel de decisiones y definiciones a nivel de la institución, sino también producidas en el aula, síntesis particular de las mediaciones de las formas de conocimiento, que posibilitan y limitan las relaciones con el conocimiento.
El docente es un sujeto que media entre los alumnos y el conocimiento: por un lado, hace una re-elaboración particular del contenido que presenta a los alumnos y, por otro, “representa” la autoridad de los conocimientos escolares. Es la autoridad escolar: de acuerdo a lo que entendemos por conocimiento en la cultura que nos condiciona en la conformación de nuestras matrices socioculturales, y en relación con el rol, que constituye también una construcción histórica y política que reviste de la “investidura” del ser maestro en la escuela.
Los contenidos propuestos en los Diseños Curriculares no se transmiten inalterados en el aula. Al ser transmitido son re-elaborados a partir de la misma historia de los maestros, de su biografía escolar, sus experiencias sociales, y, de su intención de hacerlos accesibles a los alumnos. A su vez son re-elaborados por los alumnos a partir de sus historias y sus intentos por aprehenderlos.[6]
Es más, el contenido no es independiente de la forma en la cual es presentado[7], el “formato didáctico”, en que son seleccionados, organizados, también es un contenido que se aprende, produciéndose una síntesis, un nuevo contenido. La secuencia, el orden y jerarquización, lo sacralizado y recortado del “dato”, el control de la transmisión, la demanda de respuesta textual, la posición corporal requerida para recibir la respuesta esperada, las pautas de un acto escolar o el momento del saludo”, no son sólo formas vacías, son en sí mismas un mensaje que altera y resignifica los contenidos que la escuela transmite, algunos deliberadamente, otros reproduciéndolos sin preguntarse por su sentidos. Esto obstaculiza las re-significaciones posibles y apropiaciones de la escuela en busca de nuevos sentidos.
En la escuela se aprende a “ser alumno"
Los aprendizajes no se producen aislados ni nacen de la nada, son situados; esto quiere decir que las ideas, los conocimientos no son sólo “propias” de los individuos, sino que estos las toman gradualmente de algo que está presente en la comunidad cultural en la que están inmersos. Conformándolos como sujeto y su subjetividad en interacción
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