Historia de la educacion

HISTORIA Y POLÍTICA“REGALO DEL CAMPO”

DE LA EDUCACIÓN

ARGENTINA

Eran los años 1875, una pareja de campesinos, Bernardo y Catalina volvía de una hacienda donde habían compartido con sus conocidos un día de trabajo arduo, llegada la noche se reunieron en la hacienda de Gregorio y Celedonia quienes daban una fiesta y compartían juntos con otros vecinos comida, música y charlas. Al regresar cerca de una hacienda al paso había un bulto Catalina alerta a Bernardo quien con mucha intriga y miedo  se frena para ver que era, se acerca y con cara de sorprendido mira a su esposa y le dice - es un bebe – rápidamente se acerca catalina y lo agarra observa que este se encuentra bien solo que se nota por su llanto está muy hambriento.

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Rápidamente Siguen su camino hacia su hacienda, sin dejar de preguntarse durante todo el trayecto  quien podría haber dejar a un bebe solo en medio de la noche. Al llegar a su casa Catalina inmediatamente ordeña a unas de sus vacas, para saciar el hambre del bebé, mientras que Bernardo trata de averiguar con las personas que viven en su hogar de quien podrá ser ese bebe.

A medida que pasaban los días y sin encontrar respuestas, decidieron que el bebe siguiera en la hacienda.

Durante los primeros meses de vida de la niña, Catalina que era inexperta en la educación de la misma, recurría muchas veces a los consejos de su madre, siguiendo al pie de la letra cada recomendación que le diera.

Al cumplir un año Catalina y Bernardo decidieron  que la niña debería tener un nombre y la llamaron Ana, quien a medida que iban pasando los años iba aprendiendo las tareas del hogar que le inculcaba Catalina.

A muy temprana edad Ana, se levantaba muy temprano junto a Catalina e iban juntas a ordeñara las vacas, recoger los huevos y luego preparaban el pan para el desayuno. Cuando Bernardo despertaba y ya tenía toda la mesa preparada para desayunar, para poder iniciar con  ir su día de trabajo.

Luego del desayuno que compartía la familia, cada uno comenzaba con sus tareas diarias asignada, Bernardo se dirigía al campo, Catalina y Ana se quedaban en la casa limpiando, luego iban en busca de los alimentos que se cultivaban en la hacienda. La elaboración del almuerzo llevaba bastante tiempo de preparación ya que era hecho por ellas mismas y lo cocinaban en horno de barro y cocinas a leña.

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Para todo este proceso se distribuían las tareas, Ana se encargaba de buscar las verduras, la leña, para luego que su mama encendiera el fuego y le indicara los procesos que llevaba cada preparación.

Luego del almuerzo todo juntos, las mujeres de la casa se encargaban de terminar de limpiar la casa y lavar a mano su ropa, para luego dejar todo listo para la preparación de la cena. Ana acompañaba en cada paso a su mamá que era la que le trasmitía estos saberes, pero no solo lo que aprendía era de su madre, con su abuela, Ana pasaba muchas tardes aprendiendo a coser y tejer. Estas tareas a diario eran tan monótonas, que luego de mucho tiempo quedaban arraigadas a ellas de forma cultural que se terminaban trasmitiendo de generación en generación