Literatura infantil.

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Pero hablar de literatura infantil, no es solo apuntar a aquella literatura que estaba destinada específicamente para ellos, sino que también incluye las lecturas que son apropiadas por los mismos, de acuerdo a sus gustos y curiosidades. Un punto importante, en la literatura, es lo afectivo como mencionamos anteriormente. Hoy por ejemplo, tenemos la imagen de los padres contándoles cuentos a sus hijos para facilitarles la entrada al sueño. Pero si nos remontamos a siglos atrás, vemos un cambio en este escenario. Esta imagen es difícil imaginarla, por un lado, porque en la mayoría de los cuentos aparecía de manera muy clara alguna forma de crimen (violencia, crueldad, hambre, miseria); y por otro lado, porque la relación padre-hijo era diferente por completo a la que hoy conocemos, principalmente porque la mayor parte de los niños de las ciudades no vivía con sus padres.

La condición humana ha cambiado tanto, que se nos hace muy complejo imaginar cómo era el mundo y cómo lo habitaban esos hombres. Por eso es de gran ayuda conocer los cuentos de esa época y considerarlos como valiosos testimonios historiográficos, ya que nos muestran el sentido de la vida, la forma en que concebían al mundo. Sin dejar de lado las inmensas masas de analfabetos que desaparecieron justamente por no saber escribir. Ellos difundían y socializaban los cuentos a través de la oralidad, durante reuniones nocturnas.

Conocer todos estos aspectos nos permite comprender el largo proceso civilizatorio en el que aún estamos inmersos.

A modo de conclusión podemos afirmar que esta evolución que se ha dado en los conceptos trabajados, ha sido para lograr mejoras. Este proceso hace que crezca día a día el interés por fomentar la lectura entre los niños mostrándola como una esperanza. De esta manera vamos logrando un mayor equilibrio entre derechos y responsabilidades que nos hace replantear la relación adulto-niño.