Pensamiento ilustrado fue una revolución cultural e intelectual que se originó precisamente en Francia

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Situación social y económica Por primera vez, en el siglo XVIII, el campesino europeo, después de pagar a la Iglesia, al noble y al rey, queda con sobrante de dinero, que eleva su nivel de vida. Terminan las grandes hambres, epidemias de peste características del siglo XVII.

El aumento del poder adquisitivo del campesinado posibilitará un mayor consumo e impulsa un desarrollo de la industria textil y del hierro.

Vacío del poder monárquico 1808-1810

El afán de Napoleón (Ajaccio, Francia, 1769-Isla de Santa Elena, 1821) por conquistar Inglaterra, tras la derrota sufrida por la armada francoespañola en la Batalla de Trafalgar (1805), hará que el emperador francés busque una vía para lanzar su ataque a las Islas Británicas desde la Península. En virtud del Tratado de Fontainebleau (1807) se permite el paso de las tropas francesas por territorio español en dirección a Portugal, pero el ejército galo no estará de paso.

Pese a la desacertada política, el Secretario de Estado, Manuel Godoy, Príncipe de la Paz (Badajoz, 1767-París, Francia, 1851), consciente de la intención de los invasores franceses, desplaza a la Familia Real española hacia Sevilla, con una primera parada en Aranjuez, y un posible destino final en América, al igual que la Familia Real portuguesa. Esta circunstancia es aprovechada por los partidarios de Fernando VII (El Escorial, Madrid, 1784-La Granja de San Ildefonso, Segovia, 1833) para alentar un golpe de estado contra Manuel Godoy, lo que precipitará la abdicación del rey Carlos IV (Nápoles, Italia, 1748-Nápoles, Italia, 1819) en su hijo Fernando VII el 19 de marzo de 1808 (Motín de Aranjuez).

Napoleón no acepta a Fernando VII como rey pues, unos días después del Motín, Carlos IV había declarado nula su abdicación. Napoleón se convierte en árbitro de la disputa dinástica entre padre e hijo, y los atrae a la ciudad francesa de Bayona. Allí, Napoleón consigue la renuncia de los dos en favor de su persona, y, finalmente, cede el trono español a su hermano José Bonaparte que reinará como José I (Corte, Francia, 1768-Florencia, Italia, 1844).

El desgobierno, la falta de información veraz y la ocupación de la capital por el ejército del Mariscal francés Joachim Murat (Labastide-Fortunière, Francia, 1767-Pizzo, Italia, 1815) hacen que los españoles se levanten en armas el 2 de mayo de 1808 plantando cara a las tropas ocupantes que aplastan y reprimen la algarada popular.

La respuesta al vacío de poder que supone la partida del monarca y su posterior apresamiento en Francia, genera un movimiento revolucionario popular que nace el 2 de Mayo. Este culmina con la creación de las Juntas, unas instituciones capaces de aunar los distintos esfuerzos de oposición al invasor francés, ya que las autoridades nacionales y provinciales se ven incapaces de encabezar la resistencia. Se produce una crisis institucional que supone la vuelta del poder al pueblo. Entre estas juntas destaca por su papel en los territorios ultramarinos la llamada Junta Suprema de España e Indias de Sevilla.

Antes de la ocupación del trono español por José Bonaparte, Napoleón convoca en Bayona una diputación destinada a crear una constitución. El emperador francés entrega un proyecto elaborado previamente, en el que solamente se realizarán ciertas adaptaciones referidas a los sentimientos y aspiraciones de los españoles y, así, darle una apariencia de legalidad como documento aprobado por las Cortes del Reino. Esta constitución con carácter de carta otorgada es conocida como el Estatuto de Bayona. El texto fue aprobado el 6 de julio de 1808.