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ANALISIS DE LAS ENCICLICAS PAPALES RELACIONADAS CON EL DERECHO LABORAL

Enviado por   •  8 de Enero de 2019  •  2.899 Palabras (12 Páginas)  •  712 Visitas

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La importancia de esta encíclica radica en que la temática que trata: “el orden social” sigue teniendo vigencia hoy en día y las interrogantes acerca de este tema siguen siendo las mismas. Por tanto, “mientras existan relaciones humanas dentro y fuera de la empresa en donde surjan estos cuestionamientos, Quadragesimo Anno seguirá instruyendo sobre estas cuestiones vitales para todos los hombres. Es aquí donde radica su valor, vigencia e importancia” (Macias, 2017)

Otra encíclica que han sido de gran importancia para el derecho laboral es aquella publicada por el Papa Juan XXIII: Mater et Magistra, 1961, ('Madre y Maestra), la cual trata sobre “el reciente desarrollo de la cuestión social pero a la luz de la Doctrina Cristiana y presenta a la Iglesia como Madre y Maestra, de allí su nombre en latín Mater et Magistra. Enfatiza en el derecho de los trabajadores y campesinos de sindicalizarse y en la necesidad de que los salarios estén de acuerdo con la dignidad humana del trabajador y de su familia.” (Amaya, 2012)

Asimismo la encíclica “Popolorum Progressio”, publicada en 1967 por el Papa Paulo VI versa sobre la necesidad de promover el desarrollo integral de todos los pueblos. Desarrollo que implica a su vez que al menos el mínimo de los derechos laborales estén debidamente tutelados y garantizados, ya el trabajo además de constituir la principal fuente de ingresos que demandan la conservación individual, también representa el medio para el perfeccionamiento personal del individuo. Adicionalmente, al ser el hombre un ser social necesita de los demás para su supervivencia. En esta vida en comunidad, el deber cívico, moral y jurídico del trabajo, también va a afectar directamente al progreso económico y social de la sociedad. A su vez para lograr este objetivo, no es sufriente solamente el reconocimiento de estos derechos laborales sino que también se requiere de abundancia de bienes, que se logra mediante un uso adecuado de los recursos estatales y sobretodo de su justa distribución.

Es en base a estas premisas que Paulo VI, a través de su encíclica, propone cambios necesarios que deben darse en la población y los gobiernos, de manera que las innovaciones económicas, científicas y políticas, cada vez mayores en el nuevo mundo globalizado, tomen un rumbo humano y justo. “Porque todo programa planeado para lograr el aumento de la producción no tiene otra razón de ser que el servir a la persona humana; es decir, que le corresponde reducir las desigualdades, suprimir las discriminaciones, liberar a los hombres de los lazos de la esclavitud: todo ello de tal suerte que, por sí mismos y en todo lo terrenal, puedan mejorar su situación, proseguir su progreso moral y desarrollar plenamente su destino espiritual.

Cuando hablamos, pues, del desarrollo significamos que ha de entenderse tanto el progreso social como el aumento de la economía. Porque no basta aumentar la riqueza común para luego distribuirla según equidad, como no basta promover la técnica para que la tierra, como si se tornara más humana, resulte efectivamente más conforme para ser habitada." (Paulo VI, 1967)

En 1981 el papa Juan Pablo II publica la encíclica Laborem Exercens que literalmente significa trabajo laboral. "El enfoque general de esta carta responde a un análisis de la época moderna, en que se han desarrollado con enorme profusión experiencias de carácter económico, social, histórico, teológico, antropológico, etc. ayuda a comprender lo que ha acontecido y sigue aconteciendo en la historia, y de qué modo puede el hombre transformarse con su trabajo y hacerse más hombre."

Con esta carta Juan Pablo II pretende concientizar sobre la importancia del trabajo, y establecer su verdadero concepto, que va más allá de una simple actividad física, sino que constituye también parte importante del desarrollo espiritual del hombre, es parte de su naturaleza:

“Con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y la técnica, y sobre todo a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive en comunidad con sus hermanos. Y «trabajo» significa todo tipo de acción realizada por el hombre independientemente de sus características o circunstancias; [...] y a las que está predispuesto por la naturaleza misma en virtud de su humanidad. [...] el hombre está [...] desde el principio, llamado al trabajo. El trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criaturas, cuya actividad, relacionada con el mantenimiento de la vida, no puede llamarse trabajo; solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra. De este modo el trabajo lleva en sí un signo particular del hombre y de la humanidad, el signo de la persona activa en medio de una comunidad de personas; este signo determina su característica interior y constituye en cierto sentido su misma naturaleza.” (Juan Pablo II, Laborem Exercens, 1981)

Posteriormente se publicó "Sollicitudo Rei Socialis", el cual, siguiendo las ideas plasmadas en el Populorum Progressio, se enfoca en lograr el desarrollo del hombre a partir de una distribución equitativa de la riqueza.

“La temática de esta encíclica, también tienen una vigencia extraordinaria. El hombre de empresa no puede permanecer indiferente los problemas de marginación y de miseria. Debe reconocer el nexo orgánico entre desarrollo, solidaridad y liberación, entendidas cristianamente. De ahí que los hombres de empresa tengan la obligación moral de construir una mejor sociedad, más justa, más solidaria, más humana a partir de la empresa, a partir del trabajo.” (Loza)

“Los pueblos y los individuos aspiran a su liberación: la búsqueda del pleno desarrollo es el signo de su deseo de superar los múltiples obstáculos que les impiden gozar de una « vida más humana ».

Recientemente, en el período siguiente a la publicación de la Encíclica Populorum Progressio, en algunas áreas de la Iglesia católica, particularmente en América Latina, se ha difundido un nuevo modo de afrontar los problemas de la miseria y del subdesarrollo, que hace de la liberación su categoría fundamental y su primer principio de acción.

Conviene añadir que la aspiración a la liberación de toda forma de esclavitud, relativa al hombre y a la sociedad, es algo noble y válido. A esto mira propiamente el desarrollo y la liberación...” (Juan Pablo II, 1987)

Es así que en esta encíclica se recalca la importancia del trabajo para el desarrollo y progreso individual y colectivo, ya reconocido en el

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