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LA FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES.

Enviado por   •  11 de Abril de 2018  •  5.448 Palabras (22 Páginas)  •  416 Visitas

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Mirando hacia atrás, los signos que desembocarían en el «jueves negro» estaban escritos en las paredes. No hacía mucho, el 3 de septiembre, el precio de los valores negociados alcanzaba su máximo histórico. El 23 de octubre de 1929 las cotizaciones registraron una pérdida media de 18 a 20 puntos, y pasaron de mano en mano unos seis millones de títulos; al día siguiente, nueva caída de las cotizaciones, entre 20 y 30 puntos, e incluso de 30 a 40 para las grandes empresas.

En tan crítico momento, los primeros bancos del país y los corredores de bolsa más destacados intentaron salvar los negocios y reunieron 240 millones de dólares para sostener las cotizaciones mediante compras masivas, y en aquella sola jornada cambiaron de mano trece millones de acciones.

Tan desesperada tentativa produjo sólo resultados de carácter momentáneo; el lunes 28 de octubre, se produjo un nuevo descenso de 30 a 50 puntos, y al día siguiente que pasó a la historia con el nombre de "Martes Negro" fue la jornada más sombría de Wall Street. El pánico fue absoluto: en pocas horas, dieciséis millones y medio de acciones se vendieron con pérdidas a un promedio del 40 por ciento.

Más tarde, en noviembre, cuando se habían calmado un poco los ánimos, las cotizaciones habían descendido a la mitad desde el comienzo de la crisis de la bolsa, y no menos de 50.000 millones de dólares se habían desvanecido como el humo, con lo que quedaron en evidencia la inseguridad y fragilidad de los sistemas financieros.

La quiebra de la Bolsa de Nueva York fue el momento más dramático de una crisis sin precedentes; de todos modos, el derrumbamiento de Wall Street no fue el prólogo ni la causa de la crisis económica mundial: fue sólo su más espectacular síntoma. La desmedida producción no planificada y la brutal competencia que acarreó supusieron un rápido aumento de productos que no hallaban mercado, a la par de una acumulación monopolística de capitales en unas cuantas manos de grandes propietarios - "vejez de la industria", se la denominó -, sistema de una peligrosa concentración de capitales.

Los primeros indicios de recesión se dejaban sentir ya en los países productores de materias primas, mientras Wall Street vivía aún en plena euforia, primer síntoma de la falta de vigilancia y prevención de las situaciones cambiantes, por exceso de confianza. La depresión tenía causas múltiples: tras un periodo de fuerte expansión, sobrevino una crisis de coyuntura y adaptación, que podría decirse "normal", pero que estalló con violencia inaudita. De todas formas aquella crisis "normal" hasta cierto punto, era asimismo estructural, resultado de la guerra y sus funestas consecuencias, tales como la presión fiscal, las deudas de guerra y las reparaciones alemanas.

La racionalización y las nuevas técnicas industriales y agrícolas contribuían igualmente a la crisis. El aumento de producción por hora trabajada, sin aumentar la mano de obra, es beneficioso para la industria, pero no en todas las circunstancias. Un ritmo de expansión demasiado rápido acarrea dificultades de transición y adaptación. La racionalización del trabajo suprime empleos, y los trabajos disponibles para otros sectores de la producción, al haber desempleo, no pueden adaptarse siempre con suficiente rapidez; por tanto, este problema de readaptación provoca, en la mayoría de los países, un bache importante apenas transcurre el periodo de alta coyuntura. Aparte de ello, las dificultades internas y la inestabilidad de la política mundial impedían entonces la elaboración de cualquier planificación a largo plazo.

La quiebra norteamericana no fue en sus comienzos sino una quiebra de índole bolsística, el brusco estallido y desmoronamiento de un mito creado por los especuladores; no obstante, sus consecuencias fueron hondas y duraderas. Las personas arruinadas a causa del derrumbamiento de la bolsa de valores limitaron sus gastos, los afortunados que todavía disponían de algún capital quedaron atemorizados y se negaban a invertirlo de nuevo, y las fuentes de crédito se agotaron. Las consecuencias de todo ello fueron fatales en general para Europa y en particular para la economía alemana, que dependía casi por entero de los préstamos de los Estados Unidos a corto plazo.

La quiebra del sistema bancario

La inexistencia en Estados Unidos de un sector bancario fuerte de ámbito nacional y la quiebra inicial de algunos bancos hizo que la crisis bancaria se extendiera por todo el país, lo que multiplicó los efectos de la crisis. La Reserva Federal era la única que podía haber evitado una caída en cadena de los bancos mediante concesión de liquidez de forma masiva a los bancos, pero los gestores de la Reserva Federal, muy al contrario, redujeron la oferta monetaria y subieron los tipos de interés, y provocaron una oleada masiva de quiebras bancarias. Esta reducción de la oferta monetaria también provocó el inicio de un proceso deflacionista y la reducción drástica del consumo y el comienzo de una intensa depresión.

Efectos de la crisis

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PIB estadounidense en el período 1910–1960. La franja rosa resalta los años de la Gran Depresión (1929–1939).

[pic 2]

Desempleo en Estados Unidos en el período 1910–1960. La franja rosa resalta los años de la Gran Depresión (1929–1939).

La depresión subsiguiente fue la peor de la historia estadounidense. Durante al menos tres años y medio todos los indicadores sociales y económicos reflejaron un progresivo deterioro de la situación. En 1932 el producto interno bruto (PIB) había disminuido un 27 por ciento, y la producción industrial, un 50 por ciento. La inversión ni siquiera alcanzaba para el mantenimiento de las instalaciones existentes. Bajo estas presiones, el sistema bancario acabó por derrumbarse. En 1933, el desempleo llegó al 25 por ciento. Solo en 1940 se recobró el nivel de producción previo a 1929, y esto se debió al estallido de la II Guerra Mundial. Durante los primeros años de la depresión, entre 1929 y 1932, el índice general de precios en Estados Unidos disminuyó el 35,6 por ciento. Muchos economistas piensan que este proceso de deflación fue responsable de la profundidad y duración de la depresión, y también parece probable que esta prolongada deflación sólo fue posible por la política del Sistema de Reserva Federal de disminuir la oferta monetaria.

Reducción del PIB en Estados

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